La Salud De Los Trabajadores Efectos De Los Turnos De Trabajo Y El Ritmo Circadiano

Debido a las demandas de productividad, es cada vez más frecuente que una empresa trabaje veinticuatro horas diarias, teniendo sus trabajadores que adaptarse a ritmos de vida que dependen de turnos rotatorios, algunas veces tres turnos de ocho horas y otras dos turnos de doce horas cada día. Esta situación tiene efectos sobre la vida de los trabajadores sometidos a estos ciclos rotatorios, porque se puede decir que fisiológica, psicológica y socialmente somos organismos diurnos, naturalmente estimulados en nuestro ciclo biológico por los efectos del cambio de la intensidad luminosa que rigen el día y la noche. Tenemos naturalmente nuestra mayor actividad durante el día y dormimos para recuperar nuestra energía cuando aparece la oscuridad, dentro de lo que se conoce con el nombre de “ritmo circadiano”, palabra derivada del latín circa dies, cerca de un día.

La capacidad de adaptación del organismo a estos cambios de horario tiene limitaciones, pero en general se tolera mejor el prolongar el día que acortar la noche, lo cual significa que es más fácil adaptarse a acostarse tarde que a no dormir durante la noche. Es más fácil adaptarse a un turno vespertino que se prolongue hasta las diez de la noche que a uno que empiece a las diez de la noche.

El organismo humano tiene diferentes ritmos de trabajo y hay toda una ciencia que los estudia, la cronobiología. Algunos de esos ritmos suceden con una frecuencia menor a cada 24 horas, como es el caso del intervalo de 90 minutos que sucede entre la repetición de los movimientos rápidos del ojo durante el sueño. Otros ritmos tienen períodos mayores a las 24 horas, como el ciclo menstrual. Otros ritmos suceden aproximadamente cerca de la duración del día solar, de manera más precisa cada 25 horas, con un desfase de una hora diaria. Cada órgano tiene su propio ritmo de funcionamiento y de variaciones durante el día, como sucede con la temperatura corporal, con el ritmo cardíaco o respiratorio, con la función digestiva, el estado de alerta y hasta el recuento de

Glóbulos blancos varía de manera rítmica. Todos estos ritmos, que se pueden medir de acuerdo a su frecuencia, amplitud y periodicidad, son orquestados de manera sincrónica para acomodarse a los ciclos circadianos del organismo.

Cada persona tiene genéticamente determinada su estructura cíclica de manejo del tiempo, controlada por una especie de oscilador circadiano localizado en el hipotálamo con ciclos aproximados de 24 a 27 horas. Cualquier cambio natural o artificial en el régimen luminoso, después de algunos ciclos, tiende a cambiar el ritmo de ese oscilador, en un esfuerzo del organismo para adaptarse a esos cambios, pero con períodos intermedios de pérdida del ritmo, que toma algún tiempo para regresar a su situación normal, produciendo algunos efectos sobre la salud. (3) Por ello los trabajadores sometidos a trabajos con turnos rotatorios se encuentran más predispuestos a sufrir trastornos del sueño, fatiga, dificultades de aprendizaje y cambios emocionales como depresión e irritabilidad. Además se considera que puede existir algún efecto negativo cuando se padece enfermedades tales como diabetes mellitus, tirotoxicosis, epilepsia, enfermedades gastrointestinales o cardiovasculares. También se considera que puede haber efectos negativos cuando se utilizan medicamentos como anfetaminas, cafeína o esteroides. Debido a que el turno nocturno transcurre durante el punto más bajo de actividad del ritmo circadiano, se considera que ello puede influir en que se produzcan accidentes y a que la productividad sea menor que durante el turno nocturno. (4)

Turnos, salud y productividad

Algunas investigaciones dirigidas a analizar el efecto de la longitud de los turnos de trabajo sobre la salud y la productividad, comparando los turnos de 8 y 12 horas y contando con la participación de los trabajadores, parecen favorecer los turnos de 12 horas como los mejores desde

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