LA ARTITIS REUMATOIDE, UNA ENFERMEDAD AUTOINMUNE

LA ARTITIS REUMATOIDE, UNA ENFERMEDAD AUTOINMUNE

En 1998, ley mi Tesis Doctoral, en Psicología, titulada “Autoentrenamiento psicológico para pacientes con artritis reumatoide”. Se preguntarán cómo siendo psicóloga elaboré mi trabajo en una rama supuestamente solo médica. Les cuento. Siempre me ha ocupado la relación cuerpo-mente, es decir, cómo nuestras emociones, actitudes, pensamientos, vivencias, etc, pueden llegar a enfermarnos, a veces de forma crónica. Mi director de tesis me sugirió que el campo de las dolencias reumáticas estaba poco investigado y que resultaría interesante indagar en él. Y me fui al Hospital Nuestra Señora de Aranzazu, en San Sebastián, Donosita, al Departamento de Reumatología. En aquel entonces, lo dirigía un magnífico ser humano, llamado D. Manuel Figueroa, el cual se ofreció al instante para ayudarme a realizar mi labor. Me dijo: “investiga la Artritis Reumatoide, que nos trae de calle”. Y allí empezó todo. Llevamos a cabo una terapia grupal, cuyos contenidos y resultados, les iré contando poco a poco en diversos artículos.

Les pongo un poco en antecedentes. La Artritis Reumatoide(A.R.), es una enfermedad reumática inflamatoria crónica, sistémica(es decir, que puede afectar a todo el organismo), caracterizada por su extensión poliarticular y su curso progresivo, deformante e invalidante. En ella, se da el sorprendente fenómeno de la autoinmunidad, es decir, el ataque del sistema inmunitario del enfermo sobre la membrana sinovial, inflamándola. La evolución de la enfermedad sigue distintos caminos; desde el perjuicio mínimo de las articulaciones, hasta el progresivo, que acaba destruyéndolas, por daño al hueso, los tendones y el cartílago.

Como acabamos de decir, la A.R. es una enfermedad de corte autoinmune, en el cual el Sistema Inmunitario(S.I.), falla al no reconocer determinados tipos celulares del organismo como propios y los ataca como si fueran células extrañas. Esto tiene lugar primeramente en las articulaciones, y es el responsable de la inflamación y deterioro de las mismas, que dan lugar al dolor.

La función del sistema inmunitario es destruir las sustancias extrañas que entran en el cuerpo. Estos cuerpos extraños, virus, parásitos, transplante de órganos, o incluso partes del cuerpo que se han alterado, como en el caso de las células cancerosas, presentan en sus superficies grupos proteicos no reconocibles como propios y que de un modo genérico reciben el nombre de antígenos. Así, en el caso de la A.R., partes del propio cuerpo, son traducidas como antígenos, y el sistema inmunitario, las ataca.

Es decir, el sistema inmunológico no reconoce al propio cuerpo, y lo ataca como si fuera algo extraño. Esto, en mi opinión, tiene cierta relación con el término que acuñó Jung como sombra: aquellas partes nuestras que no reconocemos, y que vemos, que proyectamos en los demás.

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