Las Endorfinas
alancin24 de Febrero de 2014
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Las Endorfinas
Las endorfinas son sustancias químicas producidas por el propio organismo estructuralmente muy similares a los opioides. Se calcula que hay alrededor de 20 tipos diferentes de endorfinas distribuidas por todo el cuerpo, parte de ellas están localizadas en la glándula pituitaria y son las encargadas de hacer posible la comunicación entre las neuronas, algunos ejemplos:
• La serotonina es una sustancia química cerebral directamente relacionada con la sensación de bienestar. Así, a niveles altos de serotonina, le correspondería un mayor nivel de felicidad.
• La dopamina es un neurotransmisor directamente relacionado con la estabilidad emocional. La recepción dificultosa de esta sustancia origina una larga lista de enfermedades relacionadas con el desequilibrio emocional y, por tanto, con la falta de una vivencia de bienestar.
• La melatonina es una hormona antioxidante que estimula y favorece el sistema inmunológico, aumenta la energía y la capacidad de esfuerzo físico, se relaciona con el control de la temperatura corporal y de los ciclos de vigilia-sueño. Se le atribuyen propiedades relacionadas con la sensación de bienestar, el retraso del envejecimiento.
Las endorfinas son péptidos (pequeñas proteínas) derivados de un precursor producido a nivel de la hipófisis, una pequeña glándula que está ubicada en la base del cerebro. Cuando hacemos deporte esta glándula es estimulada, produciéndose endorfinas en el organismo, las que van a actuar sobre los receptores que causan analgesia, además de producir un efecto sedante similar a los que genera la morfina, un opiode exógeno bastamente conocido por estas mismas propiedades. Es por esto que las endorfinas son consideradas nuestros opiodes endógenos, es decir producidos por nuestro organismo.
Los estudios demuestran que las endorfinas son capaces de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el dolor, además de actuar a nivel cerebral produciendo experiencias subjetivas, que son sensaciones intensas, bien conocidas por los deportistas como son la disminución de la ansiedad y la sensación de bienestar. Además de la analgesia y sedación antes mencionada.
Estos químicos naturales producen una fuerte analgesia, estimulan los centros de placer del cerebro creando situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar y disminuir las sensaciones dolorosas. Cuando sentimos dolor las endorfinas actúan como analgésicos endógenos inhibiendo la transmisión del dolor al cerebro.
La endorfinas podrían llamarse también las moléculas de la felicidad, porque son las que permiten a las personas disfrutar de la vida, sentirse deleitados por muchas cosas y resurgir con facilidad de las crisis personales sin demasiadas cicatrices emocionales.
Las endorfinas son producidas por el organismo en respuesta a múltiples sensaciones, entre la que se encuentra el dolor y el estrés, también influye en la modulación del apetito, la liberación de hormonas sexuales y el fortalecimiento del sistema inmunitario. Cuando sentimos placer estas sustancias químicas se multiplican y envían mensajes a nuestro cerebro a los linfocitos y a otras células responsables de la defensa de virus y bacterias que invaden el organismo.
Las endorfinas tienen una vida muy corta ya que son eliminadas por determinadas enzimas que produce el organismo. Es una medida para mantener el equilibrio de nuestro cuerpo y no ocultar señales de alarma.
Curiosamente, las endorfinas tienen una estrecha relación con la liberación de ACTH, una de las hormonas que se liberan durante el estrés. En 1977 los doctores Roger Guillemin y Floyd Bloom del Instituto Salk establecieron que la ACTH y un tipo de endorfina, la beta-endorfina, se originan a partir de la misma proteína, llamada POMC.
Ambas sustancias tienen un comportamiento cíclico durante las 24 horas, en las que su liberación aumenta o disminuye dependiendo de la hora del día o las necesidades a las que está expuesto el organismo. Dentro del cerebro, las endorfinas buscan unirse a los receptores que están en las neuronas para transmitir sus mensajes químicos. Como resultado de la activación por el estrés o el dolor, las endorfinas se liberan y al unirse con los receptores producen efectos de euforia, depresión respiratoria, reducción de la movilidad gastrointestinal y analgesia.
En las membranas neuronales existen unos receptores específicos en los que se fijan las encefalinas. Al fijarse en estos receptores, las encefalinas ocasionan que el impulso nervioso transmitido sufra una disminución; por ello es que funcionan bloqueando el dolor, ya que impiden la llegada al cerebro de los mensajes que provienen de las diversas partes del cuerpo.
