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El Primer año De Vida Del Niño


Enviado por   •  13 de Abril de 2014  •  1.638 Palabras (7 Páginas)  •  316 Visitas

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ENSAYO

EL PRIMER AÑO DE VIDA DEL NIÑO

El niño, durante el primer año de vida se esfuerza en sobrevivir y en elaborar formas de adaptación al medio. Todo aquello de lo que carece de pequeño, lo proporciona la madre quien atiende de manera complementaria todas sus necesidades, y el resultado de este cuidado y esta relación es un día a día, principal herramienta para la supervivencia y la adaptación al medio.

SPITZ distingue 3 etapas:

1) LA ETAPA SIN OBJETO

Coincide con la etapa del narcisismo primario del infante. Se refiere a ella como una etapa de no diferenciación, ya que la percepción, las actividades y las funciones del recién nacido no están del todo organizadas en unidades, salvo aquellas actividades y zonas relacionadas con la tarea de nutrición, la circulación, la función respiratoria y otras funciones vitales.

La base para el entendimiento de esta fase es el hecho de que el infante es incapaz de distinguir una cosa de otra, ni de distinguir los aspectos externos de su propio cuerpo y no vivencia el mundo que lo rodea como algo que se encuentra separado de él. El neonato no tiene imagen alguna del mundo exterior, ni estímulos de ninguna modalidad sensorial que le permitan reconocer señales, por lo tanto, se afirma que los estímulos que llegan a “chocar” con el aparato sensorial del infante son totalmente ajenos en todas las modalidades de sensación, cada estímulo para ser percibido como tal, debe ser transformado primeramente en una experiencia significativa, y solo entonces se podrán convertir en una señal que creará a futuro el mundo externo para el bebé.

Qué condiciones capacitan al infante para lograr esta señal?

1) la Barrera contra los estímulos que lo protegerá de todos aquellos a los que estamos expuestos a diario, por otra parte el estado de vigilia del recién nacido se encuentra totalmente reducido a los momentos en que este se despierta en demanda de su alimento únicamente (La mayor parte del tiempo lo pasa durmiendo)

2) cuenta la protección de la madre contra el exceso de estímulos de cualquier clase (la cama protegida por los lados)

3) es importante la tarea de la madre que también ayuda al niño a tratar con los estímulos internos, proporcionándole las herramientas necesarias para aliviar la tensión que estos le provocan, satisfaciendo sus necesidades en el momento en que estas se presentan.

4) la relación de reciprocidad establecida entre madre e hijo, que se basa en un “diálogo” de secuencia acción-reacción-acción

En un principio, el niño solo reconoce las gestiones del alimento solo cuando tiene hambre, en realidad no identifica la leche como tal, ni el biberón, ni siquiera el pecho materno, es solo que responde a este estímulo como a cualquier otro

El hecho de que se presente el pezón, no es condición suficiente para que se lleve a cabo la succión, solo se percibirá el pezón en la boca si se cumplen las siguientes condiciones:

1) que la tensión interna del niño (el hambre) no esté nulificado por alguna tensión externa desagradable.

2) Otra cuestión de vital importancia es que el infante tenga hambre, de otra manera no succionará el pezón.

Enfatiza el hecho de que si el infante se encuentra molesto o tenso, su única manera de eliminar esto es descargándolo, de otra manera no se podrá percibir el estímulo externo. Para percibir deberá de cesar el displacer y la descarga, solo cuando esto ocurre podrá reanudarse la percepción del estímulo externo satisfactor de la necesidad.

2 ETAPA: EL PRECURSOR DEL OBJETO

El precursor del objeto, enfatiza el hecho de que el rostro humano se convierte en un estímulo visual privilegiado y distinguido de todos los demás estímulos circundantes. En el transcurso del tercer mes, la madurez física y psicológica del infante le permitirán realizar su primera respuesta psicológica ante el estímulo externo: la sonrisa ante el rostro humano, sin embargo es hasta los seis meses de edad que comienza a reservar tal respuesta únicamente al rostro de mamá, amigos y personas conocidas, es decir, la respuesta se torna hacia los objetos de amor.

Es importante aclarar que la reacción sonriente de los primeros tres meses de vida no indica, de ninguna forma una verdadera relación de objeto. En realidad el infante no sonríe a una persona en especial, ni a un objeto libidinal, simplemente sonríe a un signo. Este signo es proporcionado por “partes” del rostro humano, como son los ojos, nariz y frente.

Es de vital importancia que la relación con la madre este basada en el afecto. La madre deberá crear un “clima emocional” favorable en todos los aspectos de desarrollo del niño. El afecto que la madre logre transmitir al pequeño servirá de orientación a los afectos del infante y conferirá a su experiencia una buena calidad de vida. Las respuestas de la madre pueden ser variantes, de día a día, estos patrones cambiantes son absorbidos por el niño como un proceso de circuito que influye en su conducta y en sus actitudes. Es evidente que los conflictos de la madre también repercutirán

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