El Simbolo
stefanycamargom21 de Agosto de 2014
4.682 Palabras (19 Páginas)262 Visitas
LA FORMACIÓN DEL SÍMBOLO EN EL NIÑO
JEAN PIAGET
Se trata ahora, de intentar establecer el puente entre la actividad sensorio-motora precedente a la representación y las formas operatorias de pensamiento. Debemos retroceder de nuevo a los comienzos del pensamiento representativo y situar su evolución entre las dos etapas extremas sensorio-motora y operatoria (p. 7).
... la adquisición del lenguaje está subordinada al ejercicio de una función simbólica que se apoya en el desarrollo de la imitación y del juego, tanto como en el desarrollo de los mecanismos verbales.
En “El nacimiento de la Inteligencia” se había planteado la hipótesis de que la representación deriva en parte de la imitación misma. (p. 8).
Pero la imitación no constituye sino una de las fuentes de la representación, a la cual aporta sus “significantes” imaginados. Por otra parte, y desde el punto de vista de las significaciones, se puede considerar el juego como el conducto de la acción a la representación, en la medida en que evoluciona de su forma inicial de ejercicio sensorio-motor a su forma secundaria de juego simbólico o juego de imaginación.
La primera, es la de que, sobre el terreno del juego y de la imitación, se puede seguir de una manera continua el paso de la asimilación y de la acomodación sensorio-motora (dos procesos que nos han parecido esenciales en la constitución de las formas primitivas y preverbales de la inteligencia) a la asimilación y la acomodación mentales que caracterizan los comienzos de la representación. La representación comienza cuando, simultáneamente, hay diferenciación y coordinación entre significantes y significados. Ahora bien, los primeros significantes diferenciados los aportan la imitación y su derivado, la imagen mental, que prolongan la acomodación a los objetivos exteriores. En cuanto a las significaciones mismas, las aporta la asimilación, que prima en el juego y se equilibra con la acomodación en la representación adaptada.
La conjunción entre la imitación, efectiva o mental, de un modelo ausente, y las significaciones aportadas por las diversas formas de asimilación, permite la constitución de la función simbólica. Es entonces cuando la adquisición del lenguaje, o sistema de signos colectivos, se hace posible y gracias al conjunto de símbolos individuales, lo mismo que al de esos signos, los esquemas sensorio-motores llegan a transformarse en conceptos o a conjugarse con conceptos nuevos.
Hay representación cuando se imita un modelo ausente.
La imagen, continuación directa de la sensación, no es sino un significante o un símbolo, y para comprender su papel es necesario precisamente estudiar las relaciones entre los diversos significantes y las diversas significaciones; en resumen, estudiar por entero la actividad representativa.
Por eso nos parece que el estudio de la función simbólica debe referirse a todas las formas iniciales de representación, de imitación y de símbolo lúdico u onírico, al esquema verbal y a la estructura pre-conceptual elemental. (p. 13)
PRIMERA PARTE
LA GÉNESIS DE LA IMITACIÓN
La inteligencia sensorio-motora aparece como el desarrollo de una actividad asimiladora que tiende a incorporar los objetos exteriores a sus esquemas, acomodando éstos a aquéllos. En la medida en que se busca un equilibrio estable entre la asimilación y la acomodación, se puede, pues, hablar de adaptación propiamente inteligente. Pero en la medida en que los objetos exteriores modifican los esquemas de acción de un sujeto sin que éste utilice directamente estos objetos, o dicho de otra manera, en la medida en que la acomodación esté primero que la asimilación, la actividad se emprende en la dirección de la imitación: ésta constituirá así el simple prolongamiento de los movimientos de acomodación (pág. 17).
Inversamente, veremos enseguida que, cuando la asimilación está primero que la acomodación, la actividad del sujeto se orienta por medio de ésta en el sentido del juego, que viene a constituido como un eco de la situación.
Se comprenderá desde ahora por qué el problema de la imitación conduce al de la representación: en la medida en que ésta constituya una imagen del objeto (esto sería y nada más), se la puede concebir como una especie de imitación interiorizada, es decir, como un prolongamiento de la acomodación.
I. LOS TRES PRIMEROS ESTADOS: AUSENCIA DE IMITACIÓN, IMITACIÓN ESPORÁDICA Y COMIENZO DE LA IMITACIÓN SISTEMÁTICA
Si llamamos imitación al acto por el cual se reproduce un modelo (lo cual no implica en absoluto la representación de este modelo, puesto que él puede ser simplemente percibido)
SEGUNDO ESTADIO: IMITACIÓN ESPORÁDICA
Son necesarias dos condiciones para que aparezca la imitación: que los esquemas sean susceptibles de diferenciación frente a los datos de la experiencia, y que el modelo sea percibido por el niño como análogo a los resultados por los cuales llega por sí mismo; o sea, que el modelo sea asimilado a un esquema circular ya adquirido.
