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El Adolescente Y La Religión


Enviado por   •  4 de Agosto de 2013  •  1.736 Palabras (7 Páginas)  •  335 Visitas

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El adolescente y la religión

La religión representa una parte muy importante en la vida de todo ser humano, ya sea que sea consciente de ello o no, el hombre es un ser religioso, así lo demuestra la historia, y durante su existencia tendrá necesidad, en algún momento, que creer en algo o alguien.

Durante la adolescencia es común que el sujeto cuestione todo creencia religiosa, aún aquella que está arraigada en el seno de su familia nuclear. El ser humano tiende a Dios, y aunque este ensayo no pretende ser un tratado teológico, es importante analizar lo que la religión representa en esta etapa del ser humano, y podría ayudar a entender porque el adolescente se aparta de todo lo convencional en cuanto a fe refiere.

“La evolución religiosa está íntimamente relacionada con el desarrollo de la conciencia en general y de la conciencia axiológica en particular, es decir el sistema personal de creencias y valores”. Esta aseveración es importante pues demuestra la importancia de la conciencia, pues ésta regirá en gran medida la actuación de la persona a lo largo de toda su existencia.

“Los niños entre los 6 y 10 años comienzan a aprender y a aceptar las ideas religiosas sostenidas en su medio familiar y social, la modalidad de estas creencias está rodeada de una actitud mágica en la cual consecuentemente no prevalece la reflexión ni el cuestionamiento” (Griffa y Moreno, 1999).

El adolescente, en su búsqueda por ser diferente o por pertenecer a un grupo, es capaz de alienarse, pues está ávido de conocer nuevas doctrinas, su fe, en el caso de la religión católica, es la de un niño pequeño que sólo asistió al catecismo.

Aún cuando el adolescente puede, en esta etapa, distinguir perfectamente entre el bien y el mal, una buena formación religiosa podría ser de gran ayuda en esta difícil y complicada edad ya que puede, en cierto modo, ayudar al adolescente a evitar cometer alguna falta grave, sea un delito, sea una adicción.

El adolescente, con tal de contrariar a sus padres, parece un ser alienado, capaz de cosas que sus progenitores ni siquiera imaginan. Hace ídolos de cualquier cosa o persona, un cantante, una marca de ropa y, lo que puede ser peor, de gente mal intencionada y que le lleva inclusive a cometer un delito.

Está en una etapa en la que se cuestiona la existencia de un ser superior, para el adolescente, cualquier religión está pasada de moda, él no necesita a Dios, se cree capaz de hacer cualquier cosa, pues sus experiencias son muy limitadas en ese sentido. Hay una rebeldía característica de este período, también se da a través del cuestionamiento, la crítica y el rechazo frente a temas doctrinarios y normas de fe. La auto-clarificación y decisión se da en la adolescencia y juventud, la propensión a teorizar y reflexionar propia de esta edad se extiende a los problemas religiosos. La imagen de Dios que tiene el adolescente ya no es concreta y la siente como algo completamente inaprehensible en la concreción de una representación, como algo que desborda a todas las medidas y normas accesibles. La consolidación de su pensamiento abstracto le permite la superación de la representación antropomórfica de Dios, así lo descubre como el otro, como persona divina (Griffa y Moreno, 1999).

El hombre por naturaleza, es un ser religioso, sin embargo, en la etapa de la adolescencia, parece estar totalmente perdido. Pretende no necesitar absolutamente ninguna religión, él es dueño de su vida y puede alejarse sin mayor problema de cualquier creencia que le haya sido inculcada. Dios no existe, se lo dicen los cantantes, los libros, las películas. En los medios masivos de comunicación se muestran al adolescente como ídolos todo tipo de seres ajenos a él: vampiros, magos, brujas. Eso es lo que no soy, entonces es válido para los adolescentes, no lo que me han hecho creer en casa.

El que el adolescente promedio tenga acceso a este tipo de historias no resulta peligroso cuando sabe y puede diferenciar entre realidad y fantasía, sin embargo, puede ser muy peligroso para un adolescente hipersensible y con problemas, ya sea en el hogar, la escuela, etc., pues se puede aislar de la sociedad o buscar individuos que creen en las mismas cosas que él. Esto resulta preocupante, el joven parece vivir en otro mundo, alejado de las cosas terrenales, pero no para vivir de manera espiritual, sino en un universo plagado de seres producto de la imaginación de otras personas. Idolatran a un actor, al grado de que llegan a pensar que él es lo que su personaje proyecta. Se ven a sí mismos como tocados por la mano de ese ser imaginario, que no es en absoluto espiritual y sólo los lleva a una conducta alienada.

En su búsqueda por tener algo en que creer, idolatran hasta un grado inconcebible a un cantante, actor, personaje, etc. esto no es grave, pero llegan en ocasiones a separarse de su núcleo familiar siendo capaces de hacer cualquier cosa con tal de estar cerca de su ídolo. Un ejemplo de lo anterior

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