Experiencia de rechazo hacia la masculinidad tradicional en adultos jóvenes
Enviado por Ramón Guanipa • 30 de Octubre de 2022 • Documentos de Investigación • 621 Palabras (3 Páginas) • 63 Visitas
República Bolivariana de Venezuela
Universidad Rafael Urdaneta
Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y Administrativas
Escuela de Psicología
Diseños de Investigación Fenomenológicos
Experiencia de rechazo hacia la masculinidad tradicional en adultos jóvenes
Ramón Guanipa, 26211775
Desde el principio de la humanidad, los humanos se han visto obligados a aprender a convivir entre sí para poder sobrevivir; estructuras familiares, organizaciones jerárquicas de poder y el establecimiento de roles dentro de las sociedades más antiguas fueron elementales para el eventual progreso y evolución de las masas. Debido a esto, se podría afirmar que hombres y mujeres desarrollaron tendencias que los diferencia significativamente.
Dichas tendencias son la “masculinidad” en hombres y la “femineidad” en las mujeres. Ambos constructos se avocan a definir lo que, a nivel de conducta, pensamiento y sentimiento, los hombres -y las mujeres, respectivamente- ‘deberían’ ser, y así fue durante miles de años. Los hombres y las mujeres tenían tareas diligentemente diferenciadas en pro de mantener la estabilidad de las familias, sociedades y naciones. Los hombres cazaban y se encargaban de proveer alimento y seguridad para sus familias, mientras que las mujeres se encargaban del cuidado de infantes, enfermos y las labores hogareñas.
Con el paso del tiempo, a medida que las sociedades avanzaron y se modernizaron, estos roles tradicionales empezaron a modificarse paulatinamente; los hombres no necesitan cazar para alimentarse y las mujeres tienen oportunidades de aspirar al desarrollo económico (antes competencia exclusiva del hombre). Con esta realidad en nuestras narices, es esperado creer que los ‘roles tradicionales’ son, por decir lo menos, obsoletos.
Sin embargo, sabiendo que el mundo actual ha resuelto muchos de los grandes problemas que las sociedades antiguas padecían, se han empezado a formular nuevas cuestiones que angustian a los humanos. Desde las posturas que afirman que los roles de género no deben estar asociados al sexo (Un hombre no tiene que ser masculino, una mujer no debe ser femenina), hasta intentar redefinir lo que la masculinidad y la feminidad realmente son.
El intento por reestructurar dichas tendencias no es intrínsecamente negativo, pues las sociedades avanzan y es lógico aceptar la apertura a ‘lo nuevo’. No obstante, lo que se ve actualmente con los movimientos que buscan deconstruir los géneros y sus cualidades no evidencia ninguna evolución que busque beneficiar a la sociedad.
Existen casos de grupos sociales que menosprecian ferozmente a los hombres que prefieren mantener los valores tradicionales inculcados y conservados por generaciones. Hombres que siguen creyendo que es su deber proteger a las mujeres, trabajar incesantemente para garantizar la salud y seguridad de sus familiares, practicar el estoicismo y control de sus emociones; hombres que consideran inoportuno ser físicamente débiles y torpes en competencias físicas como el deporte o las artes marciales. Hombres que simplemente consideran que es beneficiosos para todos que la ‘masculinidad’ siga siendo un canal a la autorrealización del hombre y el desarrollo moral del mismo.
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