El Caso Catalina
Enviado por Deniseguerra10 • 16 de Enero de 2012 • 458 Palabras (2 Páginas) • 974 Visitas
El caso de Catalina
Catalina fue hija única de padres de cierta edad. Su papá era ortodoncista y su mamá era higienista dental. Ambos estaban convencidos que, después de no haber tenido hijos, por infertilidad diagnosticada veinte años antes, que a los cuarenta y cinco años la mamá no saldría embarazada --- lo que fortuitamente sucediera.
Cati, como todas la llamarían era una muñeca en su apariencia. Rubia, como sus padres, con ojos azules, y tímida… como decían que, también fuera el papá; cuyo hobby era la filatelia, al que devotaba todo el tiempo posible.
Cati, comenzó kindergarten en una escuela parroquial, donde a menudo, sufriera períodos de la Fobia Escolar. A la edad de dos años, la mamá la tuvo que llevar a un psicólogo cuando restringiera su dieta a palomitas de maíz exclusivamente; y cuando, por un par de años después, exhibiera el Mutismo Selectivo.
Cati, a pesar de presencia inmaculada y belleza natural persistió en ensuciar las pantaletas hasta los seis años, lo que le produjo rechazo por niños y maestros en la escuela.
Nunca hablaba en clase, y cuando lo hiciera, su voz era casi inaudible. Lloraba y enrojecía, si la maestra insistía en que hablara más alto.
Cati, no tenía amigos de ningún sexo; y aún sus primos preferían no ir a visitarla.
La primera comunión se pospuso indefinidamente, porque a Cati, le daba vergüenza asistir a las clases necesarias para la preparación requerida.
A los quince años sus períodos menstruales cesaron y la conocimos cuando sufriera de un caso florido de la anorexia nervosa.
Habiendo recuperado casi todo el peso que perdiera dietando, fue cuando se descubriera que había dado comienzo a comportamientos bulímicos.
Las harturas que se daba eran extremas, las que eran seguidas por el vómito auto-inducido y profuso.
Muy pronto se deshidrató y fue necesario admitirla en nuestro centro para tratamiento especializado de los trastornos del comer.
En las terapias de grupo, a menudo, la paciente se sentía acalorada y se ruborizaba en las mejillas, el cuello y las orejas. Entonces, reportaba zumbido de los oídos y vértigo, acompañado de dolores de cabeza y de la nuca. Síntomas compatibles con los ataques de pánico, de que asimismo sufriera.
Los terapeutas de grupo lo atribuían a ansiedad social, y olvidaban reportar estos episodios al director médico.
Cuando el vómito, en ocasión, ocurriera, se le atribuyó a la herencia de migrañas de las que la madre sufriera.
Exámenes físicos no pudieron explicar lo que a Cati la aquejaba.
Fue un día, durante la terapia individual, cuando en la descripción detallada de sus síntomas, se descubrió, que si bien, Cati se ruborizaba en situaciones sociales extrañas, que sus rubores poseían un aspecto de paroxismo en su aparición sorpresiva, y que seguían un patrón de dolor de cabeza
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