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ESTADO NIÑO DEL YO


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2013  •  Examen  •  4.939 Palabras (20 Páginas)  •  453 Visitas

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Desarrolla tu informe en un archivo de Word, toma en cuenta sólo “Niño” y has un comentario de cada uno de los aspectos que hayas encontrado y envía esta actividad a través de este medio.

ESTADO NIÑO DEL YO

"Es una serie de sentimientos, actitudes y normas de conducta que son reliquias de la propia infancia del individuo".

En el Niño están los componentes biológicos de la personalidad como son el sexo, la estatura, la inteligencia, el color de ojos o de cabello. También en él se encuentran sus primeras experiencias, sus modos de abordar la realidad, su creatividad, su intuición, su curiosidad, su ingenio,... Contiene todos los impulsos naturales junto con todas las grabaciones recibidas en la infancia, las primeras experiencias, las reacciones que experimentó, las respuestas que dio, las "posturas" que asumió con respecto a sí mismo o a los demás.

En definitiva, el estado Niño del yo es el que contiene todo lo que era el individuo cuando niño.

El Niño es el primer estado del Yo en aparecer. A partir de él se diferencian más tarde el Adulto y, finalmente, el Padre.

Aunque su tipo de pensamiento es mágico (cree en lo irracional, la superstición, por lo cual gran parte de la población en la que predomina el Niño es víctima de charlatanes, adivinos, curanderos, etc.) también detenta curiosidad, creatividad, intuición, captación global de las cosas, personas y situaciones. Es lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros, lo que nos gusta hacer. Emplea un lenguaje simple y transmite y capta una gran riqueza de mensajes no verbales (gestos, tonos de voz, miradas, tono muscular, ritmo respiratorio, cambios en el color de la piel) muchos de los cuales no son percibidos ni por el emisor ni por el receptor, pero tienen un importantísimo efecto en la comunicación.

CASO ILUSTRATIVO

Un padre de familia deseaba llevar a su hijo a un determinado colegio con el fin de que recibiera una adecuada educación pero fue aconsejado que lo investigase cuidadosamente. El colegio tenía un sistema de enseñanza un tanto informal y de vanguardia en el que fundamentalmente se estimulaba la creatividad. Al ver el colegio y recibir las explicaciones de su funcionamiento fue fácil observar en él tres reacciones diferentes: en primer lugar frunció el ceño y dijo "no creo que ningún niño pueda aprender nada aquí, y más con este desorden". Posteriormente sus gestos se suavizaron y mientras reflexionaba se decía: "antes de decidir voy a informarme bien y a hablar con padres de alumnos para averiguar la evolución escolar". Mientras seguía pensando su cara se suavizó aún más y esgrimiendo una sonrisa se dijo: "cómo me hubiese gustado ir a un colegio como este".

Al analizar con esta persona sus distintas observaciones se vio claramente como en la primera reconocía la reacción de su propio padre; en la segunda era su Adulto el que buscaba la mayor información; la tercera era la de su Niño que recordaba sus propias experiencias escolares poco felices.

Según el análisis estructural, cada persona puede responder a un estímulo específico en formas muy diferentes desde cada uno de los estados del yo.

Veamos algunos ejemplos para facilitar la comprensión a la hora de distinguir desde que estado del yo están surgiendo nuestras respuestas:

Ante una música rock a todo volumen:

Padre: Y se atreven a decir que ese ruido es música.

Adulto: Esa música tan alta me impide concentrarme.

Niño: Con oírla se me abren las ganas de bailar.

Ante un cuadro abstracto:

Padre: A cuatro manchas le llaman arte.

Adulto: Por la marca que lleva está vendido.

Niño: ¡Oh, qué colores tan bonitos!.

Ante una pelea callejera:

Padre: Son unos energúmenos, tenían que matarse.

Adulto: Voy a llamar a la policía.

Niño: ¡Dale, dale!.

Ante un nuevo conocido que echa el brazo por el hombro:

Padre: Cuando actúa así no te fíes, algo querrá.

Adulto: ¿Qué significa este gesto?.

Niño: Me dan miedo los desconocidos.

Ante un empleado que llega tarde al trabajo:

Padre: Es usted una gandula, la próxima vez va a la calle.

Adulto: He de informarme de lo ocurrido.

Niño: !Ojalá pudiera yo llegar tarde!.

Ante el despertador por la mañana:

Padre: Tengo que irme a trabajar

Adulto: Son las ocho de la mañana

Niño: ¡Uf, Que sueño¡

En general, no resulta difícil distinguir en que estado del yo se encuentra la persona en función de su comportamiento o de sus respuestas. O aplicado a uno mismo, el comprender desde donde estamos funcionando en cada momento. Sin embargo, en la práctica, el aspecto más difícil de todo lo relacionado con el análisis estructural de la personalidad es lograr interiorizar "que Niño, Adulto y Padre no son ideas más o menos útiles, o neologismos interesantes y fáciles de comprender, sino que se refieren a fenómenos basados en realidades verdaderas".

Es decir, al Padre lo llamamos así porque desde él imitamos realmente la conducta y el estado mental de nuestros propios padres haciendo, diciendo, pensando o sintiendo como ellos lo hacían en esa situación. Al Adulto lo llamamos de esta manera no porque la persona esté desempeñando tal papel, sino porque en ese estado demuestra una probatura de la realidad efectiva. Por último, el estado del yo Niño implica no que la persona actúe como lo harían los niños, sino que lo hace como ella misma lo hacía cuando niño, con las mismas actitudes, modos, etc.

La comprensión y aceptación de esta realidad es algo imprescindible para el avance personal dentro de esta teoría.

No es de extrañar, sobre todo al principio de la comprensión de este enfoque teórico, que resulte difícil entender al Padre, Adulto, Niño, como realidades en el propio mundo interno; sin embargo, a medida que la persona va observándose a sí mismo, va tomando conciencia de que cuando, por ejemplo, está con sus hijos o con personas en situación de dependencia de ella, actúa de una forma determinada que tiene mucho que ver con la de sus propios padres. O de otro modo, cuando juega o se divierte, cuando se expresa de forma expansiva o se inhibe, cuando se avergüenza o siente temeroso, cuando se ríe o se siente poderoso,... realmente lo hace de una manera que no difiere o es la misma que ya tenía cuando era niño. También, toda persona en mayor o menor grado, es capaz de discernir la realidad de forma clara y objetiva; incluso aquellos cuyo adulto está más deteriorado en un momento determinado saben contestar de forma adecuada a cualquier pregunta sencilla. Por tanto, como toda persona ha sido niño, ha tenido unos padres

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