La Sombra

LA SOMBRA

El autor del libro reconciliarse con la propia sombra nos dice que la sombra es todo lo que hemos arrojado al inconsciente por temor a ser rechazados por las personas que desempeñaron un papel determinante en nuestra educación", creo que muchas veces los seres humanos ¿Quién no ha rechazado nunca actitudes espontáneas con el fin de asegurarse la aprobación de su prójimo? Todos poseemos ese lado oculto de nuestra personalidad llamado «sombra». Si no tomamos conciencia de ella, nos arriesgamos a ver cómo aflora a nuestras espaldas, ser vuelve contra nosotros mismos y nos crea toda clase de dificultades de orden psicológico y social, La sombra ignorada puede causar estados depresivos y antipatías obsesivas. Por el contrario, si este lado rechazado y mal amado de nosotros mismos es reconocido e integrado, favorecerá el equilibrio psicológico y espiritual de nuestra personalidad. El conocimiento y la reconciliación con nuestra sombra constituyen, pues, las condiciones necesarias para la realización y la autoestima y, por consiguiente, para el mantenimiento de relaciones humanas sanas. Reconciliarse con la propia sombra nos propone descubrir e integrar este oscuro tesoro interior para que llegue a ser una fuerza creadora en nosotros y una aliada. Para ello, el autor ha recurrido a numerosas ilustraciones, historias y ejercicios prácticos. Sacerdote y doctor en psicología, JEAN MONBOURQUETTE es además licenciado en teología, "master" en filosofía y educación y profesor en el Instituto de pastoral de la Universidad San Pablo, en Ottawa. Es autor de ¿Cómo perdonar? Perdonar para sanar. Sanar para perdonar, A cada cual su misión, Crecer y De la autoestima a la estima del yo profundo.

La sombra se personifica, por tanto, en personas del mismo sexo, tanto en sueños como en los mitos y manifestaciones artísticas. Suele personificarse como una persona primitiva inferior, “como alguien que tiene cualidades desagradables o que nos molesta” (4).

La sombra es también la causante de muchísimos conflictos políticos, sociales y religiosos; la agitación política por ejemplo, está llena de proyecciones de la sombra en el enemigo o el traidor (5):

“La agitación política en todos los países está llena de proyecciones, en gran parte parecidas a las cotilleos de vecindad entre grupos pequeños e individuos. Las proyecciones de todo tipo oscurecen nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen también toda posibilidad de auténticas relaciones humanas”.

La represión que nuestra “función superior” (la función psicológica más imperante en nuestro Yo consciente de las cuatro posibles: intuir, pensar, sentir y percibir) y nuestra tipología psicológica (introvertido o extravertido) lleva a cabo con todo aquello que no se ajusta a ellas origina un incremento de energía psíquica en la sombra, con lo cual ésta se torna más negativa. La misión de ser humano es integrar este “hermano oscuro” y dejar de creer que somos mejores que los demás, siendo conveniente no intentar reprimir totalmente (*) la sombra.

La sombra personifica al inconsciente personal pero también es una componente arquetípica ya que todos los seres humanos portan consigo una sombra, un “aspecto sombrío” que actua mediante la proyección de contenidos del inconsciente personal. Estas proyecciones conforman un comportamiento arquetípico que configura a la sombra como un fenómeno colectivo. Además la sombra, como arquetipo, se encuentra vinculada al mal; por ello, el aspecto colectivo de la sombra ha sido personificado en las figuras de los demonios, brujas y brujos, Satán, Mefistófeles, cábiros, faunos, etc.

Pero la sombra es algo consustancial al individuo, ya que la propia naturaleza del mundo implica que exista luz y exista oscuridad. La fuerza de la sombra no sólo actúa negativamente sino también positivamente (6):

“La

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