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El Secreto De Mary Reilly.


Enviado por   •  24 de Mayo de 2013  •  1.528 Palabras (7 Páginas)  •  853 Visitas

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El secreto de Mary Reilly.

El tema del doble ha sido muy estudiado en el campo de la antropología, la psicología y la filosofía. Pero mucho antes de transformarse en objeto de estudio de estas disciplinas, los mitos, la literatura y el arte en todas sus formas han intuido la importancia de este aspecto para el ser humano y lo han representado en su infinidad de variables. Y es que desde tiempos inmemoriales el hombre ha tenido la necesidad de proyectarse en la sombra, en el reflejo, en la huella, y ha tenido la necesidad de objetivarse para verse, para conocerse a sí mismo.

Del mismo modo, el tópico del doble representa una constante en la producción cinematográfica universal. El cine mismo surge como “doble” de la “realidad”, como re- presentación del mundo. Con las nuevas formas de reproducción que el cine ha aportado al arte del siglo XX, el tema del doble se ha trabajado de tantas maneras que resulta difícil encontrar textos fílmicos que, de una o de otra manera, no lo toquen aunque sea de manera tangencial.

Con el nuevo milenio, el tema del doble dejó de ser una fantasía reservada al mundo de la ficción tanto en el ámbito de la ciencia como en el de la comunicación masiva. Los recientes avances científicos han demostrado que la duplicidad de los mamíferos es posible, que la “unicidad” cedió paso a la alteridad y lo múltiple sustituyó a lo singular.

En el mundo de las comunicaciones, por su parte, la construcción de la “realidad” por parte de los medios masivos es un hecho de reflexión ineludible como también lo es el vertiginoso avance de las nuevas tecnologías que vuelven cada vez más insignificantes las diferencias entre el mundo real y el mundo virtual.

En estos contextos, donde los límites se desdibujan y las fronteras se vuelven imprecisas, el análisis del tema apunta a una observación meticulosa del interior del individuo, de la pregunta acerca de la identidad y los diferentes modos de usurpación de identidad, de su relación con la alteridad y formas de representar los dobles en las distintas culturas a través de la imaginación de todos los tiempos.

Qué esconde Jekyll en Hyde

Fue sobre mi propia persona y desde el aspecto moral como aprendí a reconocer la fundamental y originaria dualidad del hombre. Al considerar las dos naturalezas que se disputaban el campo de mi conciencia, entendí que podía considerarse verdaderas tanto a una como a otra, porque se trataba de dos naturalezas distintas; y muy pronto, mucho antes de que mis investigaciones científicas me llevaran a intuir remotamente la posibilidad de un milagro así, aprendí a concebir con placer, como en una agradable ensoñación diurna, el pensamiento de una separación de los dos elementos. Si éstos, me decía, pudiesen encarnarse en dos identidades separadas, la vida se haría mucho más soportable. El injusto seguiría su propio camino, libre de las aspiraciones y de los remordimientos de su gemelo más austero; y el justo podría continuar seguro y voluntarioso por el recto camino en el que se complace, sin tenerse que cargar de la vergüenza y el arrepentimiento por culpa de su malvado socio. Es una maldición para la humanidad, pensaba, que estas dos incongruentes mitades se encuentren ligadas así, que estos dos gemelos enemigos tengan que seguir luchando en el fondo de una sola y angustiosa conciencia.

¿Pero cómo hacer para separarlos?

Desde una perspectiva psicológica, Stevenson metaforiza en Jekyll-Hyde un tipo de disociación de la personalidad que sería estudiada más ampliamente por la psicología y la psiquiatría después de la publicación y el desarrollo de las obras de Freud. En estos personajes, se manifiestan lo que Otto Rank llamó los egos en conflicto (opposing selves). Rank describe al doble como la entidad psíquica que posee rasgos tanto complementarios como antítéticos del individuo en cuestión8.

Esta amenaza siempre inminente y el insomnio al que yo mismo me condenaba más allá de los límites humanamente soportables, me redujeron pronto, a una especie de animal devorado y vaciado por la fiebre, debilitado tanto en el cuerpo como en la mente y ocupado con un solo pensamiento: el horror de mi otro yo. Pero cuando me dormía, o cuando cesaba el efecto de la poción, caía casi sin transición (ya que la metamorfosis en este sentido era siempre menos laboriosa) en la esclavitud de una fantasía rebosante de imágenes de terror, de un alma que hervía de odios sin motivo y de un cuerpo tan lleno de energías vitales que parecía incapaz de

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