Manual Para No Morir De Amor
Enviado por estrellitauniv • 21 de Octubre de 2012 • 1.730 Palabras (7 Páginas) • 498 Visitas
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Introducción
“Morir de amor, despacio y en silencio”, canta Miguel
Bosé. Y no es solo ficción ni entretenimiento musical, es
realidad pura y dura. Para muchos, el amor es una carga,
un dulce e inevitable dolor o una cruz que deben llevar a
cuestas porque no saben, no pueden o no quieren amar
de una manera más saludable e inteligente. Hay quienes
se quitan la vida o se la quitan a su pareja, y están los que
se agotan y van secándose como una árbol en la mitad del
desierto, porque el amor les pide demasiado. ¿Para qué un
amor así? Esa es la verdad: no todo el mundo se fortalece
y desarrolla su potencial humano con el amor; muchos se
debilitan y dejan de ser ellos mismos en el afán de querer
mantener una relación tan irracional como angustiante.
Hay que vivir el amor y no morir por su culpa. Amar no
es un acto masoquista donde te pierdes a ti mismo bajo el
yugo de alguna obligación impuesta desde fuera o desde
dentro.
Morir de amor no es irremediable, como dicen algunos
románticos desaforados. Las relaciones afectivas
que valen la pena y alegran nuestra existencia transitan
un punto medio entre la esquizofrenia (el amor es todo
“locura”) y la sanación esotérica (el amor todo “lo cura”).
Amor terrestre, que vuela bajito, pero vuela. Coincidir
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Introducción
con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte,
una sintonía asombrosa y casi siempre inexplicable.
Aristóteles decía que amar es alegrarse, pero también es
sorprenderse y quedar atónito ante un clic que se produce
con alguien que no estaba en tus planes. De ahí la pregunta
típica de un enamorado a otro: “¿Dónde estabas
antes de encontrarte?” o “¿Cómo puedes haber existido
sin yo saberlo?”. Amar es vivir más y mejor, si el amor no
es enfermizo ni retorcido. En el amor sano, no cabe la
resignación ni el martirio, y si tienes que anularte o destruirte
para que tu pareja sea feliz, estás con la persona
equivocada.
Para amar no hay que “morir de amor”, sufrir, desvanecerse,
perder el norte, ser uno con el otro o perder
la identidad: eso es intoxicación afectiva. Cuando confundimos
el enamoramiento con el amor, justificamos el sufrimiento
afectivo o su conmoción/arrebato/ agitación y
terminamos enredados en relaciones negativas que nos
amargan la vida, porque erróneamente pensamos que,
“así es el amor”. A veces, en la terapia, me encuentro con
parejas tan incompatibles que me pregunto cómo diablos
llegaron a estar juntos. ¿Es que acaso estaban ciegos? Y
la respuesta es que, en cierto sentido, sí lo estaban. No
una ceguera física, sino emocional: el sentimiento decidió
por ellos y los arrastró como un río salido de cauce.
El amor tiene una inercia que te puede llevar a cualquier
sitio, si no intervienes y ejerces tu influencia.
Introducción
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Morir de amor, asimismo, es morir de desamor: el
rechazo, el insoportable juego de la incertidumbre y de
no saber si te quieren de verdad, la espera, el imposible o
el “no” que llega como un baldado de agua fría. Es humillarse,
rogar, suplicar, insistir y persistir más allá de toda
lógica, esperar milagros, reencarnaciones, pases mágicos
y cualquier cosa que restituya a la persona amada o la
intensidad de un sentimiento que languidece o que ya se
nos fue de las manos.
Infinidad de personas en el mundo han quedado
atrapadas en nichos emocionales a la espera de que su
suerte cambie, sin ver que son ellas mismas quienes deben
hacer su revolución afectiva. Cada quien reinventa
el amor a su amaño y de acuerdo con sus necesidades y
creencias básicas, cada quien lo construye o lo destruye,
lo disfruta o lo padece. Morir de amor no es un designio
inevitable, una determinación biológica, social o cósmica:
puedes establecer tus reglas y negarte a sufrir inútilmente.
Esa es la consigna.
¿Qué hacer entonces? ¿Es posible amar sin equivocarnos
tanto y que el sufrimiento sea la excepción y no
la regla? ¿Cómo amar sin morir en el intento y aun así
disfrutarlo y sentir su irrevocable pasión?
En el presente libro, he intentado plasmar algunos
de los problemas que convierten el amor en un motivo
de agonía y angustia y he contrapuesto a ellos una serie
de principios básicos de supervivencia afectiva, los cuales
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Introducción
proporcionan herramientas para no morir de amor y
cambiar nuestra concepción del amor tradicional por una
más renovada y saludable. Estos principios obran como
esquemas de inmunidad o factores de protección.
Veamos de manera resumida estos problemas y qué
principio oponer en cada caso.
Estás con alguien que no te quiere, 1. te lo dice sin
tapujos y no ve la hora de irse o de que te vayas.
Pero tú sigues allí, esperando el milagro que
no llega y soportando un rechazo que no te da
respiro. Independiente de la causa, la lectura del
Principio 1 te servirá de ayuda y reflexión: Si ya no
te quieren, aprende a perder y retírate dignamente.
2. Tienes otra persona, la deseas y la amas. Sin
darte cuenta, poco a poco, has construido una
vida paralela que va mucho más allá que la aventura.
Te preguntas todo el día qué hacer, aunque
en realidad sí lo sabes, pero no sabes cómo:
te falta coraje. Tu sueño es reemplazar mágicamente
a tu pareja por tu amante y que todo
siga igual, como si nada hubiera pasado. Estás
en un gran dilema que no te deja vivir en paz.
La lectura del Principio 2 te servirá de ayuda y
reflexión: Casarse con el amante es como echarle
sal al postre.
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Vives en un martirio 3. perpetuo: por querer resolver
los problemas de tu pareja, te has olvidado
de tu persona. Pero no solo la ayudas e intentas
sacarla adelante a cualquier costo, sino que utilizas
una manera de sacrificarte absolutamente
irracional: te opacas
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