Licenciado

Las adicciones

Generalmente cuando escuchamos la palabra adicción, nuestra primera reacción es pensar en algo negativo; asociado al consumo de alguna sustancia o práctica nociva, sin embargo, atendiendo el origen etimológico de la palabra, el llamarse o reconocerse adicto, no siempre es en sentido negativo, pues esta misma palabra igual se acepta en una persona entregada a su trabajo o cualquier otra actividad que genere bienestar: como el ejercicio o la práctica de cualquier deporte.

Como mencioné anteriormente, en su origen la palabra adicto, (Addictus) que viene del latín, se le atribuía a las personas que libremente o por compromiso se entregaban a una causa o a una persona, es decir, si moral o económicamente contraías una deuda, estabas obligado a entregarte y de alguna forma someterte a lo que el acreedor mandara, que según el monto o grado de la deuda, asimismo debía de ser el tiempo de entrega y dedicación, por otro lado, en el mismo concepto entraban las personas que consciente y voluntariamente eran usuarias habitualmente de algo: escuchar cierto tipo de música; tomar té en determinado tiempo o la compra un tanto compulsiva de algún producto.

En ambos casos, ya sea como en su origen o en la situación actual, la adicción se origina a raíz de una necesidad o gusto personal, que en primera instancia busca satisfacer ambas situaciones, dando pie con el paso del tiempo a establecer una fuerte dependencia hacia el satisfactor elegido o impuesto

En otras palabras e independientemente del tipo de adicción que se quiera atender, principalmente los dañinos, lo primero es identificar el origen emocional que particularmente conduce a cada persona a recurrir a esa posible solución, pues aunque la adicción sea en el mismo hábito y/o conducta, seguramente atenderá y buscará satisfacer diferentes problemáticas.

Por último, y para complementar un poco más la propuesta anterior, hoy día dentro de las adicciones se pueden identificar una serie de actividades tan nocivas como el uso y abuso de sustancias, que inician a muy temprana edad y lo que es peor, cuentan con el consentimiento y complicidad de los padres: me refiero al uso de aparatos electrónicos como la televisión y los videojuego, además de las nuevas tecnologías, llámese aquí computadoras, celulares y sus derivados.

Dicen por ahí “que tiempos pasados fueron mejores”, generalmente no estoy de acuerdo en ello, sin embargo y particularmente en relación a este tema, sí lo pensaría un poco más, pues no hay duda de que en la actualidad este tipo de tentaciones nocivas están un mucho más al alcance de las manos de, sobre todo de nuestros jóvenes, lo que implica estar más alertas y redoblar esfuerzos en casa principalmente, ya que generalmente es allí donde se originan ese tipo de deudas morales, que en la mayoría de los casos orillan a los jóvenes a entregarse a las prácticas y/o conductas ya mencionadas.

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