La Pianista

Analizando la película desde las primeras escenas entre Erika y su madre queda manifestado el mandato materno, (el ideal del yo), debes ser la mejor pianista, nadie puede ser mejor que tú, puedes enseñar pero sin que nadie te supere, y algo más, sólo eres para mí.

Erika solo puede estar con ella o dando clase, en ninguna otra parte, obedeciendo o “enseñando”. Le cuenta los minutos entre que concluyó su última clase y la hora en que llega a la casa. No hay lugar para un tercero la situación de estar sometida por su madre y sin poder tener un poco de privacidad provoca que se forme una estructura neurótica esto a causa de tanta castración por parte de la mama. También presenta rasgos sadomasoquista esto se debe a que ella es muy exigente con ella misma y con sus alumnos tanto que cuando no logra realizar algo bien siente que debe ser castigada.

Existen algunos rasgos que nos hacen pensar que es perversa, el vouyerismo irrumpe en las salas de cine porno y en el autocinema, donde algunos novios van a tener relaciones sexuales, sin embargo, la excitación de Erika no la conduce a un orgasmo, a disfrutar, aún y cuando sea como espectadora del placer de otros, pareciera que su placer es otro.

El mecanismo utilizado por Erika en este caso vendría siendo la represión debido a que algunas cosas no le resultan como ella espera por el control que ella tiene en si misma utilizando la vuelta hacia sí mismo ya que se lastimaba.

Se pudo observar que ella utiliza más las pulsiones de muerte ya que le gusta ocasionarse daño a sí misma, por otra parte se podría decir que utiliza la trasferencia negativa debido al odio, coraje o resentimiento hacia la madre porque nunca la ha dejado ser ella misma porque siempre la ha controlado.

Erika muestra una libido narcisista, ya que su libido es utilizada en la música en querer ser la mejor pianista, y se podría manejar un narcisismo secundario porque satisface algunos impulsos al hacerse daño.

Finalmente, la última escena podemos mencionar directamente sobre lo que Freud explica en el problema económico del masoquismo, el cuchillo por medio del cual Erika conduce su agresión no es posible dirigirlo hacia fuera, y se dirige hacia el cuerpo propio.

Freud nos demuestra que la estructura tiene valor ya que todo esto nos lleva a ir formando nuestro propio YO, y dependiendo que tanto hayamos sido castrados durante las etapas de la niñez es como tomaremos las situaciones siendo adultos.

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