Los estudios que pretenden determinar las zonas del cerebro que se activan al experimentar alguna emoción no han podido dar resultados concretos. Lejos de localizar áreas cerebrales específicas que se estimulen con la experiencia emocional, la aplicación de nuevas técnicas como la tomografía por la emisión de positrones (TEP) para observar los cambios bioquímicos del cerebro, han permitido visualizar que cada emoción activa una cantidad importante de estructuras cerebrales.
De estos descubrimientos se desprende la importancia de la interconexión entre las neuronas y, concretamente, el papel de las sustancias químicas que la hacen posible transportando los mensajes relacionados con la experiencia emocional de unas a las otras, las endorfinas.
Un poco de Historia acerca de la investigación de las Endorfinas
A mediados de los años 60, Choh Li, de la Universidad de California en Berkeley, aisló una hormona a la que llamó B-lipotropina, y registró que una porción de ésta tenía propiedades analgésicas. Pronto el mismo grupo de trabajo de Hughes, del que antes hablamos, reconoció que la secuencia de péptidos de la encefalina estaba contenida precisamente en la B-lipotropina de Li. Fue el propio Hughes quien dio el nombre de endorfinas a estos péptidos semejantes a la morfina. Por cierto, el nombre significa "morfina interna".
El hallazgo de las endorfinas y los receptores de los opiáceos ha llevado a emocionantes descubrimientos en las neurociencias y generado un nuevo interés en el funcionamiento del cerebro y la conducta humana.
A pesar de que se sabe cómo funcionan químicamente las endorfinas, su papel en los procesos fisiológicos no está completamente entendido, pero aun así no dejan de llamar la atención las posibles relaciones entre las endorfinas y una sensación de bienestar o felicidad.
El amor y las endorfinas.
Esa cosa llamada amor tampoco se escapa de las endorfinas. Y es que esa gran emoción que sentimos y que nos hace volvernos locos tiene detrás una dinámica química en la que se piensa que intervienen hormonas características como las endorfinas. Los endocrinólogos explican que estas hormonas, junto con las conocidas como apomorfinas, son las que inducen a la adicción (por eso decimos que el amor es una droga).
Hay un estímulo y su repetición produce un hábito. Pero, atento, que este hábito se produce de manera automática: se puede tocar un momento a alguien y que eso desencadene la tormenta. Estos procesos están ordenados a través de enormes moléculas, que generalmente son diferentes neuropéptidos (aminoácidos) que intervienen en la sensación de apetito.
El caso es que las endorfinas intervienen en nuestro enamoramiento desencadenando una sensación de placer que buscamos repetir. Y esto lleva también a concluir a los expertos que podemos enamorarnos en cualquier etapa de la vida, porque siempre tenemos endorfinas. Por eso y otros detalles de esta rocambolesca historia, sabemos que aunque atribuimos el amor al corazón, en realidad las emociones están en el cerebro.
Síntomas que indican un nivel bajo de endorfinas
Si te cuesta disfrutar de la vida, encontrar placer en tu día a día y sentirte feliz, o notas que incluso las buenas noticias solo te dan una alegría momentánea o de baja intensidad, es posible que tus niveles de endorfinas sean bajos.
De hecho, si priváramos por completo a una persona de endorfinas, no sentiría placer por nada, ni por la comida, ni el sexo, ni las actividades placenteras, el alcohol o las drogas; ni siquiera al ver a la gente que ama.
Las personas con pocas endorfinas son especialmente sensibles, se ven muy afectadas por los reveses de la vida, las decepciones o los traumas y no pueden superarlos fácilmente, sino que se ven atrapadas por ellos durante mucho tiempo. Son personas que lloran con frecuencia porque se sienten desbordadas fácilmente. Se sienten tristes a menudo o tienen periodos de tristeza que aparecen sin motivo aparente. Los golpes de la vida resultan tremendamente dolorosos cuando no tienes suficientes endorfinas para afrontarlos y superarlos con rapidez.
Las personas con niveles bajos de endorfinas suelen evitar la intimidad o la confrontación porque temen el dolor que tanto les afecta y no es raro que busquen alivio en alimentos como el chocolate, o en el alcohol, las drogas, o ciertas actividades como el sexo, pues todo eso tiende a aumentar momentáneamente sus niveles de endorfinas.
Actividades como la meditación y correr ayudan a aumentar los niveles de endorfinas de un modo más sano. Y si haces puenting (bungee jumping) tus niveles de endorfinas pueden aumentar hasta un 200 %.
¿Por qué pueden estar demasiado bajos los niveles de endorfinas?
La alimentación ejerce una influencia fundamental. Por ejemplo, si no ingieres suficientes proteínas, no dispondrás de suficientes aminoácidos para producir las endorfinas.
A veces se debe a motivos
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