El aspecto político: la crisis del estado-nación
Enviado por betiooo • 24 de Octubre de 2012 • Ensayo • 1.885 Palabras (8 Páginas) • 566 Visitas
DEL ESTADO HOMOGÉNEO AL ESTADO PLURAL
(EL ASPECTO POLÍTICO: LA CRISIS DEL ESTADO-NACIÓN)
Luis VILLORO
En la época colonial, en México ya se hacía referencia al término nación
—la nación tlaxcalteca, la nación otomí—; en las monarquías absolutas
europeas empieza a identificarse a la nación como el conjunto de pueblos
sometidos a un mismo poder soberano. Sin embargo, las revoluciones de
finales del siglo XVIII y principios del XIX fueron las que dieron lugar a
una nueva idea: “ Estado-nación” .
El Estado-nación es concebido como una asociación de individuos
que se unen libremente por contrato; en este sentido, la sociedad no es
vista ya como la compleja red de grupos disímbolos, asociaciones, cultu-
ras diversas, estamentos que se han ido desarrollando a lo largo de la his-
toria, sino como una suma de individuos que acuerdan hacer suya una vo-
luntad general. Solamente así se pasaría de una asociación impuesta por
una necesidad histórica a una asociación basada en la libertad de los aso-
ciados.
La expresión de la voluntad general es la ley que rige a todos sin dis-
tinciones; ante la ley, todos los individuos se uniforman, nadie tiene dere-
cho a ser diferente frente al Estado. El nuevo Estado establece la homoge-
niedad en una sociedad realmente heterogénea. Descansa, en efecto, en
dos principios: está conformado por individuos iguales entre sí y todos
ellos est án sometidos a una regulación homogénea.
El Estado-nación consagrado por las revoluciones modernas no reco-
noce comunidades históricas previamente existentes, parte desde cero, del
que los filósofos contractualistas llaman el estado de naturaleza, y consti-
tuye una nueva realidad política de sobre este Estado.
El pacto federal entre los estados de Nueva Inglaterra constituye a la
nación estadounidense; en Francia, el nuevo concepto de nación se utiliza
por primera vez en la fiesta de la Federación de 1791, en que los repre-
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sentantes de todas las provincias francesas formalizan el contrato social
que habría de convertirla en una sola patria unificada. En Latinoamérica,
los Congresos de Chilpancingo y Angostura proclaman el nacimiento de
nuevos Estados nacionales que libremente se constituyen a partir de un
acto voluntario.
El Estado-nación moderno impone un orden sobre la compleja diver-
sidad de las sociedades que la componen. En la heterogeneidad de la so-
ciedad debe establecerse la uniformidad de una legislación general, de una
administración central, de una cul tura nacional válida para todos y de un
poder único. De ahí que el Estado debe borrar la multiplicidad de las so-
ciedades sobre las que se impone y establecer sobre ellas un solo orden.
La ideología del Estado-nación moderno es el nacionalismo, el cual se
puede caracterizar por dos ideas centrales:
1a. A todo Estado debe corresponder una nación, a toda nación debe
corresponder un Estado; por lo tanto, su fin es lograr una unidad nacional
en un territorio determinado, donde domina un poder estatal.
2a. El Estado nacional no obedece a ningún otro poder por encima de
él; es absolutamente soberano.
Los dos rasgos del nacionalismo son: unidad, uniformidad, homoge-
neidad en lo interior, y exclusión en lo externo.
Toda nuestra historia nacional puede verse desde la Independencia
como el intento por construir el Estado-nación moderno, ese proyecto se
empieza a realizar, en realidad, después de muchos años de lucha civil, en
la República restaurada; es la primera expresión cabal de un programa de
modernización del país; comprende en lo jurídico la vigencia de un Esta-
do de derecho bajo una ley uniforme. En lo social, la homogeneidad de
todos los ciudadanos frente al Estado, considerándose todos como ciuda-
danos iguales independientemente de su raza, procedencia, etcétera. En lo
político, la democracia representativa y en lo económico el desarrollo ca-
pitalista. Su ideal es el de una patria unida de ciudadanos iguales.
El federalismo es una variante de este proyecto. El federalismo que se
instala no corresponde, en efecto, a la diversidad real de los pueblos que
integraban a la nación; muy a menudo, las fronteras de los estados federa-
les son el producto de intereses políticos locales o intentan dar solución a
conflictos de poder circunstanciales.
Territorios ancest rales de los pueblos indios con raíces cult urales co-
munes son dividi dos arbitrariamente entre varios estados; otros quedan
incluidos como una parte de un estado con mayoría mestiza o criolla.
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El federalismo es una expresión más del ideal de una patria unida,
constituida no por culturas diversas, no por pueblos diferentes, sino por
individuos uniformes, iguales entre sí. Por eso, la República federal ter-
mi na con los cuerpos constit uidos; por la misma razón, asesta un golpe
mortal a las comuni dades.
Durante el periodo colonial, las comunidades habían subsistido en su
diversidad; la Corona española las protegió siempre contra los encomen-
deros, porque ellas eran la base de su sistema impositivo. Los liberales,
en cambio, eran fanáticos de la propiedad privada en la que veían, al igual
que los neoliberales (sus herederos actuales) la fuente de todo progreso eco-
nómico. En consecuencia, la Ley Lerdo de 1856 declaraba el fin del ejido, y
decretaba la apropiación individual y familiar de las tierras comunales.
En la Revolución de 1910 acaba t riunfando, de nuevo, el mismo pro-
yecto moderno del mismo Estado-nación. Es cierto que, desde 1913, al
lado de la corriente constitucionalista liberal, aparece una tendencia dis-
tinta agraria y popular.
La revolución triunfante se verá obligada a incorporar en el nuevo
proyecto de Estado, ideas fundamentales de esa tendencia, como el ejido,
la propiedad comunal y, en su corriente indigenista, el respet o por las cul-
turas indias. Sin embargo, se conservó en lo esencial la concepción del
Estado-nación como una unidad homogénea. Manuel Gamio fue el que
mejor sintetizó ese proyecto: la sociedad mexicana, pensaba, estaba
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