El problema del odio

El problema del odio

El odio es considerado, primeramente, como un sentimiento que nace de la emoción de la ira generada a partir de estímulos negativos externos al individuo, afectando en términos generales todos los sistemas del cuerpo, y producido por mecanismos del sistema nervioso simpático a partir de fuentes que al inicio no son claras y, sin embargo, al convertirse en un estado más prolongado a lo largo del tiempo y el espacio puede resultar en experiencias o actitudes negativas no solo para la persona en sí, sino tambien para aquellos en su entorno.

Este sentimiento, al igual que otros como el amor y la aceptación, depende en su mayoría de la interpretación que cada persona le dé, además de ser sensible a factores cognitivos que en un determinado espacio puede definir la reaccion a tener en relación a eventos específicos.

Inicialmente el odio, como otros sentimientos, al ser de carácter negativo puede afectar gravemente el organismo, provocando reacciones permanentes como trastornos de sueño, irritabilidad, trastornos alimenticios, sociales, entre otros.

De acuerdo al profesor Abel de Jesús, en su definición del odio, este sentimiento está directamente ligado a la agresividad, al ser este último su medio de reaccion al mundo mediante deseos de eliminar o agredir al “odiado”, ya sea de forma moral, psicológica o física; en cuanto al origen del odio, se dice que este se genera de manera inconsciente (psicoanálisis) en el ser humano.

En la sociedad actual, y por mucho tiempo, se han podido evidenciar distintos tipos de odio que pueden ir desde la aporofobia (odio irracional a los pobres) hasta la homofobia (odio a personas pertenecientes a la comunidad LGBTI –lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales-), a pesar de los avances socioculturales de los que se jacta la población actual, “ideologías” como el racismo, la misoginia y xenofobia aún son practicadas con una frecuencia alarmante, demostrando una vez más que la tendencia a odiar al “diferente” parece ser  inherente  al ser humano y, lo que es realmente preocupante es que, según la psicología, el odio se genera por el rechazo hacia aquello que no consideramos “correcto” en nosotros y representamos mediante la violencia intencional hacia aquellas personas que aceptan quienes son, generando en ellos la emoción del miedo.

Como conclusión, la mayor preocupación que surge de la legitimación del odio (ya sea por motivos de sexo, raza, nacionalidad, religión, creencias políticas, entre otros) en pleno siglo XXI es que el peligro generado de su manifestación aviva el miedo ya latente en varias comunidades alrededor del mundo, y las únicas dos maneras aparentes de vencer esta emoción (encaminada a convertirse en un sentimiento) son, el dialogo, que podrá ser difícilmente implementado si el ser humano no alcanza el equilibrio emocional, el sentido de justicia, un estado de tranquilidad y raciocinio, factores esenciales para vencer el miedo, y la aceptación de quienes somos como individuos y como integrantes de una sociedad.

...