El Amor Y El Noviazgo
Enviado por edu999 • 30 de Junio de 2014 • 9.788 Palabras (40 Páginas) • 297 Visitas
Lo que el Joven debe Saber Sobre EL AMOR Y EL NOVIAZGO
Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.
Sitio Web: Un mensaje al corazón
El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. 1Cor 13.4-7
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
¿QUÉ ES EL AMOR?
EL NOVIAZGO
CONCLUSIÓN
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INTRODUCCION
El amor es un don de Dios y nace dentro de cada persona como una fuente de agua cristalina, pura y milagrosa, que mientras más corre se vuelve más caudalosa y se extiende sin medida.
El ser que ama sabe que es importante y necesario porque dentro de sí contiene la vida de Dios. Su misión consiste en compartir esa vida con personas que esperan sedientas ese torrente vital de amor.
El que ama se convierte en un puente entre lo divino y lo terreno. Aunque la persona algunas veces no sea consciente de ello, el amor que da transforma el mundo, haciendo que las rosas marchitas recobren vida, las praderas secas adquieran verdor y los cauces secos de los corazones tristes se empapen de Dios.
El amor no se da calculadamente. El que ama no espera recompensa por su amor ni reclama derechos, privilegios ni gratificaciones por el amor que da.
El amor no se vende, ya que hacerlo es profanar algo que viene del mismo Dios. El amor no es una mercancía que se intercambia por dinero, protección, compañía, sexo o cariño.
El que ama se da a los demás y respeta la integridad e individualidad de su prójimo. Sabe que el otro también es persona y lo reconoce siempre como tal; no busca hacerlo a su propia medida ni atropella su dignidad. El que ama sabe que la otra persona no es perfecta y aprende a tener paciencia, comprensión y capacidad de perdonar. La persona que ama sabe que el otro es un fin en sí mismo, no un medio para obtener placer, diversión o enriquecimiento. Reconoce, pues, el valor infinito de la persona, no lo instrumentaliza, lo usa ni lo cosifica.
El que ama promueve lo mejor en los demás y busca siempre la felicidad del otro. Es realista y ve tanto las virtudes como los defectos. Si pudiera mirar a la persona amada por dentro, sería capaz de descubrir sus grandes valores; cuando la mira exteriormente capta sus limitaciones y problemas. Se imagina cómo esa persona especial puede llegar a ser en el futuro, cuando esté más realizada y plena, ayudando con perseverancia y amor a que se cristalice sea realidad.
El que ama vive en Cristo y en sus manos se ven también las señales de los clavos, porque el que ama sufre, se sacrifica y da hasta la vida por los que ama. El que ama, en definitiva, aguanta y resiste todo por amor, porque Dios es . . . ¡Amor!
¿QUÉ ES EL AMOR?
El amor es la base de la realización humana plena. Es como el aire que se necesita respirar para poder vivir. El amor cuando es auténtico implica una entrega de todo el ser a Dios, a los demás, a causas nobles e implica una entrega sin esperar recompensa. El amor se convierte en un amor egoísta cuando solamente se hacen las cosas esperando una retribución y no se hace nada si no se tiene la seguridad de obtener algo a cambio. El que no ama "vive medio muerto".
Ahora te pregunto a ti, joven: ¿Has amado alguna vez sin esperar recompensa o es tu amor egoísta? Si no estás preparado para contestar esta pregunta es que todavía no has descubierto lo que es el amor auténtico.
El amor es . . . buscar el bien del otro
La persona que busca el bien del otro procura saber qué es lo que éste necesita y, si está de acuerdo con sus posibilidades, le ayuda a obtenerlo. La persona que ama se preocupa en ayudar al otro a que se sienta bien. En la medida en que busques desinteresadamente el bien del otro, lo harás más feliz. ¡Eso es amor!
Para procurar el bien de otra persona hay que conocerla. El gran drama a nivel familiar es que, después de tantos años de convivir, no se conoce a la mamá, al papá o al hermano de una forma plena. No se sabe lo que piensan ni lo que quieren; se convive con ellos, pero es como si fueran extraños. ¿Cómo le puedes dar lo que necesitan si no los conoces de verdad? El conocimiento de la otra
persona es fundamental para que puedas amar de verdad, porque nadie puede amar lo que no conoce.
El amor es . . . perdonar
El que no ha aprendido a perdonar, no puede amar; y el que no ama no es feliz. La persona que mantiene en su alma rencores terribles no ha descubierto el amor auténtico y, por consiguiente, no ha aprendido a perdonar.
Nadie puede perdonar si no comprende por qué el otro ha actuado como lo ha hecho. Por ejemplo, tu papá puede ser muy agresivo, estar siempre nervioso y regañándote. Antes de apresurarte a juzgarlo, primero intenta averiguar por qué tu papá tiene siempre esa actitud. Puede ser que, en su infancia, tu papá tuvo un padre que también fue muy agresivo y lo trató muy mal. Posiblemente, desde muy joven tuvo que trabajar mucho y nunca aprendió a descansar. Además, puede ser que haya sufrido un fracaso en su trabajo o en su negocio. Si haces el esfuerzo por conocer más a fondo a tu padre, podrás comprender mejor por qué él es tan agresivo contigo, lo podrás perdonar y olvidar las ofensas y agresiones que te haya hecho.
Cuando uno comprende que la persona puede haber sufrido traumas y hasta estar enfermo mental o emocionalmente, entonces se le puede perdonar más fácilmente. Hay muchachos que odian a su papá y sienten un deseo oculto, pero muy profundo, de venganza. Ellos no han aprendido a perdonar. Siempre habrá alguien que querrá hacerte daño o causarte sufrimiento. Por eso, si en verdad quieres ser feliz, debes aprender a perdonar. Perdonar implica olvidar y es indispensable para lograr la paz y la felicidad.
El amor es . . . corregir con amor los defectos del otro
La persona que ama sabe corregir con amor. No busca la primera oportunidad para restregarle en el rostro los defectos a su hermano, a su mamá, a otro familiar o a un amigo. La persona que ama no exhibe públicamente a su hermanito, a su novia o su mamá recordándole el fallo que cometió ayer o el problema que tuvo la semana pasada. Quien actúa así no ha aprendido a amar.
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