La resiliencia como factor para la reconstrucción de identidad y personalidad

La resiliencia como factor para la reconstrucción de identidad y personalidad

desde la problemática de la separación de las familias migrantes en EU

En la actualidad se han presentado diversas problemáticas en torno al desplazamiento de las personas de su lugar de origen o residencia. Desde esta realidad que cada día es más constante decidí bordar el tema de la resiliencia ante los hechos recientes sobre la separación de familias migrantes latinoamericanos en Estados Unidos de América como consecuencia de una política “tolerancia cero” a la inmigración ilegal al país, que considera que aquel que traté de entrar a EU de forma irregular, se considera delincuente y se procesa como tal, aun sin tener antecedentes penales. Debido a que los menores no pueden ingresar a prisión, son separados de sus padres (El Universal 19/06/2018^[1]). Ante esta situación el gobierno de los recluyó en centros de detención para migrantes a niñas, niños y adolescentes cuyas madres padres fueron detenidos a causa de esta política.  

Es en este contexto que me planteo esta problemática desde la perspectiva del desarrollo psicológico y la reconfiguración de la identidad de la población, así como la manera en que se podrá intervenir desde el enfoque de la resiliencia ante eventos de este tipo que probablemente resultarían traumáticos y determinantes para la reconstrucción de la identidad de esta población  

De esta manera es importante definir el concepto de resiliencia desde este contexto y la relación que se puede generar con la reconstrucción de la identidad, a partir de la de resignificación del trauma.

Retomó tres conceptos de resiliencia desde un punto comparativo y analítico para definir sus convergencias y como se articulan desde el contexto de la problemática que planteó.  

Scheier y Carver (1992) definen a la resiliencia como la capacidad de ajuste personal y social a pesar de vivir en un contexto desfavorable y de haber tenido experiencias. Vanistendael (1995) define la resiliencia comprende al menos dos niveles. En primer lugar, está la resistencia o la capacidad de permanecer integro frente al “golpe”; además, la resiliencia comprende la capacidad de construir o de realizarse positivamente pese a las dificultades. Por otro lado, Werner, (1984), entiende la resiliencia como el proceso que permite a ciertos individuos desarrollarse con normalidad y en armonía con su medio a pesar de vivir en un contexto desfavorecido y de privado socioculturalmente y a pesar de haber experimentado situaciones conflictivas desde su niñez. 

Los tres conceptos confluyen en el desarrollo de habilidades, capacidades y herramientas emocionales desde procesos de adaptación al contexto social o ambiental para el afrontamiento de las situaciones adversas con la finalidad de recuperarse del evento o hecho traumático.

Es desde estas definiciones que se plantea la necesidad de generar un concepto a través del que la población infantil en esta situación desarrolle las capacidades que les permitan resignificar el evento y con ello generar una experiencia de aprendizaje positiva para definir o redefinir su identidad. En este sentido pienso el concepto de resiliencia como un proceso dinámico e interactivo del individuo, su comunidad y contexto en la que habita, pues la identidad se construye y reconstruye desde la manera en cómo un individuo se posiciona ante una realidad cambiante e incierta que delimitan su vida desde las interrelaciones. De esta forma el proceso construcción o reconstrucción de la identidad puede representar como un factor que define la personalidad resiliente, que implique un ajuste psicológico, así como la capacidad de resistir a las adversidades, el control sobre el curso de la propia vida, el optimismo y una visión positiva de la existencia.

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