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Las ambiciones de la psicología filosófica


Enviado por   •  27 de Junio de 2023  •  Resumen  •  2.805 Palabras (12 Páginas)  •  56 Visitas

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FILOSOFÍA

TEMA IV

LAS AMBICIONES DE LA PSICOLOGÍA FILOSÓFICA

Las ambiciones de la psicología filosófica

El termino de psicología filosófica puede tomarse en dos sentidos diferentes: una trataría de toda forma de psicología, cualquiera que sea, pero elaborada por autores que eran filósofos y la segunda el que lleva desde la filosofía hasta la ciencia.  

Está desprovista de todo significado intrínseco, los filósofos han podido dedicarse ya a unos ensayos puramente especulativos utilizando unos datos psicológicos como puntos de partida de desarrollos metafísicos, ya a unos principios de psicología concreta anunciando la futura psicología positiva.

La psicología científica comenzó en siglo XIX bajo una forma experimental.

Se llama hoy psicología filosófica a una psicología que se quiere explícitamente distinta de la psicología científica y cuyo propósito es complementarla o hasta suplantarla.

Esta psicología filosófica se ocupa de un terreno delimitado, diferente al de metafísica y relativo solo al fenómeno.

A diferencia de los psicólogos experimentales (psicología científica) buscan en común los instrumentos de control que puedan ponerlos de acuerdo.

Existe una Unión Internacional de Psicología Científica que agrupa todas las sociedades de psicología del mundo entero de diferentes tendencias.

Es difícil pensar en un Comité Internacional ocupándose de psicología filosófica atestiguando la misma armonía.

El primer problema es el objeto mismo de la psicología filosófica: saber si se ocupa de los hechos, esencias o intuiciones, establece si el objeto es relativo o no a la sola conciencia y si la línea de demarcación de la psicología filosófica y científica hay que trazarla en función de esta conciencia o la introspección.

Las psicologías filosóficas de Maine de Biran o de Bergson no vacilan en considerar que se sitúan en el terreno de los hechos, consideran que proporcionan mejores interpretaciones.

Por el contrario, la psicología de Sartre pretende trascender los hechos en beneficio de las esencias, define como el “hecho”: esperar el hecho, es por definición esperar lo aislado, es preferir, por positivismo, el accidente a lo esencial, lo contingente a lo necesario, el desorden al orden, es rechazar por principio lo esencial en el porvenir: es más adelante cuando habremos reunido bastantes hechos”  

Un hecho científico, presenta tres caracteres: una respuesta a una pregunta, una comprobación o lectura y una serie de interpretaciones ya implícitas en la manera de plantear el problema, así como la comprobación como tal y explicitas en la manera de comprender estas respuestas.

La psicología es el conocimiento del sujeto y de su objetividad.

La razón de la oposición de esta psicología fenomenológica a los hechos es que para ella el saber se deshumaniza al olvidar sus raíces existenciales porque el fondo del psiquismo es irracional, la emoción es una actitud mágica, la imagen es una ausencia de objeto que quiere hacerse pasar por presencia esto significaría que la inteligencia no es lo es todo en la vida mental.

Que la psicología filosófica pretenda captar lo irracional levanta más dificultades pues trata de conceptualizar lo vivido y toda conceptualización es una vuelta a la razón.

Al no querer someterse a la objetividad científica, los psicólogos fenomenologistas han buscado conceptos que traduzcan los movimientos de la conciencia tales son las nociones fundamentales de intensión y de significación.

La noción de intensión es la afirmación de que todo estado de conciencia expresa un movimiento orientado hacia un estado final deseado y buscado: toda vida mental sería intencionalizada y a falta de comprensión de esta última se le empobrecería de su dimensión esencial.

Desde el punto de vista epistémico, la intensión de Husserl esta es la intencionalidad que en el plano del pensamiento puede alcanzar las formas esencias cuando, en el conocimiento, el sujeto se hace objeto, no materialmente sino intencionalmente.

La oposición bien conocida entre «Comprender» y «explicar» ha sido desarrollada por Dilthey, Spranger, Jaspers, etc.: se sitúa la comprensión intuitivamente en la intención de los demás, mientras que la explicación se refiere al mecanismo causal.

Ya con anterioridad al lenguaje, el niño reacciona ante los objetos, no por un juego mecánico de asociaciones estímulo- respuesta sino por una asimilación integradora a unos esquemas de acciones que imprimen una dirección a los movimientos y abarcan la satisfacción de una necesidad o de un interés.

La noción de significación el esquematismo sensorio-motriz está cargado de significaciones, ya que asimilar un objeto a unos esquemas consiste en conferirle unas significaciones.

Los significantes propios a este nivel sólo son aún unos indicios o señales perceptivas. Con la función semiótica aparecen al contrario unos significantes diferenciados: las señales del lenguaje y los símbolos propios del juego simbólico, de las imágenes mentales, etc.

La imagen mental debe su formación a una intuición interiorizada

¿En las nociones de conciencia y de introspección vamos pues a encontrar el criterio del objeto propio de las psicologías filosóficas?

El punto de vista que más ha cundido hoy en la psicología científica es el que Janet, Claparede, Piéron y muchos otros han llamado «psicología de la conducta», siendo definida la conducta como un comportamiento en el que se incluye la conciencia. Claparede pecan mucho más cuando se les pregunta que comparen dos objetos (una abeja y una mosca, etc.) al indicar las semejanzas que las diferencias: de esto sacó su «ley de toma de conciencia», según la cual la conciencia se vincula primero a las circunstancias que ponen obstáculos a una actividad, en las razones, pues, de desadaptación, y no en esta misma actividad, cuyo funcionamiento no da lugar a reflexión mientras esté adaptado.

Cuya conciencia se adquiere laboriosamente mediante un esfuerzo retrospectivo de reflexión: así no se es consciente más que de los resultados de su pensamiento y no de sus mecanismos.

El pensamiento consciente procede sobre puras «significaciones» cuyos lazos no son de orden causal, sino que consisten en «implicaciones en el sentido amplio.

Trataba ya de mostrar que la idea de asimilación. sustituida por la de asociación, trae los conceptos de significación y de implicaciones entre significaciones. Y Claparede decía ya que para el perro de Pavlov, considerando el perro como suieto (esto para F.-L. Mueller) el sonido de la campana «implica» la comida, sin lo cual no salivaría.

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