Instituciones de infancia y prácticas profesionales

Instituciones de infancia y prácticas profesionales: entre figuras de segregación y dispositivos de inscripción simbólica, de Perla Zelmanovich y Mercedes Minnicelli

Acerca de la noción de la institución de la infancia, es un modo de ingresar en la confusa y complicada relación entre la dimensión social y la que afecta a la singularidad del sujeto. Es decir no se trata de pensar en la infancia como un tiempo cronológico sino, como un constructo socio histórico, cultural y político que cuenta con un amplio campo de investigaciones históricas y sociológicas, al mismo tiempo como lo inaprensible de la propia infancia de los adultos que cuenta con investigaciones en el campo del psicoanálisis.

Habría que decir también que  Leandro de Lajonquiere plantea al respecto que solo un adulto puede tener infancia pero una infancia perdida y por otra parte Estanislao Antelo menciona que la infancia es cosa de adultos y no existe nada parecido a la desaparición de la infancia, aunque si existe la renuncia adulta a intervenir en la educación de los niños.

Cabe señalar que hace falta establecer infancia en el discurso contemporáneo, relación a la legalidad de la cultura, por la inscripción de la ley fundante del sujeto en el orden social que es marca de la diferencia entre lo prohibido y lo permitido.

Por otra parte el desamparo simbólico es una de las formas actuales de expresión de lo real en los infantiles sujetos. Así mismo desamarrados, dejados a beneficio de sus pulsiones, exponen sus desregulaciones y demandan que a allí hacen falta marcos, bordes que permitan otros destinos para la pulsión que en numerosos casos demuestran la vigencia de las afirmaciones freudianas relativas a que las pulsiones pueden volverse contra el propio sujeto o contra los otros.

Por parte de Minnicelli menciona que establecer infancia implicara aportar en el texto del discurso de época, la escritura de la diferencia que intenta olvidarse entre lenguaje infantil y lenguaje adulto, es decir entre el infantil sujeto y lo infantil en el adulto.

Con respecto a las prácticas profesionales, quedan en muchos casos atrapados en el discurso que requiere de su separación para operar en el hiato, en la distancia que entre una y otra se establece, contemplar esa distancia dar lugar a interrogarse sobre el riesgo de constituirse en agentes de producción de figuras de segregación que toman cuerpo como si fueran norma escrita. Así mismo el hiato es donde habita el instrumento burocrático, administrativo, jurídico, político, económico, corporativo, que cobra forma en las instituciones pero que no necesariamente asumen su función de instituir infancia.

Además definir la infancia en falta de institución permite dar lugar a la posibilidad de hallar antídotos ante el devastador vale todo, en tanto posibilidad de sostén, en ceremonias mínimas de la inscripción de la ley  por efecto de lenguaje en le escritura de estructura subjetiva.

Así mismo si se entiende la infancia como institución de la experiencia y del lenguaje, teniendo en cuenta que no podemos ingresar a la infancia sin encontrarnos con el lenguaje que parece defender su entrada en la experiencia entendida como patria original del hombre, se trata de poder ubicar ciertas coordenadas teóricas que habiliten a otras lecturas, formas de nombrar el malestar a partir de una implicación de lo que acontece.

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