La Monotonia Cotidiana
DAVARAAL26 de Octubre de 2012
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LA MONOTONIA COTIDIANA
La monotonía como bien lo dice el tema, es una acción que se practica cotidianamente o en su mayoría de los casos. Si se puede notar en esta lectura captura las situaciones que regularmente como docentes llevamos a cabo. Todas las situaciones que se nos presentan y los comportamientos de los alumnos.
La rutina cotidiana, la monotonía y el molesto “lo de siempre” pueden colorearse de vez en cuando con acontecimientos que iluminaran una vida que de otro modo seria oscura, pero esta monotonía de nuestra vida cotidiana encierra una potencia demoledora propia.
La escuela es un lugar en que se aprueba o se suspende, suceden cosas divertidas, se aprenden cosas nuevas y se adquieren nuevas capacidades. Cada uno de estos hechos, aunque aparentemente obvios, exigen una consideración más detallada, ya que cada uno de ellos puede ayudarnos a comprender que sienten los alumnos y enfrentarnos con su experiencia escolar; en ninguna otra habitación pasa tanto tiempo el niño como en la clase.
La clase no es solo un entorno físico relativamente estable, sino que, además, ofrece un contexto social bastante constante. El horario cotidiano, por ejemplo, se divide en periodos limitados de tiempo durante los cuales se estudian temas determinados, o se realizan determinadas actividades.
El contenido cambia cada día y cada semana y, en este sentido, se da una variedad considerable dentro de la continuidad.
Lo que distingue a la clase de otros entornos no es solamente el rasgo distintivo de la enseñanza y el aprendizaje, ni el contenido educativo de cuanto en ella se habla, aunque sean estos rasgos los que destacamos siempre que nos proponemos describir la vida escolar.
Comprenden tres hechos con los que hasta el más pequeño escolar tiene que aprender a enfrentarse y que pueden describirse con tres palabras clase: grupo, evaluaciones y poder.
Todo el que se dedica a la enseñanza sabe que la clase implica mucho trabajo, aunque un observador ocasional pueda pensar lo contrario.
En las escuelas es el profesor, quien asigna las tareas por todos deseadas. Aquí se mencionan cuatro rasgos poco comentados de la vida en la clase: espera, frustraciones, interrupciones y distracción hacia el grupo.
En unas escuelas se concede poca importancia a los horarios, mientras que en otras se atienen rígidamente a ellos. Interrupciones de varios tipos crean un tercer rasgo de la vida de la clase. Comentarios innecesarios, mal comportamiento de los alumnos, etc., interrumpen con frecuencia la continuidad de la explicación del profesor y el profesor tiene que perder parte del tiempo llenando estos vacíos. Y se pretende que los alumnos ignoren esas distracciones.
La sujeción a un horario exige que las actividades comiencen, a veces, antes de que se haya suscitado el interés por ellas y terminen antes de que ese interés haya desaparecido.
El tercer aspecto de la vida escolar a que tienen que acostumbrarse los alumnos es el equilibrio del poder. La diferencia de autoridad entre profesor y alumno, el niño se da cuenta de una de las características fundamentales de ese mundo: la autoridad de los adultos. Cuando se desplaza de casa a la escuela, la autoridad paterna se ve complementada gradualmente por el control de los profesores, que en la vida del niño, constituyen el segundo grupo de personas mayores
Muchos aspectos de la vida en la clase exigen paciencia, en el mejor de los casos y resignación en el peor de ellos. El niño va aprendiendo a someter sus deseos a la voluntad del profesor, a orientar sus acciones en aras del bien común. Aprende a ser sumiso, a obedecer al sistema de reglas, normas y rutinas en que esta insertado.
El alumno tiene que desarrollar el hábito de desafiar a la autoridad y de poner en cuestión el valor de la tradición.
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