Los 4 Temperamentos Conrado Hock
Enviado por Jenny.Dr93 • 1 de Octubre de 2012 • 12.538 Palabras (51 Páginas) • 2.431 Visitas
CONRADO HOCK
LOS CUATRO TEMPERAMENTOS
INDICE
Los Temperamentos en general 3
I 4
II 5
III 7
IV 9
El Temperamento Colérico 11
Esencia del temperamento colérico 11
III. Cualidades malas del colérico 12
Disposiciones fundamentales del ánimo sanguíneo, (así del bueno como del malo). 17
El Temperamento Sanguíneo. 17
Esencia del Temperamento sanguíneo. 17
Cualidades malas del sanguíneo 18
Cualidades buenas del sanguíneo 20
De lo que tiene que observar el sanguíneo en su auto educación 21
Observaciones acerca de la educación y del trato con los sanguíneos 21
El Temperamento Melancólico 23
Esencia del temperamento melancólico 23
Principales disposiciones de ánimo en el melancólico 23
Especiales particularidades del melancólico. El melancólico es muy reservado. 24
Cualidades buenas del melancólico 26
Cualidades malas del melancólico 26
¿Cómo debe educarse a sí mismo el melancólico? 28
De lo que hay que observar en el tratamiento y educación de un melancólico 30
El Temperamento Flemático 31
El temperamento colérico-melancólico y el melancólico-colérico 32
El temperamento colérico-sanguíneo 32
El temperamento melancólico-flemático 32
El temperamento melancólico-sanguíneo 32
Temperamentos Mixtos 32
Los Temperamentos en general
I
EL Dr. Jorge Hagemann escribe en su Psicología: "Las modificaciones (o las diferencias) de los estados generales del alma se refieren menos al conocimiento que al sentimiento, o sea menos al espíritu que al corazón. No tanto en el modo de conocer cuanto en la manera de sentir y apetecer se manifiesta la índole particular de cada alma. En esto, sobre todo, se manifiesta cómo el corazón, centro de los sentimientos y afectos, es en unos y otros más fácil o lenta, más profunda o superficialmente excitable. Esta diversa excitabilidad del corazón o el diverso temple, con que un alma se inclina a un determinado sentir o apetecer, se llama temperamento. Si consideramos los rasgos fundamentales de los temperamentos individuales y los agrupamos según su semejanza, se pueden dividir en cuatro grupos, a los cuales ya la antigüedad dio nombres estables, uniendo arbitrarias teorías con acertadas observaciones: temperamento sanguíneo, colérico, melancólico, flemático. Estos temperamentos se distinguen entre sí cuanto que la excitabilidad del sanguíneo fácil y superficial, la del colérico fácil y honda, la del melancólico lenta y profunda, y por fin, la del flemático es lenta y superficial. Ya que el corazón (el sentimiento y afecto) están íntimamente relacionados con el espíritu y la fantasía, la diversa excitabilidad del mismo tiene, en consecuencia, una diversa actitud en el mismo entendimiento y fantasía:
El temperamento es, pues, una disposición fundamental del alma, que se manifiesta particularmente, cuando ésta recibe una presión, ya sea por ideas y representaciones bien por acontecimientos exteriores. El temperamento nos da la contestación a esta pregunta: ¿Cómo se conduce el hombre, qué sentimientos lo embargan, qué móvil le impulsa obrar, cuando algo le impresiona? Así por ejemplo: ¿cómo se porta el alma, cuando alabada o reprendida, cuándo se la ofende cuando advierte en sí cierta simpatía o tal vez antipatía hacia tal persona, o cuando, en ocasión de una tormenta o de hallarse de noche en un camino solitario, le sobreviene el pensamiento de un inminente peligro?
Aquí cabe hacer las siguientes preguntas:
1. Ante tales impresiones ¿se excita el alma con rapidez y fuerza, o por el contrario con lentitud y debilidad?
2. Bajo tales impresiones ¿se siente el alma impulsada a obrar de inmediato y a reaccionar con rapidez, o bien siente la inclinación de esperar y estarse tranquila? ¿Muévenla tales casos a obrar con ardor, o a postrarse más bien en un estado de pasividad?
3. ¿Esta excitación del alma dura por largo o corto tiempo? ¿Quedan grabadas en el alma por mucho tiempo tales impresiones, de manera que con su solo recuerdo se renueve la excitación, o sabe el alma sobreponerse de inmediato y con facilidad, de modo que el recuerdo de una excitación no llega a provocar otra nueva?
La contestación a estas preguntas nos lleva como por la mano a los cuatro temperamentos y nos da al mismo tiempo la clave del conocimiento de cada temperamento particular e individual.
II
El colérico se excita fácil y fuertemente; se siente impulsado a reaccionar de inmediato; la impresión queda por mucho tiempo en el alma y fácilmente conduce a nuevas excitaciones.
El sanguíneo, así como el colérico, se excita fácil y fuertemente, sintiéndose asimismo impulsado a una rápida reacción; pero la impresión se borra luego y no queda mucho tiempo en el alma.
El melancólico se excita bien poco ante las impresiones del alma; la reacción, o no se produce en él o llega después de pasado cierto tiempo. Las impresiones, sin embargo, se graban muy profundamente en el alma, sobre todo si se repiten siempre las mismas.
El flemático no se deja afectar tan fácilmente por las impresiones, ni se siente mayormente inclinado a reaccionar; y las impresiones, por su parte, muy luego se desvanecen.
El temperamento colérico y sanguíneo son activos; el melancólico y el flemático son más bien pasivos. En el colérico y el sanguíneo hay una fuerte inclinación hacia la acción, y en el melancólico y el flemático por el contrario hacia la tranquilidad.
Los temperamentos coléricos y melancólicos son apasionados; conmueven y repercuten muy hondamente en el alma; al paso que los sanguíneos y los flemáticos no tienen grandes pasiones, ni inducen a fuertes arranques del alma.
Si queremos conocer nuestro propio temperamento, no debemos comenzar averiguando si tenemos o no en nosotros los lados fuertes y débiles, anotados más arriba a cada temperamento, sino que debemos contestar ante todo a las tres preguntas poco ha enumeradas. Lo más fácil será considerar esas preguntas, en cuanto se refieren a las ofensas que recibimos y lo mejor de todo será atenernos al orden siguiente:
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