Elisabeth Von R.: Del Padecimiento A La Queja Y De La Queja A La Producción Del síntoma Analítico
Enviado por cristinabordon • 17 de Agosto de 2013 • 5.779 Palabras (24 Páginas) • 556 Visitas
Elisabeth von R.: del padecimiento a la queja y de la queja a la producción del síntoma analítico
(Primera parte)
David Laznik
La cuestión de los inicios del análisis presenta distintas aristas, diferentes sesgos, porque hay distintos problemas complejos que están en juego; voy a tomar uno de ellos, que es, básicamente, la cuestión de las condiciones para la producción de un síntoma analítico, es decir, un síntoma que pueda ser analizable, abordable por el análisis, lo cual supone la producción de este síntoma. De esta idea, como veremos, se deduce la noción lacaniana de sujeto supuesto saber.
El sujeto supuesto saber es subsidiario, es correlato de esta operación que el analizante hace en relación al padecimiento, donde produce de un padecimiento un síntoma analizable, y esto supone una cierta concepción de transferencia. Lacan ha dicho que es ahí, en la transferencia, donde radica el secreto del análisis y, efectivamente, si bien él dice que es el analista quien sin duda dirige la cura, es el concepto de transferencia el que dirige la manera de tratar a los pacientes. Efectivamente, dirigimos la cura pero desde el concepto de transferencia que tenemos.
Trataremos de ubicar este recorrido que supone lo que motoriza, lo que mueve una demanda de análisis en una consulta, hasta la producción del sujeto supuesto saber. Es interesante ubicar, ya que abordaremos el problema de la transferencia y del sujeto supuesto saber, el lugar complejo que tiene la transferencia: un lugar complejo, ambiguo, que no es tan sencillo de ubicar en general en un análisis y, menos aún, en sus primeros tiempos.
Tomemos una referencia temprana de Lacan en el texto La dirección de la cura en la que él ubica un ordenamiento en la dirección de la cura, a partir del cual después va a situar un modo de pensar, de conceptualizar, los primeros tiempos del análisis, fundamentalmente lo que podríamos indicar como el inicio del análisis. Entonces, en un primer momento, la dirección de la cura supone tres dimensiones:
• Interpretación
• Transferencia
• Finalidades y terminación de la cura.
Es un ordenamiento clásico, podríamos decir freudiano, en el sentido de que es también un ordenamiento temporal en el análisis.
Un primer momento como arte de interpretación, donde él apunta a hacer conciente lo inconsciente y donde la operación es la interpretación; arte de la interpretación, momento en donde la interpretación sería solidaria de recordar lo olvidado.
Un segundo momento donde el problema se arma para Freud en términos ya no de la interpretación, sino de las resistencias que se presentan durante la cura, la principal de las cuales es la resistencia que plantea la transferencia. Por lo tanto, la cura ya no apunta tanto a hacer conciente lo inconsciente, sino más bien al levantamiento de las resistencias, donde la operación fundamental es el manejo de la transferencia.
Un tercer momento en la dirección de la cura donde el problema central del análisis es cómo terminarlo. Entonces lo que se pone en juego no sólo son las resistencias que impiden la terminación de la cura analítica, sino lo que Lacan atinadamente indica como la finalidad del análisis, “hacia dónde voy”.
Este primer ordenamiento no es sólo un momento en la conceptualización freudiana de la dirección de la cura, es también lo que tanto Freud como Lacan postulan como un ordenamiento temporal para el análisis, en el sentido de que la interpretación representa la primera operación. El inicio está marcado por el despliegue del síntoma en la situación analítica y la interpretación es ahí solidaria del síntoma que se despliega en análisis. Después, como señala Freud, el problema es que ya el paciente no se interesa por los síntomas, no se preocupa por los síntomas, sino que le interesa mucho más agradar a su analista. Sustituye el síntoma por la persona del analista. Esto es lo que Freud dice: se han curado del síntoma y se han enfermado del analista, han hecho una sustitución del síntoma por la persona del analista. El tema es ver cómo se curan de esta nueva enfermedad.
Éste es un ordenamiento temporal que Lacan desarrolla en el capítulo 1 de La dirección de la cura. Luego, su propuesta la desarrolla en los capítulos 2, 3 y 4. Cuando Lacan, en el capítulo 2, desarrolla la interpretación, que es supuestamente aquello que le ofrecería el modo de recortar el problema del inicio del análisis, en la medida que la interpretación es la operación que responde al despliegue del síntoma en el análisis, el síntoma analítico, dice que la dirección de la cura supone un proceso que va desde la rectificación de la relación del sujeto con le real, que pasa por el desarrollo de la transferencia, hasta llegar a la interpretación. De este modo, a vuelta de página, nos encontramos con el primer gran problema que es que para continuar desarrollando lo que él había planteado en el capítulo 1, inmediatamente en el capítulo 2 invierte las nociones de interpretación y transferencia. En un caso la interpretación antecede a la transferencia, mientras que en el otro la transferencia se anticipa a la interpretación.
• Rectificación de las relaciones del sujeto con lo real (R.R.R.)
• Desarrollo de la transferencia
• Interpretación
Así, nos encontramos con un primer Lacan y con un segundo Lacan pero no con 20 años de diferencia, sino con 5 minutos de diferencia. Damos vuelta la página y nos encontramos con que Lacan contradice a Lacan. Hay algo que podríamos ubicar allí que permite situar alguna lógica que explica esta diferencia.
Al mismo tiempo que Lacan señala que en el inicio está la transferencia, hay momentos, en que la transferencia aparece como efecto de la interpretación. Varias cuestiones permiten ubicar un estatuto, un lugar complejo de la transferencia. Efectivamente, pone en juego un lugar problemático de la transferencia porque hay distintas posiciones respecto de la afirmación de Freud de que es necesario esperar el desarrollo de la transferencia para interpretar.
Lo que es claro es que aparece un término que no estaba incluido dentro del ordenamiento anterior, la rectificación de la relación del sujeto con lo real. Un término que pareciera no formar parte de la doctrina freudiana. Tanto la noción de interpretación, como la de transferencia, etc., etc., forman parte ya de la doctrina freudiana. Éste es un elemento nuevo, un personaje nuevo en la escena de la dirección de la cura que introduce Lacan que nos permite entender, vamos anticipando, una función. El ordenamiento que él propone en el capítulo 2 es distinto al primero, porque lo que él ubica en este primer
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