Las Axiomas de la comunicación

Axiomas de la Comunicación

La palabra axioma viene del verbo griego αξιοειν (axioein), que significa "valorar", que a su vez procede de αξιος (axios): "valioso", "válido" o "digno" por lo que entre los filósofos griegos antiguos, consideraban que un axioma era lo que parecía verdadero sin necesidad de prueba alguna. Tratándose de una especie de postulado, ley o principio.

Según Paul Watzlawick, autor de varios libros, existen cinco axiomas en su teoría de la comunicación humana publicada en 1997. Considerándose axiomas porque nunca se hallan ausentes. En otras palabras: el cumplimiento de estos axiomas no puede por lógica, no verificarse.

I  La imposibilidad de NO comunicarse

         Como ya sabemos, la comunicación es el resultado del comportamiento humano y como no existe la manera de que el humano evite el comportamiento; tampoco existirá la forma de NO comunicarnos, a pesar de que exista un desinterés por decir algo, por cierta interacción en el comportamiento, la persona, estará finalmente comunicado algo, ya sea verbal o no verbal.

Y es por ello que en el momento de estar elaborando ideas para nuestro trabajo en equipo, mucho de nosotros transmitíamos mensajes a los demás compañeros, aun sin hablar. En algunos de nosotros por medios de gestos y muecas, se mostraba si estaban de acuerdo o no, con lo propuesto. Así que este axioma se llevo acabo en nuestro proyecto de creatividad.

II.  Toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación, de tal manera que el último clasifica al primero, y es, por tanto, una metacomunicación

Cuando la comunicación es un intercambio de mensajes, los interlocutores ordenan los hechos de forma arbitraria, los hechos (sobre todo los recurrentes) pueden aparecer como causas o consecuencias de otros de acuerdo a la puntuación (orden) entregado por cada interlocutor.

 Esto significa que toda comunicación tiene, además del significado de las palabras, más información sobre cómo el que habla quiere ser entendido y que le entiendan, así como, cómo la persona receptora va a entender el mensaje; y cómo el primero ve su relación con el receptor de la información.

 Esto significa que toda comunicación tiene, además del significado de las palabras, más información sobre cómo el que habla quiere ser entendido y que le entiendan. Muchas veces nuestra comunicación no es entendida como nosotros lo deseábamos desde un comienzo, debido a varios factores, que pueden ser la puntuación, el tono o el lenguaje no verbal. A lo mejor nosotros estamos diciendo algo, pero nuestro cuerpo esta transmitiendo un mensaje totalmente opuesto al que queríamos. O si escribimos una oración, muchas veces si las puntuación no es correcta, logra un mensaje inadecuado.

 Por ejemplo, en nuestro equipo casi no tenemos este problema, ya que todos nos conocemos muy bien, y tratamos de ser muy enfáticos en lo que decimos, respetuosos y lo más claro posibles en cuanto a nuestras ideas que proyectamos; estoy segura que hay veces que nos ha pasado pero en cuanto el proyecto de este último trabajo en equipo no sucedió.

III La naturaleza de una relación depende de la gradación que los participantes hagan de las secuencias comunicacionales entre ellos

Tanto el emisor como el receptor de la comunicación estructuran el flujo de la comunicación de diferente forma y, así, interpretan su propio comportamiento como mera reacción ante otro. Cada uno cree que la conducta del otro es «la» causa de su propia conducta, cuando lo cierto es que la comunicación humana no puede reducirse a un sencillo juego de causa-efecto, sino que es un proceso cíclico, en el que cada parte contribuye a la continuidad (o ampliación, o modulación) del intercambio. Un ejemplo que observamos en clase fue el conflicto entre Israel y Palestina, donde cada parte actúa aseverando que no hace más que defenderse ante los ataques de la otra.

Se trata de una serie de mensajes intercambiados mutuamente y que se influyen entre sí, y además que  este rasgo permite ver qué tipo de relación se da entre dos personas, ya que una cosa es si la serie es finita,  o si es infinita.

 Existen parejas que, efectivamente, pueden estar diciéndose lo mismo durante años y no poder salir de allí,  porque continuamente están repitiendo el mismo intercambio de mensajes.

 Veamos el ejemplo típico de Watzlawick:

 La mujer regaña al marido y éste, como consecuencia, se retrae. La mujer vuelve a regañarlo porque está  retraído, y el marido vuelve a retraerse porque lo regañan. Esto puede seguir indefinidamente, y por ello  se habla de una serie que puede extenderse al infinito.

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