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Humanista (crecimiento Personal)


Enviado por   •  26 de Junio de 2014  •  4.710 Palabras (19 Páginas)  •  396 Visitas

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El crecimiento personal”, meta de la psicoterapia

¿Cuál es el objetivo común de las psicoterapias humanistas?

¿Se limita el terapeuta humanista a proporcionar la ayuda para la superación de los problemas concretos que sucesivamente le vayan presentando los clientes? Lo hará si así lo desean éstos. Pero lo más probable es que la clarificación de sí mismos y los cambios experimentados hasta ese momento descubran al cliente la posibilidad de obtener, por un trabajo más profundo, una más plena recuperación y animación del proceso de crecimiento personal (también denominado de autorrealización, llegar a ser uno mismo, etcétera) que la obtenida a través de la terapia concreta realizada.

El concepto de crecimiento personal es más abarcativo que el de psicoterapia, aunque frecuentemente se utilicen como equivalentes. Nos encontramos aquí con un elemento relevante de los que integran el denominador común de las diversas psicoterapias humanistas, que hace referencia no sólo al objetivo del trabajo terapéutico sino también al objetivo último de la vida, según la antropología o ética implícita o explícita en los psicólogos humanistas. Objetivo que supone una clara contraposición de la Psicología Humanista con aquellos modelos terapéuticos que se limitan al logro de un estado homeostático. Estos modelos, de carácter biologista –como ya señaló Allport (1963)– atribuyen a la personalidad humana solamente las dos propiedades de sistema abierto que se encuentran en todos los organismos vivientes a saber: a) intercambio de materia y energía, y b) formación y mantenimiento de estados homeostáticos entendidos como “esfuerzo de equilibración de las presiones internas y externas, tendente a obtener un estado de equilibrio”. Olvidan las dos más propias del viviente humano: “aumento del orden en el transcurso del tiempo e interacción con el medio”.

Algunas teorías señalan acertadamente la tendencia de la personalidad humana a superar los estados fijos y elaborar un orden interior aunque sea a costa del desequilibrio. Así lo hacen las teorías de las energías cambiantes (capítulo IX) y de la autonomía funcional (capítulo X). Estas concepciones reconocen la existencia de un continuo incremento en los propósitos del hombre durante la vida y un efecto morfogénico sobre el sistema como todo. La homeostasis es una concepción útil para un estudio a corto plazo, pero es completamente inadecuada para explicar el tono integrador que existe en la orientación a un objetivo (Allport, 1963).

El proceso de crecimiento personal contribuye a suprimir una serie de tensiones superfluas, digamos “patológicas”, pero también contribuye a incitar nuevas tensiones consideradas saludables y concomitantes con la actitud creativa.

¿Qué se entiende en Psicología Humanista por “crecimiento personal”? Prescindimos aquí de detenernos en precisiones sobre las coincidencias y diferencias del significado de los diversos términos equivalentes utilizados en la Psicología Humanista. Quien parece haberse detenido más –entre los iniciadores o principales autores de la Psicología Humanista– en la descripción de este constructo es Abraham Maslow cuando se refiere a autoactualización. Aunque de hecho son muchos otros quienes lo han tratado, entre los que destacamos a Rollo May [1967] 1968, Carl Rogers (1961), y Charlotte Bühler (1933,1972).

Según Yalom (1980), Maslow probablemente esté influido por Karen Horney [1950] 1955 y su concepto de autorrealización. De hecho ya el neurólogo Goldstein (1939 y 1940), que probablemente más influyó en Maslow, había descrito el concepto de autoactualización. Anteriormente, entre los compañeros de generación de Horney, está Erich Fromm, que al describir lo que entiende por proceso de individuación y por interés en uno mismo, describe un proceso muy similar al anterior. De los contemporáneos de Freud, es el concepto de proceso de individuación de Jung lo más equivalente, sin descartar el proceso al que se refiere Otto Rank, cuando habla de las tres etapas de la vida de la persona que se realiza: la del conformista, la del neurótico, –Mac Kinnon propuso llamarlo conflictivo– y la del artista creador.

Dejamos de lado las descripciones que sobre el concepto de crecimiento personal han presentado Kurt Goldstein, Abraham Maslow, Carl Rogers, Karen Horney, Erich Fromm y Carl G. Jung, limitándonos a presentar las siguientes consideraciones de forma esquemática.

1. La consideración del ser humano como un conjunto singular e irrepetible de potencialidades que pueden ir desarrollándose y cuya realización constituye una aspiración explícita o implícita de todo ser humano, hipótesis sostenida por casi todos los psicoterapeutas humanistas o existenciales, tiene una historia ya antigua. Cuando Aristóteles utilizaba el término entelequia –lo cual, como advierte Ferrater Mora (1965) no lo hizo siempre de forma consistente– se refería al acabamiento del proceso de actualización de las potencialidades singulares del individuo. Compartimos aquí la equivalencia que Yalom (1980) señala entre autorrealización y la entelequia clásica.

2. El antecedente más destacable de este constructo de la Psicología Humanista, ya en un marco de psicología clínica, es el denominado por Jung proceso de individuación o camino de individuación, entendido como proceso de la evolución de sí mismo hacia el logro de la totalidad de la personalidad. Esto se alcanza cuando todos los pares de contrarios han sido diferenciados y cuando la conciencia y el inconsciente (en un sentido diverso al de Freud) se encuentran en viva relación recíproca. Jung cuenta con que la realización plena de nuestra personalidad es un ideal inalcanzable, pero, como todo ideal, no es propiamente un objetivo, sino un indicador del camino.

3. Además de las interpretaciones junguianas indicadas, podemos decir que la mayoría de los autores de la Psicología Humanista comparten las siguientes otras afirmaciones del mismo autor, aunque varíen los términos utilizados:

a) Individuación (o crecimiento personal) se diferencia claramente de individualismo, ya que lo primero no tiene que ver con una actitud ególatra, sino con el logro de la propia particularidad.

Individuación significa hacerse individuo, en tanto que por individuo entendemos nuestra más íntima, última o incomparable particularidad (Jung, 1933).

b) Constituye un proceso espontáneo, natural y autónomo.

c) Todo sujeto humano tiene la potencialidad para poder vivirlo constituyendo la obra creadora más importante.

d) Constituye el paralelo psíquico del proceso de crecimiento y transformación del cuerpo con la edad, siempre que no sea obstaculizado o encubierto por alguna decisión consciente o inconsciente perjudicial, a partir

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