La evaluación como parte del proceso de aprendizaje

A través de todos los tiempos ha sido una constante la evaluación como parte del proceso de enseñanza- aprendizaje, evaluando diferentes aspectos de la cotidianeidad, objetos, maneras de actuar, en los contextos históricos de diferentes culturas.

La evaluación ha influido en el actuar del docente, la formación previa para enseñar, si en el pasado la educación era rígida y dirigida e impositiva, desde la utilización de instructivos, a través de exámenes orales y con sinodales quienes determinaban el resultado, expuesta a toda la comunidad. Posteriormente se observaba el funcionamiento de los alumnos, poco a poco fue cambiando hasta evaluar los méritos individuales, a través de exámenes orales y escritos y así hasta llegar a la utilización de pruebas estandarizadas. Hasta 1970 la evaluación se basa en aspectos cuantificables y hacia el año 2000 se medían objetivos generales, específicos y memorísticos siendo una evaluación sumativa, en el actual siglo se toman en cuenta aspectos cualitativos y cuantitativos de tal manera que la evaluación es formativa.

En la actualidad se requiere de una transformación con la finalidad de fortalecer el proceso de enseñanza aprendizaje, es necesario que en la interacción que se da de manera cotidiana entre alumnos y docente se considere como elemento central al alumno, por lo cual es importante conocer sus intereses, inquietudes, características y aprendizajes previos así como su estilo de aprendizaje y motivación para aprender, permitiendo en todo momento su participación activa, en un ambiente de respeto y tolerancia.

Se requiere que antes que nada el docente haga una revisión de sus propias competencias con la finalidad de conocer sus debilidades y fortalezas, y pueda así mejorar sus prácticas, propiciando en el alumnado el aprendizaje significativo. Estableciendo los criterios de evaluación en diferentes momentos de manera acertada y ofrecer practicas docentes diversificadas, replanteando sus estrategias de enseñanza cada vez que se considere necesario y cuando no estén funcionando, priorizando los aprendizajes esperados como meta a lograr durante el proceso educativo vigente.

Así mismo que para evaluar el proceso educativo se consideren: Las necesidades de los estudiantes y sus familias, que el ambiente sea justo y equitativo, que se de la eficiencia y compromiso en la participación de todos los involucrados en el proceso, con la intención de mejorar la calidad. Tomar en cuenta la Autoevaluación profesional y tener claros los objetivos para localizar metas y definir prioridades.

De manera tal, que si valoramos fortalezas en los alumnos ( el saber), los aciertos y destrezas para construir significativamente aprendizajes (saber hacer), la puesta en práctica de la comunicación fluida con los estudiantes (saber ser), y sobre todo tener una actitud responsable y utilizar un juicio crítico,

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