LA LOGOTERAPIA EN EL ÁMBITO DE LA TENDENCIA HUMANÍSTICO-EXISTENCIAL

LA LOGOTERAPIA EN EL ÁMBITO DE LA TENDENCIA HUMANÍSTICO-EXISTENCIAL

                                                                        Eugenio Fizzotti (1)

Un abanico de consideraciones sobre la situación de la logoterapia en el ámbito de la tendencia humanístico-existencial requeriría una profundización tanto de  la psicoterapia como de toda el área filosófica-antropológica que se ha ido desarrollando en los últimos decenios. Esta tarea supera los límites de la presente guía. Nos limitaremos, por consiguiente, a algunos puntos generales con el fin de recoger la problemática existente en el ámbito de la psicoterapia, encuadrando la en el marco de los métodos y de las técnicas destinadas a la persona enferma con vistas a una curación.

Según un análisis superficial del término podríamos pensar que la psicoterapia es el método de curación de las enfermedades psíquicas. Pero esta definición tiene el riesgo  y el defecto de considerar cualquier método capaz de modificar el comportamiento humano, incluyendo el uso de los psicofármacos, del electrochoque y las intervenciones quirúrgicas como la lobotomía, etc. en general, dada la confusión terminológica-conceptual que es evidente en psicología, en psiquiatría y de rechazo, en psicoterapia, se prefiere más bien dar una definición genérica que ponga el acento más sobre el medio psíquico que sobre el origen psíquico de las afecciones. De hecho, los psicólogos prefieren considerar la psicoterapia como (Bazzi 1970, 21).

A pesar de la unidad profunda de la psique, existe actualmente un número tan elevado de métodos psicoterapéuticos que es más conveniente hablar de que de psicoterapia. O mejor, podemos decir con Bazzi,

1 Fizzotti, Eugeni y Bazzi Tullio. Guía de la logoterapia. Ed. Heder. Pp. 70-78

plural (las psicoterapias), se refiere precisamente a la diversidad de estas orientaciones terapéuticas> (1970, 21). Por consiguiente, es difícil, además de poco útil, no sólo compilar una lista de las distintas aproximaciones, sino también clasificarlas. Berge, por ejemplo, ha intentado una clasificación teniendo en cuenta el punto de intervención del acto psicoterapéutico, otros lo han intentado puntualizando las vías seguidas para alcanzar la curación (explicativa, sintomática, finalista), o basándose en la naturaleza de las instituciones afrontadas (formas de patología, intervenciones individuales o de grupo, diferencias de edad de los sujetos, etc.).

A pesas de la diferencia, como decía, de las bases doctrinales y de los métodos, todos los sistemas psicoterapéuticos parten del principio fundamental que la conducta humana puede ser modificada. Las psicoterapias sintomáticas se proponen reorganizar la estructura del paciente, atenuando las diferencias generales, mediante la ayuda de estructuras externas más o menos rígidas en las que la persona se apoya. Las técnicas causales quieren ayudar al paciente a comprender las acciones, los pensamientos y los sentimientos de su propia vida, de modo que sea capaz de modificar su conducta. Finalmente, las psicoterapias finalistas tienden a restablecer la coherencia del ser haciendo converger todas las energías disponibles hacia un fin.

Además de este principio fundamental, todas las psicoterapias comparten algunos principios comunes que, según Bazzi, pueden ser resumidos del siguiente modo: (Bazzi 1970, 107). Estos puntos de apoyo de la psicoterapia varían según el fin y el concepto de curación que subyace en toda línea psicoterapéutica y también según el método usado por el psicoterapeuta

Ante la variedad de los métodos y la dificultada de definir la psicoterapia, conservará siempre una importancia capital la relación terapeuta-paciente, tanto en las psicoterapias centradas en el paciente (catalizadores), como en las centradas en el terapeuta (directivas). Por más de que se ha escrito innumerables libros y artículos acerca de este tema, es difícil encontrar una formulación clara y significativa sobre . Me limitaré a señalar algunos puntos que me parecen particularmente importantes.

El psicoterapeuta tiene que saber escuchar: ante todo debe escuchar con una atención constante, un cálido interés y un continuo empeño en comprender los problemas del paciente manteniendo al mismo tiempo distancia y objetividad.

El paciente debe saber siempre que la persona ante la cual se halla es un aliado en quien puede confiar, alguien que le permite hablar abiertamente de sus miedos y debilidades. Además, el psicoterapeuta considera su Weltanschauung como punto inamovible al que el paciente tiene que adaptarse. Por consiguiente, la libertad del paciente debe ser totalmente respetada. Por último, el psicoterapeuta tiene que adaptar su propio método al paciente y al momento, tiene que ser capaz de trabajar empleando varios métodos, llevando a cabo una .

Poseer este arte no significa ser buen terapeuta, pero es una premisa para cualquier forma de buena psicoterapia. Si se pretende que la psicoterapia tenga un buen éxito es también necesario que por parte del paciente exista una motivación que le impulse a pedir ayuda y a emprender la terapia con interés.

1. principales tendencias de la psiquiatría y de la psicología clínica actuales

La psicoterapia tiente una breve historia, pero una larga prehistoria si se considera la expresión en sentido general, esto es, como la posibilidad de influir favorablemente en un paciente mediante medios psíquicos usados más o menos conscientemente. El hombre, mucho antes de descubrir los factores terapéuticos en el ambiente físico que lo rodea, se había dado cuenta de que la relación entre dos personas pueden comunicar una sensación de bienestar e influir positivamente sobre la enfermedad. En las primeras prácticas médicas se hallaba difusa la concepción animista de la enfermedad y de ahí la figura del médico –mago, que por medio de ritos especiales intentaba ahuyentar del cuerpo el quid morboso concebido como un .

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