LA LITERATURA INFANTIL Y LA FORMACION HUMANISTICA.
Enviado por letyramos • 31 de Enero de 2013 • 1.635 Palabras (7 Páginas) • 2.091 Visitas
LA LITERATURA INFANTIL Y LA FORMACION HUMANISTICA.
Los valores son referencia para la formación del comportamiento humano desde un punto de vista socio-educativo. Desde el punto de vista pedagógico son referencia para el desarrollo y el crecimiento humano dentro de un determinado grupo social. Así que es conocido que los valores existen y son necesarios para la vida en sociedad. Se define el valor como “toda perfección real o ideal existente o posible que rompe nuestra indiferencia y provoca nuestra estimación, porque responde a nuestras tendencias y necesidades” o en palabras de Cervera “es todo aquello que no nos deja indiferentes, que satisface nuestras necesidades o que destaca por su dignidad.. En un sentido humanista, el valor hace que el hombre sea hombre, es lo que le da la característica de “humano”. Es decir, el valor no existe sin alguien que lo valore. Su existencia sólo es posible cuando un ser humano lo observa y lo activa en su vida. Los valores son parte de la formación de la esencia humana. Son creaciones humanas que hacen que las cosas adquieran un nuevo sentido. Esas “creaciones” han sido objeto de preocupación persistente de los filósofos, en el intento de descubrir y comprender mejor la esencia del ser humano y su relación con el medio en el que vive. El hombre es un mediador entre el valor y la realidad, pues por él los valores se realizan en el mundo. Gervilla (2000:43). Los valores no son inmutables. Son complejos, cambiantes, expuestos a diversos factores externos e internos, pueden convertirse en superiores o inferiores según la situación, el momento histórico o el individuo que lo realice, lo que puede generar conflictos entre los seres humanos que viven en comunidad. Yubero et al, entiende por valores las “creencias básicas a través de las cuales interpretamos el mundo y damos significado a los acontecimientos e, incluso, a nuestra propia existencia. Forman parte de nuestra cultura subjetiva y hemos de considerarlos como realidades dinámicas, sometidas a cambios condicionados en su manifestación y realización por el espacio y el tiempo
Si los valores forman parte de la historia y de la cultura en general se hacen dos preguntas: ¿qué papel tiene entonces la literatura infantil y juvenil en la formación de los niños y adolescentes, respecto a los valores? Y ¿Cómo se presentan esos valores en las narraciones creadas para los más pequeños?
Las investigaciones en torno a los valores han sido desde los años 90 objeto de polémicas y controversias generando reflexiones especializadas dentro y fuera del ámbito educativo. La literatura infantil desde siempre ha sido un campo donde se han sembrado valores que, sin duda, han formado parte de la mentalidad colectiva. Los valores, sean tradicionales o nuevos, determinan la temática y las peculiaridades formales que diferencian las literaturas infantiles de ayer y de hoy. La obra literaria infantil manifestará, si no explícitamente, por lo menos implícitamente, las prohibiciones, las prescripciones, en fin, el conjunto de símbolos que definen una sociedad o cultura determinada. El aprendizaje de los valores opera mediante la asociación repetida entre signo (palabra, concepto abstracto, objeto), y su significado. La literatura infantil refuerza la acción simbólica de determinados signos con determinados significados. El modelo tradicional giraba en torno a valores como el individualismo, la obediencia absoluta a los valores de la Iglesia, el dominio de la ejemplaridad, la división clasista de la sociedad, la superioridad masculina. Los nuevos modelos ofrecen otros valores como el espíritu solidario, el cuestionamiento de la autoridad, las transformaciones del sistema social en busca de la igualdad, la libertad y la justicia social, la tolerancia, el respeto a lo diferente, la denuncia de contenidos sexistas, los valores ecológicos y pacifistas, la convivencia, la multiculturalidad, los valores para la ciudadanía, etc. Tradicionales o actuales vemos que la relación con los valores le es inherente a la literatura: no sólo porque es imposible hablar de la existencia sin referirnos a ellos, sino también porque el acto de escribir es un acto de comunicación, lo que implica la posibilidad de acuerdo, en nombre de valores comunes. Ahora bien, la literatura no es un sermón: la diferencia entre ambos consiste en lo que es en éste una experiencia previa, sólo puede ser en aquélla un horizonte.
La literatura, efectivamente, permite al lector recrear su propio mundo, y generar sus propias ideas. “En la estructuración del cuento el niño contempla las estructuras de su propia imaginación y, al mismo tiempo las abastece, construyendo de ese manera un instrumento indispensable para el conocimiento y el dominio de la realidad”. La literatura infantil ayuda al niño a “teorizar” su vivir, pues le hace razonar ante las vicisitudes de los personajes, a valorar o despreciar sus actos, y a relacionar las conductas reflejadas en los textos con sus propias experiencias y valores. El niño puede con la lectura literaria participar de emociones, compartir
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