Evolución, cerebro y cognición.

“Evolución, cerebro y cognición”

La teoría de Charles Darwin ha tenido un impacto profundo y amplio en casi todos los campos del conocimiento de la biología. Sin lugar a duda, la psicología es uno de ellos pues no solamente permitió el avance de las neurociencias, sino que llevó al conocimiento de los procesos cerebrales que sustentan los procesos mentales y facilitó una base material para su objeto de estudio, el cerebro, y para ello es necesario remitirse a la evolución porque este órgano se ha formado, estructurado y cambiado por selección natural a lo largo del proceso evolutivo.

El fósil más antiguo es conocido como australophitecus, éstos caminaban erguidos y su cerebro poseía un volumen cercano a los 400 y 450 cc, muy próximo al de los primates no humanos actuales.

El bipedalismo fue cualitativamente importante, pues tuvo consecuencias morfológicas, metabólicas, cerebrales, visuales e incluso, en una naciente afectividad, al reforzar el vínculo de las parejas.

La marcha hacia la humanización comenzó con el homo habilis hace 2.8 millones de años, ya que fue constructor de las primeras herramientas. Su cuerpo se parecía más al de un australopithecus, pero su rostro y dentición eran más cercanas al rostro humano con un volumen cerebral de entre 500 y 800 cc y parece que hace 1.6 millones de años fue sustituido por el homo erectus, quien poseía un cerebro más grande, entre 800 y 1250 cc. El homo heidelhergensis descendió del homo erectus y fue el primer poblador de Europa. Los neandertales fueron la evolución del anterior, se distinguen del homo erectus por su mayor volumen cerebral, entre 1200 y 1700 cc. El último en aparecer fue el homo sapiens sapiens hace 150000 años, descendiente del homo sapiens africano, se distingue por una complexión menos robusta, ausencia de rebordes supraorbitales, lo cual permitió el crecimiento de los lóbulos frontales, un cráneo más redondo y dientes más pequeños.

Para que se fuera generando un proceso cognitivo más complejo que el mostrado en los homo anteriores, ha servido como una estrategia evolutiva el cerebro a pesar de ser costoso energéticamente, pues es efectivo para la supervivencia de una especie físicamente débil.

La fluidez cognitiva se puede entender como la facilidad de flujo de información entre los diferentes módulos: un módulo técnico para la elaboración de instrumentos y herramientas, un módulo para el conocimiento del mundo natural y un módulo social que les servía para la interacción con los otros miembros del grupo. Asimismo, eleva la complejidad porque aumenta la información que podemos procesar, nos permite realizar más relaciones entre los estímulos y eventos que percibimos y vivimos.

La emergencia de la cognición no se puede conocer sin la relación con los cambios en la organización cerebral. Los diferentes procesos cognitivos que caracterizan al homo sapiens tienen su asiento en las interconexiones neuronales, patrones de activación sincrónica que se fueron modelando en el curso del proceso evolutivo

El cerebro moldeado por las presiones ejercidas por los nichos ecológicos que los diferentes homo van ocupando, aumentó su tamaño principalmente la corteza cerebral, la cual se desarrolló para dar una racionalidad a la actividad límbica y en ella las áreas prefrontales, las cuales van a tomar el mando que exige la complejidad de un cerebro más grande con neuronas y por lo tanto con muchas más conexiones. Las posibilidades funcionales supramodales de las áreas prefrontales están dadas por la riqueza de sus conexiones. Es una región cerebral con intrincadas conexiones entre ella misma, con otras regiones corticales y subcorticales en lo profundo del tejido cerebral, conectándose así con todo el cerebro. Elaborar esta riqueza sináptica requiere tiempo, no basta el desarrollo prenatal pues termina de madurar en la adolescencia tardía, hacia los 18-20 años. Las áreas prefrontales organizan el pensamiento, la conducta y permiten la autorregulación.

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