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En Nombre De La Rosa


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2013  •  2.594 Palabras (11 Páginas)  •  291 Visitas

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«La verdad se vuelve leyenda,

y obedece a quien la cuenta»

Dicho popular

INTRODUCCIÓN:

¿Qué es conocimiento? Conocimiento es un proceso psíquico que acontece en la mente de un hombre, es un producto colectivo y social que comparten muchos individuos. El conocimiento busca descubrir las causas y consecuencias de un acontecimiento. Por lo que con este ensayo se desprenden varias incógnitas.

¿Saber implica creer? No precisamente, creer es opuesto a saber, por ejemplo que sentido tiene creer cuando afirmamos. En sentido restringido la creencia es vacilante o insegura, es decir, tiene algo por verdadero sin estar seguro de ello.

En sentido peculiar, creer no significa tener un hecho por existente, sino aceptar un hecho sin conflicto. Por lo que, en sentido general, creer es tener simplemente un enunciado por verdadero, es dar un hecho por existente.

DESARROLLO:

Conocimiento, una posición ante la pregunta ¿cuál es la relación cognoscitiva que coexiste entre el hombre y las cosas que lo rodean?

Conocer ha sido uno de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos, dilucidar en qué consiste el acto de conocer, ¿cuál viene a ser la esencia del conocimiento?, ¿cuál es la relación cognoscitiva que coexiste entre el hombre y las cosas que lo rodean? Estas han sido las grandes preocupaciones de la humanidad desde tiempos inmemorables hasta hoy en día, además, ¿es posible realmente conocer?, esta es otra pregunta que ha atormentado a infinidad de pensadores. Y, si es posible conocer, que tan confiable es ese conocimiento, ¿se puede afirmar que accesamos a la realidad? o acaso, lo que creemos aprehender son sólo sombras generadas por nuestros sentidos, simples remedos de un mundo ideal que nos es inaccesible.

Son muchas las definiciones que sobre conocimiento existen. A pesar de que es una operación del día a día, no existe acuerdo en lo que respecta a lo que realmente sucede cuando se conoce algo. La Real Academia de la Lengua Española define conocer como el proceso de averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas, según esta definición, se puede afirmar entonces que conocer es enfrentar la realidad, pero, de nuevo asalta la duda, ¿es posible realmente aprehender la realidad?, o simplemente accedemos, a constructos mentales de la realidad.

Se puede decir que el conocer es un proceso a través de cual un individuo se hace conciente de su realidad y en éste se presenta un conjunto de representaciones sobre las cuales no existe duda de su veracidad. Además, el conocimiento puede ser entendido de diversas formas: como una contemplación porque conocer es ver; como una asimilación porque es nutrirse y como una creación porque conocer es engendrar.

Ahora bien, para que se de el proceso de conocer, rigurosamente debe existir una relación en la cual coexisten cuatro elementos, el sujeto que conoce, el objeto de conocimiento, la operación misma de conocer y el resultado obtenido que no es más que la información recabada acerca del objeto. En otras palabras, el sujeto se pone en contacto con el objeto y se obtiene una información acerca del mismo y al verificar que existe coherencia o adecuación entre el objeto y la representación interna correspondiente, es entonces cuando se dice que se está en posesión de un conocimiento.

Dependiendo del grado de la relación que se establezca entre los elementos que conforman el proceso de conocimiento puede variar de un conocimiento científico, hasta un conocimiento no científico. Este último vendría a estar conformado por los productos provenientes de la captación intuitiva, de la captación sensible. Es por ello que su exégesis es predominantemente fantástica y con cierta carencia de razón. He aquí el mundo de las viejas concepciones del hombre y su relación con el entorno en que se suceden sus vivencias, es aquí donde tienen cabida el mundo de los mitos y de las supersticiones. Está caracterizado por su espontaneidad, lo que conlleva a concluir que es producto de la ocasión, por tal razón no resulta de la planificación y es posible afirmar que está cargado de subjetividad.

En cambio cuando se trata de conocimiento científico, muchos son los partidarios en equivaler este concepto con el de la ciencia, ya que éste posee elementos inherente a la ciencia, como su contenido, su campo y su método, además del hecho de presentase como una manifestación cualificada, que la hacen distinguir de otros tipos de conocimiento.

Un conocimiento podría considerarse como científico, sólo si está libre de prejuicios y presuposiciones, además, se deben separar los juicios de hechos de los juicios de valor. Sostiene que se debe alcanzar la neutralidad serena, imparcial y objetiva. Pero, vale la pena preguntar, ¿es posible alcanzar esa neutralidad imparcial y objetiva?, ¿es posible realmente desprenderse de prejuicios y presuposiciones como quien se quita una prenda de vestir?, es este un dilema que emergió, infectando hasta la rama más perfecta de la ciencia, a saber, la física, obligando a la comunidad científica a quitarse las gríngolas que limitaban su campo de visión, aceptando que no sólo lo que pueda ser sometido a la experimentación, a la experiencia, a la exactitud y a la cuantificación podrá ser catalogado como científico.

Ahora bien, en el mismo orden de ideas, existe otra versión del conocimiento, a la que comúnmente se llama cosmovisión, o concepción del ser, asumiéndola como el principio y presupuesto de todas las cosas, la esencia de esta concepción antepone la percepción al saber, se fundamenta en que antes de identificar el objeto de conocimiento dentro de una categoría, lo percibimos como alguna cosa, un ser y este ser se antepone a las cosas que la lógica del lenguaje llama especie, género o categorías. Es comunicable universalmente, es omnipresente, es por ello que no es posible concebir el pensamiento sin él, ya que él inunda todas las cosas.

Los hombres desde siempre han cuestionado la verdad, su esencia, sus formas y sus posibilidades. Filósofos de antaño proponían definiciones, sentenciaban condiciones, auguraban referencias y más. Por tal motivo, la verdad era entendida como sinónimo de certeza y cualidad de juicio. En ello consistía la máxima de las virtudes del mundo antiguo, la virtud del conocer: saber dilucidar entre verdades aparentes, gracias a la observación y al buen uso del intelecto.

Es interesante que para llegar a la verdad los hombres se tomaran tan en serio la acción de conocer. La senda de dicho proceso fue trazada para nuestros tiempos por un filósofo moderno, Immanuel Kant (1724-1804), quien entonces reflexionaba sobre las tensiones entre la física moderna desarrollada

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