El Cuento De Nunca Jamas

HOY quiero ponerme en la piel de todos y cada uno de los casi doscientos mil catalanes que firmaron para avalar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que iba a blindar la Fiesta en toda España e iba a devolver las corridas de toros a Cataluña. En la piel de todos y cada uno de esos casi doscientos mil aficionados catalanes a quienes con la mejor fe y la mayor de las ilusiones se les pidió su firma para conseguir que el sueño de volver a La Monumental fuera una realidad, y ahora se sienten engañados.

Quiero también ponerme en la piel de todos y cada uno de quienes se lanzaron a la aventura de conseguir ese más de medio millón de firmas que avalaron la ILP que iba a declarar a la Fiesta Bien de Interés Cultural y que se dejaron casi la vida en el empeño.

Quiero ponerme en la piel de todos y cada uno de los miembros de la directiva de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña que parieron la idea y que casi se dejan en el camino lo que no tenían, que perdieron horas de sueño, días, semanas y meses de dedicación en exclusiva a esa ILP, que finalmente ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados.

Quiero ponerme en la piel de cada uno de todos ellos y me siento, como ellos, engañado. Engañado porque la ley que declara a la Tauromaquia Patrimonio Cultural no propicia la vuelta de los toros a Cataluña, cuando desde el minuto uno se nos dijo que en la Mercè volverían las corridas de toros a esta Comunidad. Pues, ya ven, nada por aquí, medio millón de firmas por allá, unas competencias que no hay que tocar por si se pisa algún callo de más, y el resultado es que de vuelta de los toros nada.

Y es que si para algo ha servido esta declaración es para que algunos políticos se retrataran nuevamente ante los aficionados. Ojalá que el trabajo de un puñado de catalanes entusiastas más el respaldo de casi doscientos mil más sirva para consagrar la Fiesta como se merece, aunque a todos ellos, a todos nosotros, alguien nos ha contado un

...