En el caso de la fonación, como el de la visión, el modelo al cual se acomoda el niño es asimilado a un esquema conocido y es éste el que permite a la acomodación prolongarse en imitación. (pág. 29).
II. LOS ESTADIOS CUARTO Y QUINTO: IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS NO VISIBLES SOBRE EL PROPIO CUERPO Y DE MODELOS NUEVOS
Los estadios cuarto y quinto señalan el desarrollo de la imitación inmediata por progresiva diferenciación de la acomodación y la asimilación, pero en ellos aún no se desarrollará la imitación diferida o imitación con comienzo de representación, características del sexto estadio.
EL CUARTO ESTADIO EL QUINTO ESTADIO
I. IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS YA EJECUTADOS POR EL SUJETO, PERO DE MANERA INVISIBLE PARA ÉL. II. COMIENZO DE LA IMITACIÓN DE LOS NUEVOS MODELOS SONOROS O VISUALES. IMITACIÓN SISTEMÁTICA DE LOS MODELOS NUEVOS, INCLUSO LOS QUE CORRESPONDEN A LOS MOVIMIENTOS INVISIBLES DEL PROPIO CUERPO.
Las coordinaciones inteligentes de este cuarto estadio, conducen a la construcción de las primeras formas del “objeto” y a un comienzo de la objetivación del espacio y de la causalidad: es claro que estos progresos generales repercuten también sobre la imitación, sugiriendo la búsqueda de una correspondencia entre el cuerpo de otro conocido como fuente autónoma de la causalidad y el cuerpo propio percibido como análogo a este último (67). A manera de conclusión, anotemos que estos diversos métodos entran todos en el cuadro de conductas inteligentes de este cuarto estadio: aplicación de medios conocidos a las situaciones nuevas, para coordinación de los esquemas y para exploraciones.
Así la imitación ha llegado a ser una especie de acomodación sistemática que tiende a modificar los esquemas en función del objeto, por oposición a las acomodaciones inherentes al acto de inteligencia, que aplican también esos esquemas al objeto, pero incorporándose éste a un sistema de utilizaciones variadas (pág. 84).
III. EL SEXTO ESTADIO (COMIENZOS DE LA IMITACIÓN REPRESENTATIVA Y EVOLUCIÓN ULTERIOR DE LA IMITACIÓN).
... la imitación se independiza de la acción actual y el niño se hace capaz de imitar interiormente una serie de modelos dados como imágenes por esquemas de actos: así, la imitación alcanza los comienzos del nivel de la representación.
1. El sexto estadio: La imitación diferida.
En efecto, se emplea el término de “representación” en dos sentidos diferentes: en el sentido amplio, la representación se confunde con el pensamiento; es decir, con toda inteligencia que no se apoya simplemente en las percepciones y los movimientos (inteligencia sensorio-motora) sino en un sistema de conceptos o esquemas mentales.
En el sentido estricto, se reduce a la imagen mental o al recuerdo-imagen, es decir, a la evocación simbólica de realidades ausentes. Por lo demás, es claro que ambas clases de representaciones, amplias y limitadas, presentan relaciones entre sí: el concepto es un esquema abstracto y la imagen un símbolo concreto, pero sin llegar a reducir el pensamiento a un sistema de imágenes, se puede decir que todo pensamiento se acompaña de imágenes, puesto que, sin pensar consiste en relacionar significaciones, la imagen sería un “significante” y el concepto un “significado”.
Además, es muy posible que ambas se constituyan en forma concurrente. (91-92).
En adelante llamaremos “representación conceptual” a la representación en el sentido amplio y “representación simbólica o imaginada”, o “símbolos” e “imágenes” simplemente a la representación en sentido estricto.
Además de los conceptos y los símbolos intervienen en este mismo estadio un comienzo del empleo de los “signos”, puesto que, aproximadamente en el momento mismo que la inteligencia sensorio-motora se prolonga en representación conceptual y la imitación se convierte en representación simbólica, el sistema de signos sociales aparece bajo la forma de lenguaje hablado (e imitado).
... la imitación diferida y representativa no requiere necesariamente la intervención de representaciones conceptuales ni de “signos”, puesto que existen símbolos tales como la imagen, el recuerdo de evocación, el objeto simbólico, etc., inherentes a los mecanismos individuales del pensamiento.
La imagen mental, es decir el símbolo, como copia o reproducción interior del objeto (...) no es sólo, como se la creyó por mucho
...