Lectura Adolescentes
Enviado por brendab • 18 de Agosto de 2011 • 731 Palabras (3 Páginas) • 778 Visitas
Valor Educativo
Evitar los abusos y la "ley del más fuerte"
Elementos principales
Idea y enseñanza principal Ambientación Personajes
Por muy grande o fuerte que alguien sea, siempre hay alguien más grande que puede hacer lo mismo La tierra de dragones y gigantes Un pintor, un dragón y un titán
El pintor, el dragón y el titán.
Hubo una vez un pintor que en uno de sus viajes quedó tan perdido por el mundo que fue a dar a la guarida de un dragón. Éste, nada más verle, rugió feroz por haberle molestado en su cueva.
- ¡Nadie se atreve a entrar aquí y salir vivo!
El pintor se disculpó y trató de explicarle que se había perdido. Le aseguró que se marcharía sin volver a molestarle, pero el dragón seguía empeñado en aplastarle.
- Escucha dragón. No tienes por qué matarme, igual puedo servirte de ayuda.
- ¡Qué tonterías dices enano! ¿cómo podrías ayudarme tú, que eres tan débil y pequeñajo? ¿Sabes hacer algo, aunque sólo sea bailar? ¡ja, ja,ja,ja!
- Soy un gran pintor. Veo que tus escamas están un poco descoloridas y, ciertamente, creo que con una buena mano de pintura podría ayudarte a dar mucho más miedo y tener un aspecto mucho más moderno...
El dragón se quedó pensativo, y al poco decidió perdonar la vida al pintor si se dedicaba como esclavo suyo a pintarle y decorarle a su gusto.
El pintor cumplió con su papel, dejando al dragón con un aspecto increíble. Al dragón le gustó tanto, que a menudo le pedía al pintor nuevos cambios y retoques, al tiempo que le trataba mucho mejor, casi como a un amigo. Pero por mucho que el pintor se lo pidiera, no estaba dispuesto a dejarle libre, y le llevaba con él a todas partes.
En uno de sus viajes el pintor y el dragón llegaron a una gran montaña. Estaban recorriéndola cuando se dieron cuenta de que la montaña se movía... y comenzó a rugir con un ruido tal que dejó al dragón medio muerto de miedo. Aquella montaña era en realidad un gigantesco titán, que se sintió tan enfandado y ofendido por la presencia del dragón, que aseguró que no pararía hasta aplastarlo.
El dragón, asustado por el tamaño del titán, se disculpó y trató de explicarle que había llegado allí por error, pero el titán estaba decidido a acabar con él.
- Pero escucha, gran titán, soy un dragón y puedo serte muy útil- terminó diciendo.
- ¿Tú, dragón enano? ¿Ayudarme a mí? ¿Pero sabes hacer algo útil? ¡ja, ja, ja, ja!
- Soy un dragón, y echo fuego por mi boca. Podría asar tu comida y calentar tu cama antes de dormir...
El titán, igual que había hecho antes el dragón, aceptó la propuesta, quedándose al dragón como su esclavo, tratándolo como si fuera una cerilla o un mechero. Una noche, cuando el titán dormía, el dragón miró entristecido y avergonzado al pintor.
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