La racionalidad comunicativa
Enviado por aldayrmartinez • 9 de Junio de 2014 • 2.578 Palabras (11 Páginas) • 292 Visitas
lo significa que la modernidad, que se ha vuelto consciente de sus propias contingencias queda tanto más remitida a una razón procedimental, vale decir también: a una razón capaz de litigar también contra sí misma. La crítica de la razón es también obra de la razón: este doble sentido kantiano se debe a una idea radicalmente antiplatónica, a saber, que no existe nada más alto ni más profundo a lo que nosotros, que nos encontramos en nuestras formas de vida lingüísticamente estructuradas, podamos apelar (pag. 59).
La discusión que persigue Habermas es una modificación respecto al tópico de la razón práctica. Pero no habrá "la eliminación de la razón" sino la postulación de una nueva racionalidad, la racionalidad comunicativa. La distinción kantiana hablaba de una razón teórica o especulativa cuando se refería a los principios a priori del conocimiento, y de una razón práctica que refería a los principios a priori de la acción. Las discusiones sobre "razón" encierran sus diferentes acepciones, pero pueden ser conducidas a un núcleo común racionalizador. El primado de la razón es la característica común de la modernidad. El fracaso de la razón, entonces, es interpretado como la extensión tal de la razón humana que recae en el reduccionismo de la multiplicidad a la unidad, de la diversidad a la identidad, del tiempo al espacio, de la opacidad a la transparencia, etcétera. El conjunto de estas reducciones puede caer (y lo habría hecho a lo largo del siglo XX) en la negación misma de la realidad, por ser incapaz de "encajarla" en sus categorías. Habermas trabajará una crítica a cierto tipo de razón, no al concepto mismo de razón. El concepto básico de la misma nos habla de las capacidades autónomas del hombre, estableciendo sus propios criterios seculares, su guía. Para Kant, esto significaría "el paso de los ‘andadores del instinto’ a la ‘guía de la razón’; en una palabra, de la tutela de la naturaleza al estado de libertad".[16]
Sin embargo, toda comprensión de la sociedad actual parte del reconocimiento de su carácter complejo. Este es el punto alrededor del cual se intentará la reconstrucción racional de la sociedad, y en particular del derecho, en Facticidad y validez. Vimos que esto importa cierta tensión entre la complejidad como diferenciación y descentramiento, por un lado, y la cuestión de la remisión a un ámbito de pretensiones de validez. Pero, dice Habermas, la vuelta a lo común, a la "soberanía popular" no se debe hacer suponiendo un modelo de totalidad social, sino que debe adecuarse a su complejidad. Para desentrañar el obstáculo propio de las concepciones de totalidad es necesario ver cómo éstas son presas de cierta racionalidad práctica que no se corresponde a las sociedades complejas.
¿Cuáles son los supuestos de racionalidad que conlleva la noción de totalidad?
En primer lugar, para responder esto recurrimos a cierta presentación de Ernesto Laclau de la relación entre totalidad y razón. El dice
[...] el marxismo compartía con el hegelianismo y con el conjunto de la tradición de las filosofías de la historia, la idea de que la historia tiene un contenido subyacente último, de carácter racional, y que puede ser capturado intelectualmente al nivel de los conceptos. Es decir que la historia puede ser aprehendida como totalidad [...] pero no hay ninguna razón para pensar que el conjunto de los hechos pasados tenga que articularse en un todo estructural que puede ser aprehendido racional y conceptualmente.
Para Laclau - como para Habermas - esto implicaría una concepción racionalista de lo social que puede reducir la realidad al concepto, "[...] que afirma una esencia de la sociedad y, por consiguiente, la reducción radical de lo real al concepto"[17].
De aquí rescatamos algunas nociones. Laclau nos remite a Hegel y su "todo lo real es racional, todo lo racional es real". Ambos, razón y realidad, son en Hegel manifestaciones del concepto, del espíritu, de la esencia. En última instancia son cognoscibles. Esta relación puede analizarse en Hegel como crítica a Kant. En el debate que el idealismo alemán tenía con el empirismo inglés se articuló fuertemente un concepto de razón, pero también aquel intenta ser heredero del reinado de la razón prometido desde la Revolución Francesa. "La Revolución exigía que no se reconociese como válido en una Constitución nada que no tuviese que ser reconocido de acuerdo al derecho de la razón"[18]
Cuando Hegel debate con Kant no hará más que extremar este "reinado". "Kant adoptó el punto de vista de los empiristas, de que todo conocimiento humano empieza y termina en la experiencia, de que sólo la experiencia suministra el material para los conceptos de la razón"[19]. Lo que Kant le señalaría a los empiristas es que la experiencia misma no provee las formas desde las cuales se organiza este material empírico. Aquí nacen sus formas del entendimiento, las cuales son independientes de la experiencia, dadas a priori.
En consecuencia, como sólo conocemos las impresiones en el contexto de las formas a priori del espíritu, no podemos saber cómo o qué son las "cosas en sí" que dan origen a estas impresiones. Estas cosas en sí, que se presume que existen fuera de las formas del espíritu, permanecen completamente incognoscibles.
Para Hegel esto es una declaración de escepticismo frente a la razón. "Mientras las cosas en sí permaneciesen fuera del alcance de la capacidad de la razón, ésta seguiría siendo un mero principio subjetivo, sin poder sobre la estructura objetiva de la realidad". Pero, a menos que el hombre logre reunir las distintas partes de su mundo, y poner a la naturaleza y a la sociedad al alcance de su razón, estará para siempre condenado a la frustración. "La tarea de la filosofía en este período de su desintegración general es demostrar el principio capaz de restaurar la unidad y la totalidad perdidas. Hegel establece este principio en el concepto de razón"[20].
Siguiendo a Marcuse aquí podemos intentar establecer el concepto de razón correspondiente a la noción de totalidad. La relación íntima entre los dos polos de esta relación sobreviene de la unidad inmanente entre razón y realidad, del rechazo a la separación que Kant reconoce entre entendimiento y lo real como cosas en sí. De allí que todo lo real sea racional, porque no escapa a su comprensión por las formas de la razón y el concepto, más bien son una expresión de estos. En el principio del sistema hegeliano se encuentra la identidad entre sujeto y objeto, entre forma y contenido.
Entonces,
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