Edipo, organizador del deseo
Enviado por Agus Schiro • 27 de Julio de 2017 • Síntesis • 1.872 Palabras (8 Páginas) • 481 Visitas
Edipo, organizador del deseo.
Introducción:
El complejo de Edipo, se trata de la primera instancia que se distingue en el varoncito, estallido de emociones de amor y odio en el que el niño se ve sucumbido. Desea a su madre en sentido pleno, aborrece todo lo que pueda ser una competencia para él o un obstáculo entre el vínculo de ambos. Aquí hablamos de un enemigo inconsciente, la figura del padre, sujeto fálico que ocupa el segundo puesto en la vida del pequeño. Podemos entender este mundo de relaciones filiales como un triángulo, del cual destacamos como concluyente que la conflictiva edípica debe ser reprimida. La actitud edípica del varón pertenece a la fase fálica
El mito de Edipo Rey, es una tragedia griega de Sófocles de fecha desconocida. Una de las temáticas que se plantean desde esto, sería la conducta inaceptada o censurada por parte de la sociedad debido a cuestiones culturales, sociales o religiosas (Tabú); En este caso el tabú de las relaciones incestuosas.
En el psicoanálisis freudiano, se toma al complejo de Edipo como la atracción pre-sexual, que inconscientemente, siente un niño por su madre y a su vez el sentimiento de rechazo por la figura paterna. Lo significativo de estos complejos es que son los que estructuran la personalidad, de su resolución, fracaso o desvío van a depender diferentes cuadros clínicos.
Sigmund Freud descubre el complejo en su autoanálisis, y lo comunica en una carta que dirige a su amigo el Dr. Fliess. Luego lo va a descubrir en el análisis con sus pacientes.
En una determinada etapa de la infancia, entre los tres y los cinco años, ambos sexos desean sexualmente a la madre (quieren ser todo para ella) y proyectan deseos de muerte hacia el padre, pero ambos van a terminar siendo reprimidos. Aclaramos que no quiere decir que cuando se dirigen hacia la figura paterna, no transfieran sentimientos de amor/odio, a la vez; una posición ambivalente.
El complejo de Edipo es universal y aclaramos que el sujeto paterno, puede ser cualquiera que atente contra el objetivo y fin del niño edípico. Este complejo tiene doble sentido, activo y pasivo.
El Edipo casi siempre deja algún trastorno pendiente, porque la sexualidad es traumática, más que nada el descubrimiento de la diferencia sexual.
En un orden seria etapa preedipica, castración y sepultamiento del C. de E. Añado que del complejo de Edipo sale como herencia el superyó. Que representa la moral y la ética.
Edipo en el niño:
El padre es su rival, lo quiere eliminar y sustituir. Primero el niño se identifica con el padre, y luego lo quiere sustituir. El onanismo de la primera infancia activa el complejo de castración. El infante desea a la madre, pero termina sintiendo una amenaza de castración a raíz de su observación sobre los genitales femeninos. Es aquí donde cree que la niña esta castrada, por haber hecho algo indebido. La mujer buena, su madre, tiene falo.
Cuando se percata de la castración de la niña, le genera horror o menosprecio. La castración es, para el varón una inhibición y para la mujer una posibilidad. La niña ya está castrada, el niño por castrar.
El complejo de Edipo cae sepultado, se reprime y luego aparece el periodo de latencia. La falta de satisfacción esperada, las desilusiones hacen que el complejo caiga a pique, la amenaza de castración proviene de mujeres. La primera experiencia de separación viene del pecho materno, luego de la materia fecal y luego del nacimiento de otro.
Hay un conflicto que se genera aquí antes del despojo del complejo, se tiene que elegir entre el interés narcisista del pene o la investidura libidinosa de los objetos parentales, como resultado se elige el primero.
Cuando aparece la latencia, luego de la represión, esto se trata de una interrupción del desarrollo sexual del niño. Con la latencia aparece el pudor, asco, disminuyen las actividades sexuales, etc.
En el niño existe una primacía del falo, al principio no entiende que hombre o mujer tienen distintos órganos genitales, al principio cree que la niña tiene un falo pequeñito y luego cree que al falo se lo quitaron.
Esta la etapa preedipica, donde ambos aman a la madre y tienen un lazo creado, luego la etapa auto erótica, donde aparece el chupeteo o la succión, después la asociada con centros como el ano, la boca o los genitales y por último la etapa donde exhiben su propio cuerpo sin vergüenza, etc.
El primer vinculo de amor del niño, se sepulta justamente por ser el primero.
La diferencia entre el niño y la niña es que, en el primero no tiene que modificar nada respecto de su objeto y su zona erógena, en cambio la niña debe cambiar objeto (primero madre, luego padre) y de zona erógena (clítoris y luego vagina).
Edipo en la niña:
Aquí la niña desea, envidia el falo del niño. Puede tener complejo de masculinidad o aparecer el proceso de desmentida (como nacen los bebes), en la niña aparecen celos, sale de la envidia del pene y empieza a rechazar a la madre porque la creo insuficiente, incompleta.
En la niña las envestiduras de objeto tienen más intensidad que en el varón. La niña al sentirse castrada tiene tres orientaciones: inhibición sexual, alteración de carácter (se cree niño) y la feminidad normal. La mujer desea más ser amada, que amar ella misma.
Cuando la niña conoce la diferencia anatómica de los sexos, se separa del niño. Resigna el deseo de un pene y lo reemplaza por el deseo de un hijo de su padre. El objeto es el padre.
Cuando se despliega la feminidad, se remueve la sexualidad clitoridea.
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