LAS CONSECUENCIAS DE LA TELEVISIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

LAS CONSECUENCIAS DE LA TELEVISIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

     La televisión, desde el momento de su creación hasta nuestros días, ha sido y será un instrumento por el cual la mayoría de los jóvenes adquiere ciertas maneras de pensar y actuar de acuerdo a la programación a la que se está expuesto día tras día. Y esto ocurre frecuentemente cuando uno se encuentra en la etapa de infante, pues ese tiempo es cuando empezamos a formar nuestra personalidad observando, probando e imitando; y es en este aspecto que la televisión nos ofrece todo tipo de modelos de conducta, entre estos se pueden encontrar los nocivos como lo son los ejemplares antisociales y aquellos que muestran violencia en exceso, que se pueden aprender fácilmente por la exhibición a una programación no adecuada para niños y adolescentes.

     La televisión influye en todas las edades pero de manera especial en la infancia y la adolescencia, la parte más vulnerable del numeroso público expuesto, dada su incompleta formación ideológica, social, cultural y de valores. Sin embargo se ha dejado sentir también en la vida cotidiana de los adultos. Hay familias que han variado sus costumbres en cuanto a acostarse a una hora determinada como consecuencia de la televisión, se ha alterado el horario de las comidas e incluso ha llegado a constatarse que se da un descenso de presión de agua provocado por el uso del cuarto de baño durante el paso de los comerciales a las horas de máxima audiencia ( Fiske, 1996 ).

     Convertirse en un adepto a estar frente a la televisión en prolongadas horas al día trae también como consecuencia un ínfimo rendimiento escolar debido al bajo interés del estudiante por la lectura, que puede traer asimismo varios efectos como dificultad para leer con fluidez, problemas de comprensión lectora debido a un nivel inferior del léxico, etc. Afectando de manera contraproducente el futuro del estudiante, como demostró un estudio realizado en la Universidad Sainte Justine de Quebec y la Universidad de Michigan (Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine): “Los niños que a los 2, 3, y 4 años de edad pasaban más horas frente a la televisión tenían mayores problemas en el colegio y habían adoptado más hábitos nocivos a la edad de 10 años”.

Algunos estudios ( Tojo, 1990; Arjemí, 1997; Muñoz, 2000 ) dicen que la cantidad de horas que los niños pasan viendo la televisión tiene una relación directa con su peso, siendo mayor la incidencia de la obesidad entre los niños que pasan más horas frente al televisor. Y es que este enunciado no podría estar más en lo cierto. A diario, en casi todos los canales de televisión, en los comerciales suelen promocionarse diversos comerciales de comida chatarra o que se encuentran muy distantes a lo que se entiende por una dieta balanceada, hay muchos claros ejemplos como: barras dulces, caramelos, bebidas gasificadas, diversas variedades de helados, cereales que son promocionados como “buenos para la salud, que otorgan distintas vitaminas y minerales” pero que al fin y al cabo son grandes portadores de azúcar. Pues mientras más dulce o grasoso sea el elemento promocionado en los comerciales, llama más la atención especialmente de los niños, que insisten a sus padres en que les proporcionen estos productos. Pero no solo los comerciales contribuyen a la obesidad infantil, ya que estar muchas horas pegado a la pantalla de un televisor genera en nosotros un estado de sedentarismo marcado a la larga por problemas cardíacos, pues estar echado en una misma posición o ya sea sentado, evita la correcta circulación de la sangre por diferentes partes del cuerpo.

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