Florencia, 1283
Enviado por Connie92 • 31 de Marzo de 2014 • Informe • 318 Palabras (2 Páginas) • 182 Visitas
Florencia, 1283
De pie junto al puente, el poeta observaba a la joven que se
acercaba. El mundo se detuvo al ver sus ojos, grandes y oscuros, y su
pelo castaño, peinado formando elegantes ondas.
Al principio no la reconoció. Era tan hermosa que cortaba el
aliento con sus movimientos gráciles y seguros. Y algo en su rostro le
recordó a la niña de la que se había enamorado años atrás. La vida
los había llevado por caminos distintos y él siempre había llorado la
pérdida de su ángel, su musa, su amada Beatriz. Sin ella, su vida
había sido solitaria e insustancial.
«Y ahora aparece mi bendición.»
Mientras ella seguía acercándose, acompañada de sus amigas,
el poeta inclinó la cabeza en un saludo caballeroso. No tenía ninguna
esperanza de que ella se lo devolviera. Era perfecta e inalcanzable, un
ángel de ojos castaños, vestida de blanco resplandeciente, mientras
que él era un hombre mayor, hastiado del mundo, que no le llegaba a
la suela del zapato.
Cuando ya casi había pasado de largo, los ojos del poeta se
clavaron en una de sus delicadas zapatillas, una zapatilla que vacilaba
justo delante de él. El corazón se le desbocó mientras aguardaba, sin
resuello. La voz que le habló, suave y educada, dispersó sus dudas.
Era ella.
Levantó la cabeza y la miró asombrado. Llevaba años esperando
ese momento, soñando con ese encuentro, pero nunca se imaginó
que se produciría de un modo tan fortuito. Y menos aún que ella lo
saludara con tanta dulzura.
Desconcertado, le devolvió el saludo y se permitió el lujo de
dedicarle una sonrisa, una sonrisa que su musa le devolvió
multiplicada por diez. Sintió henchírsele el corazón, mientras su amor
por ella crecía y ardía como una hoguera en su pecho.
Desgraciadamente, la breve conversación llegó a su fin cuando
ella anunció que tenía que irse. El poeta se inclinó para despedirse,
pero en seguida se incorporó para contemplarla mientras se alejaba.
La gran alegría que había sentido al reencontrarse con ella se vio
empañada por la tristeza de no saber si volvería a verla nunca más...
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