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La enseñanza de la psicología


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  5.641 Palabras (23 Páginas)  •  282 Visitas

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La enseñanza de la psicología

por

Francisco de Veyga

Contacto / correspondence: vixit (1866-1948)

precedido de una Noticia preliminar por Mario Crocco

Comunicación leída en la Sesión Inaugural de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires – Mayo 7 de 1909, originalmente publicada en Anales de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires vol. 1, pp. 37-52, 1910

Electroneurobiología 1995; 3 (1), pp. 1-17; URL http://electroneubio.secyt.gov.ar/index2.htm

Copyright © diciembre 1995 Electroneurobiología. Este trabajo es un artículo de acceso público; su copia exacta y redistribución por cualquier medio están permitidas bajo la condición de conservar esta noticia y la referencia completa a su publicación incluyendo la URL (ver arriba). / This is an Open Access article: verbatim copying and redistribution of this article are permitted in all media for any purpose, provided this notice is preserved along with the article's full citation and URL (above).

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Noticia preliminar: Esta añeja Comunicación sorprenderá sin duda al lector por la vigencia que conserva. Pese a su brevedad y a provenir de una pluma de señalado prejuicio al tocar otros asuntos, ofrece rico temario a la reflexión.

Fundada en noviembre de 1908, la Sociedad de Psicología de Buenos Aires fue establecida fundamentalmente por Francisco de Veyga, Director del Servicio de Alienados de la Policía Federal Argentina y catedrático de Medicina Legal en la Facultad de Ciencias Médicas, y por Horacio G. Piñero, titular del primer curso de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras. La admisión a la Sociedad no se concebía como una concesión legitimante por sí misma, sino como el reconocimiento que efectuara la Sociedad de las contribuciones legitimantes previas aportadas al campo temático por un aspirante. En la práctica la decisión no fue de consecuencias, porque a diferencia de la etapa previa en que expertos "empíricos" como Ameghino habían podido ser reconocidos estatalmente a posteriori de sus logros, todos los miembros de la Sociedad de Psicología ya habían sido habilitados académicamente por el Estado – aunque en otras disciplinas. Las reuniones periódicas comenzaron en febrero de 1909 y la primer sesión formal dos meses después. La Sociedad nucleaba intercambios científicos y programáticos de investigadores en criminología, biología, psicología normal y patológica, psicopatología legal, pedagogía y sociología, en cuatro secciones: Psicología Normal, Anormal, Pedagógica y Social.

La Comunicación que aquí publicamos expone el rol de los psicólogos en el ejercicio de su tarea y de la formación discipular, esta planteada como objetivo esencial de la Sociedad. La misma enfrentaba – no muy diferentemente de lo que enfrentamos hoy – un campo académico constituído con notorias falencias, que el autor señala y habían generado una "anarquía de opiniones" sobre la enseñanza de la psicología. Superar dicha anarquía era entendido por Francisco de Veyga como cuestión docente, ante todo de nivel superior, en sus vertientes pedagógica y didáctica; entendía que la reformulación era practicable en ese ámbito y generaría la construcción de la psicología como disciplina autónoma sobre las bases programáticas encaradas.

Estas articulaban, como cimiento, el conocimiento transdisciplinar de las ciencias naturales; sobre él, ponían la historia de las cuestiones investigadas en psicología, contrastadas en aquel marco; venía luego el dominio teórico y práctico del método experimental y, finalmente, la devolución de resultados: a las demás ciencias para contribuir también a su progreso y a la filosofía aplicando la investigación en psicología a la elucidación de cuestiones metafísicas. Es precisamente esta expectativa una de las que más se prestan a la reflexión del lector actual de esta Comunicación y así brinda a esta un interés que trasciende lo histórico.

La Comunicación revela que de Veyga – cosa nada infrecuente en los anticlericales rioplatenses de su época – conocía mal la psicología medieval tanto de Occidente como de los territorios del Hesicasmo (Ortodoxia) y que en consecuencia juzgó adecuado repetir, en passant, la famosa leyenda negra de la "edad oscura", fábula tan incorrecta como útil para el proyecto de substitución política en que se embarcaba el cientificismo positivista. Pero en muchos otros puntos de su ponencia de Veyga se muestra de grandísima actualidad y hasta premonitorio. Uno de estos puntos es la mencionada devolución de resultados, desde la investigación del psiquismo hacia la antropología filosófica y hacia las luego denominadas ciencias duras. Es interesante considerarlo desde una perspectiva actual. La investigación del psiquismo hace tiempo que se ha tornado de relevancia para la física, revelando en una naturaleza con psiquismos la existencia de realidades que permiten implementar a estos psiquismos en la evolución biológica; de realidades que requieren ampliar las matemáticas (teoría geométrica de la medida); de realidades que permiten esperar con fundamento bases el futuro desarrollo de una tecnología "del vacío". Se trata precisamente de la articulación fáctica donde hoy la electro-neurobiología es la disciplina más estrechamente incumbente.

En el planteo que enseguida se leerá, de Veyga reconocía pues cuatro grandes áreas externas a la psicología donde la labor de los miembros de la flamante Sociedad podía, a su juicio, ser transformativa: clínica psiquiátrica, educación, criminología y adquisición crítica de conocimientos sobre el puesto de los seres humanos en el cosmos. El ejercicio de sus actividades en estas áreas se entendía como localizado ante todo en el nivel estatal o espacio público, sin mencionarse la posibilidad de enmarcar ocasionalmente su desempeño en el vínculo privado. Tampoco se planteaba habilitarse restrictivamente para algún ejercicio profesional específico sino contribuir, desde la unidad temática del objeto de la psicología, al desarrollo de aquella variedad de campos externos de importancia teórica y práctica. Dicha unidad temática recortaba el objeto de la psicología en los términos en que los miembros de la Sociedad podían concebirlo y así legitimarlo con el reconocimiento social de la misma; pero no recortaba ni la profesión ni su ejercicio, tanto por concebirlos como insertos en otras discipli-nas ya profesionalizadas cuanto por la

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