El Corazon Del Hombre

EL CORAZÓN DEL HOMBRE

El libro comienza hablando del instinto destructor que tiene el hombre, si es natural o es inducido, si el hombre es malo o perfecto por naturaleza, el tema del primer capítulo es tratar de aclarar si el hombre es “lobo o cordero”, según diferentes situaciones (si su actitud es propio o es causal por imitar a otros). Se hace alusión a algunos “lobos” o destructores de la humanidad tan grandes como Hitler o Stalin pero se comenta también que estos no son el común denominador, sino que más bien son la excepción.

Para la ilustración el hombre no tenía que elegir, su maldad era por causa de las circunstancias. Pensaban que si se suprimían estas circunstancias el hombre por ende sacaría toda la bondad, este concepto fue dado gracias a que en esta época de grandes progresos el hombre sintió confianza en sí mismo. Después de esto, algunos hechos bélicos importantes de occidente desacreditaron esta forma de pensar.

Para Fromm como psicoanalista es difícil creer que el hombre es bondadoso por naturaleza, para él, el hombre ordinario con poder extraordinario es el máximo peligro y no el que es malvado o sádico, ya que el primero al sentirse con todo el poder, muchas veces en lugar de sacar lo mejor de sí mismo, saca lo peor.

El destruir por el gusto a la destrucción según Fromm está formado por tres fenómenos, el amor a la muerte, el narcisismo maligno y la fijación

simbiótico-incestuosa, esto conduce a un síndrome de decadencia en contraposición al síndrome de crecimiento, sin embargo pocos son los hombres que están inclinados completamente hacia uno u otro.

Para hablar del instinto destructor debemos hablar primero de los tipos de violencia y estos son:

Violencia juguetona o lúdica, en esta la motivación principal no es la destructividad sino la destreza aun que puede tener una parte oculta de impulsos destructores ocultos. Violencia reactiva, tiene su raíz en el miedo imaginario o no y es en defensa propia, por frustración puede ser cuando no se consiguen los fines que se desean, por envidia cuando además de no conseguir lo que se desea no se consigue por que otra persona lo tiene. Violencia por venganza, ya un poco más encaminada a la patología, en esta la motivación ya no es defensa a la vida es más bien un ataque por el daño producido y muchas veces la venganza se vuelve el sentido de la vida misma. Violencia por quebrantamiento de la fe, el motivo es que ya no hay nadie en quien confiar, en quien creer, el desengaño de la vida condice al odio de las misma. Violencia compensadora, tiene sus raíces en la impotencia, cuando el hombre se siente incapaz de producir, de trascender positivamente lo hace negativamente. Violencia por la sed de la sangre, El derramamiento de sangre es la suprema afirmación de sí mismo como un modo de trascender la vida.

Una vez que ya se habló de los tipos de violencia podemos hablar entonces de las tendencias en contra de la vida que son la esencia del verdadero mal, estás son la necrofilia (biofilia), el narcisismo y la fijación simbiótica en la madre.

La necrofilia es el amor a la muerte, la fuerza (modo de vida) como medio para lograr lo que se desea, es la capacidad de matar pero llena de complacencia por hacerlo, el necrófilo ama el control, el orden, la inmundicia, el sadismo, convierte todo lo viviente en objetos, para él lo importante es lo pasado (aun que un necrófilo no necesariamente tiene todos estos rasgos).

La biofilia, es lo contrario a la necrofilia, es amor a la vida, amor expresado no solo en conservar la vida y evitar la muerte sino amor expresado en la tendencia de crecer y unir. La persona biófila, gusta de los cambios, de las emociones nuevas, es funcional, trata de influir no de obligar.

El hombre promedio es una mezcla entre ambas, ni tan malo ni tan bueno sin embrago lo realmente importante es que tan desarrollada este una u otra tendencia.

Cuando prevalece el amor por la muerte surgen los problemas que han aquejado a la sociedad postmodernista como lo son la industrialización desmedida, el consumismo, el hecho de que el hombre ya no es visto como hombre sino como objeto, como un instrumento que puede utilizar otro hombre para alcanzar posesiones, el hombre solo vale por lo que tiene entre muchos otros (Homo mechanicus con actitud burocrática-mecánica). Esto no quiere decir que los procesos de industrialización son contrarios a los principios de vida, los problemas se dan cuando los principios de vida están subyugados a los de la mecanización.

Otro tema que aborda el libro es el del narcisismo y lo que pretende examinar Fromm en este, es el papel que tiene en las cuestiones de nacionalismo, odio entre naciones, destrucción y guerra. Para Fromm, el narcisismo normal se desarrolla en una persona cuando ha reducido al mínimo socialmente aceptado sin que desaparezca por completo y de una manera anormal en la psicosis, que es narcisismo absoluto, en ella el individuo perdió su conexión con el mundo, para él, él mismo es todo. Según lo anterior, existen tipos de narcisismo que van hasta los extremo como en el caso de la hipocondría moral, en la que uno solo se preocupa de su conciencia y se desconecta del mundo (narcisismo negativo).

Un narcisista se reconoce por que presenta todas las señales de satisfacción de sí mismo, por su susceptibilidad a toda clase de crítica, para el todo lo que no es él mismo es inferior, sucio, inmoral, etc. El narcisismo también es visto como una necesidad biológica ya que el hombre lo utiliza como una herramienta para la supervivencia aunque al mismo tiempo es visto como una amenaza para ella si no se tiene un narcisismo hasta cierto punto controlado,

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