Familias homoparentales/heterosexuales y la corresidencia
Enviado por carliealeaw • 8 de Mayo de 2017 • Ensayo • 896 Palabras (4 Páginas) • 187 Visitas
Familias homoparentales/heterosexuales y la corresidencia
Para muchos nos resulta sencillo entender la diversidad como tal, es un concepto amplio en todo sentido y muy marcado en estos tiempos que se habla acerca de la aceptación y la no segregación de las personas. La diversidad esta puesta como un juego sin límites, pero ¿hasta qué punto están las personas dispuestas a sostener este juego que va y viene?
La homosexualidad ya no es tabú en la actualidad, cada día se está creciendo más como sociedad, se puede notar como las personas han ido cediendo poco a poco con respecto a sus opiniones, abrir más sus mentes, comprender y respetar la libertad del otro. Antes, se hablaba de parejas homosexuales, pero ya nos encontramos con un tema mucho más interesante y amplio, a veces algo difícil de discutir, o de comprender. Nos encontramos con familias homoparentales cuyas figuras parentales están conformadas por personas del mismo sexo. Se refieren tanto a las parejas gay y lesbianas que, como pareja, acceden a la maternidad o paternidad, como a las familias constituidas por una pareja gay o lesbiana que educa y vive con los hijos de alguno de sus miembros, producto de una relación heterosexual previa o en algunos casos la adopción de niños o en caso de las mujeres someterse a una inseminación artificial.[1] El hecho de que existan nuevas formas de familia y, sobre todo, que comiencen a hacerse visibles, plantea nuevas preguntas a la sociedad y obliga, por tanto, a buscar nuevas respuestas y por ende estas familias están en busca de redes de apoyo. Una red social de apoyos es un factor de protección para las familias, particularmente en situaciones estresantes, como las que, con frecuencia, rodean la crianza y educación de hijos e hijas (Palacios, Hidalgo y Moreno, 1998; Cochran y Niego, 2002). Así, resulta particularmente tranquilizante para las familias saber que pueden contar con alguien. Cuando un niño o niña enferma, cuando están preocupados por su marcha en el colegio o cuando tienen problemas económicos o ya sea cualquier tipo de apoyo que encuentren en otras personas. Flacks, Ficher, Masterpasqua y Joseph (1995), dice que a las familias homoparentales se les deben aplicar los mismos criterios de valoración que a cualquier otra familia.[2] No existe una necesidad de aplicar formas diferentes, puesto que los valores siguen siendo los mismos que desde hace 50 años atrás, pero se pueden aplicar de forma más abierta y empática con la crianza en las familias homoparentales.
Del mismo modo, se puede entender (y sigue siendo igual de valido) que dos personas que viven juntas ya forman una familia, y no necesariamente debe haber hijos, pese a que el tema de la adopción o la crianza en sí para las familias del mismo sexo sea el tema más complejo a discutir.
El concepto de familia indica diversas realidades, pero básicamente se define como la unidad de personas por medio de matrimonio o una filiación, que es una definición universal de la institución “familia”. O también como lo ven los sociólogos, que es solo un grupo de personas emparentadas que viven bajo el mismo techo y se vuelve raro quizás para las personas más conservadoras que no siempre viva el padre, la madre y el hijo. Pero, ¿Ocurría lo mismo entre los siglos XVI y XVIII? No lo parece. La lectura de diccionarios antiguos ingleses y franceses revela que el concepto de familia estaba dividido entre la idea de corresidencia y la idea de parentesco que aparecen soldadas en la definición que se ha hecho hoy corriente. La palabra evocaba mucho más a menudo un conjunto de parientes que no tenían residencia común; y generalmente designaba también un conjunto de corresidentes que no estaban necesariamente ligados por vínculos de sangre o de matrimonio.[3] Es decir que este concepto es algo que sucede muy a menudo y por sobre todo con un familia homoparental donde no necesariamente existe un vínculo sanguíneo con el niño o niña, y que el concepto familia se vuelve algo más que el ADN cuando hablamos de corresidencia. Y con las familias heteroparentales sucede lo mismo, lo demuestra una frase de Samuel Pepys escrita en su propio diario en 1660, “Vivía yo en Axe Yard, donde tenía a mi mujer y a la sirvienta Jane, y a nadie más en la familia que nosotros tres", es decir, la corresidencia guarda un propósito muy importante el cual es forjar lazos afectivos, más allá de los sanguíneos.
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