LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE Y LA COHERENCIA DIDACTICA EN EL PROCESO METODOLOGICO DE LOS APRENDIZAJES PRIMERA UNIDAD
Enviado por GRACEBUSTOS • 26 de Noviembre de 2013 • 9.535 Palabras (39 Páginas) • 1.161 Visitas
LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE Y LA COHERENCIA DIDACTICA EN EL PROCESO
METODOLOGICO DE LOS APRENDIZAJES
PRIMERA UNIDAD
Objetivo 1
Realizar un análisis comprensivo y reflexivo del fenómeno educativo desde la
Perspectiva de la filosofía y la psicología, a través de una mirada integradora.
TEORÍA, FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA DEL APRENDIZAJE
El análisis, comprensión y aplicación de las teorías del aprendizaje requiere, por cierto, situarnos de forma previa en una reflexión acerca del fenómeno educativo más general.
Desde el punto de vista filosófico el aprendizaje es materia de la epistemología, que se ocupa del estudio del origen, la naturaleza, los límites y los métodos del conocimiento. ¿Cómo es que sabemos?, ¿Cómo aprendemos algo nuevo?, ¿Cuál es la fuente del conocimiento?
Una teoría es un conjunto científicamente aceptable de principios que explican un fenómeno. Las teorías ofrecen marcos de trabajo para interpretar las observaciones ambientales y sirven como puentes entre la investigación y la educación.
Las primeras interrogantes referidas al tema educativo aparecen a partir de los planteamientos de Platón y Aristóteles, quiénes ya en esa época se preguntan sobre temas transcendentales como los fines de la educación, la naturaleza del aprendizaje o la relación profesor-alumno.
A partir de ahí la filosofía no ha estado ajena a este fenómeno y han sido muchos los autores que sin duda marcaron tendencias. Un ejemplo claro de ello es el caso de Descartes al defender las ideas innatas como base del conocimiento, opuestamente tenernos el caso de Locke que lo sustenta en las impresiones sensoriales, vale decir, la experiencia.
Racionalismo y empirismo son dos posiciones sobre el origen del aprendizaje y su relación con el medio; ambas, en diversos grados, se pueden apreciar por su influencia en las teorías actuales.
La doctrina racionalista se ve ampliamente reflejada en la obra del filósofo y matemático francés René Descartes (1596-1659), quien se basaba en la duda como método de investigación. Este hecho lo llevó a creer que la mente y el pensamiento permiten la existencia, manteniendo una gran influencia hasta el día de hoy con su ya reconocida frase “pienso luego existo”.
El filósofo alemán Enmanuel Kant (1724-1804) llevó adelante la corriente racionalista, en su obra “Crítica de la razón pura”, se ocupó del dualismo entre mente y materia, el mundo se organizaría de acuerdo al orden que le da la mente, que lo aprehende por medio de los sentidos y lo transforma de acuerdo a leyes innatas subjetivas. El mundo no puede conocerse tal como es en sí, sino como es percibido y son estas percepciones las que le dan el orden. Reafirmó el rol de la razón como fuente del conocimiento, pero argumentaba que ésta opera dentro del reino de la experiencia, ya que el conocimiento es empírico en el sentido de que la información se extrae del mundo y la mente lo interpreta.
De forma muy sintética, podemos señalar que el racionalismo es la doctrina que postula que el conocimiento proviene de la mente. A diferencia del racionalismo, el empirismo, parte de la idea de que la única fuente de conocimiento es la experiencia. Su referente más antiguo lo encontramos en Aristóteles ((384-322 a. C), discípulo y sucesor de Platón, y a diferencia de éste creía que las ideas no existen aparte del mundo externo y que éste es la fuente de todo conocimiento, no hace una distinción tan radical entre mente y materia. Su filosofía del aprendizaje sustenta que el mundo externo es la base de las impresiones de los sentidos del hombre, impresiones que la mente toma por legítimas.
Los principios de asociación de Aristóteles, aplicados a la memoria, contribuyeron a la psicología, puesto que él pensaba que el recuerdo de un objeto o idea desencadenaba el de otros objetos o ideas similares, diferentes o cercanas en el tiempo o en el espacio al objeto o idea original.
Johann Herbart (1776-1841), filósofo, psicólogo y pedagogo alemán, por su parte, influido por Kant, plantea que el aprendizaje se potencia a través del interés, el cual surge por autogeneración en el alumno y por intervención del profesor, su teoría de la percepción se convertiría en el paradigma educativo del siglo XIX, y con posterior trascendencia en autores más recientes representativos del aprendizaje significativo como es el caso de Ausbel.
Un hito importante para la comprensión del fenómeno educativo ha sido la instauración de la disciplina Psicología de la Educación, hecho que ocurre en el período que va de 1880 en adelante.
De este hecho surgen importantes autores y teorías, es así que según Arancibia, Herrera, Strasser (2008) surgen algunos precursores: En Europa:
Galton (1822-1911), quién inventó los primeros métodos psicológicos de test para la medida de la inteligencia y Wilhem Wundt (1832-1929), quién fundó el laboratorio de Leipzig, espacio reconocido como el primer lugar donde se utilizó la medición en la experimentación psicológica.
En Estados Unidos:
Hall (1844-1924), quien genera un gran cambio en la mirada sobre el rol psicológico en la escuela, ampliando su protagonismo y aporte a toda la comunidad educativa y no sólo circunscrita a las situaciones problemáticas.
También ha resultado destacable en este ámbito el aporte de Binet (1857-1911), que desarrolla el primer test de inteligencia individual, introduciendo la medición psicométrica en un campo que carecía de estudios propios del quehacer investigativo.
Otro autor fundamental por su aporte a la educación es el norteamericano John Dewey (1859-1952), para él la adaptación al ambiente fue algo donde focalizó de forma especial su atención e interés psicológico, preocupándose por comprender el ajuste físico, mental y moral de los seres humanos. Su interpretación del aprendizaje fue en términos de “by doing” (aprender haciendo) lo que lo sitúa como alguien muy aventajado a sus tiempos, de esta forma él planteaba la importancia de utilizar técnicas de enseñanza centradas en el niño y la defensa de la orientación escolar cooperativa. Dewey consideraba que los intereses e impulsos de los niños deben ser el punto de partida del currículum del colegio, ya que si el niño no ve el propósito de la actividad a desarrollar, tendrá menor voluntad para aprender (Mulcahy, 2007), perspectiva que se contrapone al pensamiento de Thorndike como veremos más adelante. En definitiva, Dewey consideraba que el niño hace conexiones de una experiencia a otra, y que uno necesita internalizar y construir el conocimiento.
A comienzos del siglo XX destacan de forma especial dos autores, por un parte, Thorndike (1874- 1949), cuyo foco se centró en el aprendizaje,
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