Endoculturacion

Endoculturación

“Todo ser humano debe sufrir este proceso de endoculturación, sin el cual no podría existir como miembro de una sociedad; en el transcurso de este proceso, el individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo y tiende, por consiguiente, a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable: tal es la premisa mayor de la antropología cultural. Dentro de este enfoque se investigan concretamente los tipos de personalidad más generalmente observados en una sociedad determinada, en particular en una sociedad primitiva, y las instituciones fundamentales que se puede considerar responsables de la constitución de dicho tipo de personalidad. Por último, se admiten hipótesis básicas para dar cuenta de aquello que hemos llamado el punto de impacto instituciones-personalidad.”

Por cierto, sería arriesgado pretender, por una parte, que el individuo llega a adoptar perfectamente la personalidad modal deseada por el grupo y, por la otra, que no existe más que una sola personalidad admitida. En primer término, algunas personas se pliegan más fácilmente que otras a la disciplina impuesta por la endoculturación, en razón misma de los procesos dialécticos descritos en las páginas precedentes…

Sin embargo, es tal la plasticidad del desarrollo individual, que bien se puede admitir, en principio, que todo ser humano es capaz de dominar cualquier hecho cultural si tiene ocasión de aprenderlo o de participar en el ambiente social que constituye su substrato. Se pueden citar aquí los análisis de Margaret Mead sobre las “crisis de pubertad” de los adolescentes, supuestamente determinadas biológicamente. Largo tiempo los psicólogos de la infancia sostuvieron que la inestabilidad emocional de la pubertad femenina era inevitable, ya que provenía de los cambios biológicos que aparecen en esta época de la vida. Pero en la sociedad polinésica de Samoa, donde no existen ciertas inhibiciones impuestas por las convenciones de nuestras sociedades, estas ‘crisis’ son desconocidas. Se puede deducir, pues, que esas reacciones emocionales están determinadas por la cultura y no por la biología. El organismo humano es bastante plástico como para que la experiencia de ‘endoculturación’ le haga atravesar este período crítico en calma o lleno de perturbaciones.

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