IDENTIDAD PERSONAL Y SEXUAL
Enviado por alidami • 5 de Julio de 2015 • 510 Palabras (3 Páginas) • 159 Visitas
IDENTIDAD PERSONAL Y SEXUAL
Todo ser humano experimenta sus propios impulsos naturales, calcula cómo gobernar el mundo y se adapta de manera única. Todo ser humano, no importa su edad, su grado de complejidad o el nivel
de su educación, actúa a veces desde su estado del Niño del yo. El estado Niño del yo contiene la
primera sensación de identidad de la persona, su guión, los juegos que practica, las posturas de su
vida y su racha de triunfos y derrotas… todos los cuales son probablemente reforzados por su
estado de Padre del yo. Si el Padre se dice interiormente: “¿Por qué tuviste que nacer?”, es
probable que el estado del Niño del yo mantenga la postura: “Yo no soy bueno”.
NOMBRES E IDENTIDAD
De la mayor importancia de una persona es su nombre. Aunque el nombre de una persona no debe
cambiar su carácter, a menudo contribuye a su guión, bien negativa o positivamente, en razón del
mensaje que envía al niño.
En su partida de nacimiento, el nombre completo de un niño aparece como José Martínez Pérez. Sin
embargo, él puede ser llamado:
Pepe (por un amigo)
José (por su padre)
Pepito (por su madre cuando está contenta con él)
José Martínez Pérez (por su madre cuando está descontenta con él).
Cada una de esas variaciones de su nombre refleja la sensación emocional de la persona que las usa.
Cada una de ellas le proporciona un mensaje diferente según el cual el niño debe vivir. Cada una
activa en él una respuesta diferente.
Mario, ahora un banquero, cuenta que a los 7 años de edad decidió cambiar su nombre a León; este
ejercicio de su Pequeño Profesor impidió que los otros niños se burlasen de él y que le llamasen
mariquita. Otro individuo in formó que él tenía que defenderse continuamente porque su apellido
era Francis. Una atractiva ama de casa llamada Berta cambió su nombre a María. Porque las
imágenes de un elefante venían siempre a su imaginación cuando oía el nombre Berta. Algunas
personas muestran su aversión por la identidad que su nombre posee para ellas al preferir usar
solamente su segundo nombre o las letras iniciales.
Muchos niños cuyos nombres coincidan en todos los detalles con los de su padre suponen que ellos
deben seguir las huellas de éste. Lo mismo puede ocurrir con designaciones como Guillermo el
grande y Guillermo el pequeño para padre e hijo. En ambos casos existe el riesgo de que el hijo
sienta que nunca valdrá tanto como su padre. En consecuencia, acaba sintiéndose culpable o
inadecuado o mal en algún sentido. Además, el niño puede sentirse como una copia al carbón en
vez de un original, confundiendo su propia identidad con la de su padre.
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