Más Allá Del género. Nuevos Enfoques De "nuevas" Dimensiones Y Direcciones De La Violencia En La Pareja
Enviado por Yulls • 16 de Mayo de 2013 • 1.667 Palabras (7 Páginas) • 508 Visitas
Género Identidad
Más allá del género. Nuevos enfoques
de “nuevas” dimensiones y direcciones
de la violencia en la pareja
La primera parte del trabajo trata sobre el paradigma heredado y se
basa en la metáfora teatral para presentar los principales elementos del
drama cultural del “maltrato de género”: el escenario (patriarcal), el
guión (sexo, género, violencia y sociedad), los personajes (el “agresor
masculino” y la “víctima femenina”) y el público (feminismo, “ciencia”,
mass media, etc.).
Resume esquemáticamente lo que actualmente se “sabe”, se cuenta y se
hace desde el prisma de género sobre la violencia en la pareja
heterosexual, es decir, sobre la ejercida por un agresor masculino sobre
una víctima femenina. En ella se describe la larga historia de gestación,
desarrollo, justificación y ocultación de esta modalidad de maltrato en la
pareja y el proceso actual de visibilización social del mismo gracias a los
movimientos feministas y a su impacto ideológico, político y mediático.
El escenario patriarcal remite a un modo de organización sociocultural
androcéntrico y masculinista, en el que el dominio de los hombres
estructura la totalidad de las relaciones sociales que se extienden desde
la familia y la tribu hasta la comunidad, la sociedad y el estado y en el
que además la perspectiva de género domina el modo de percibir, de
construir y de gestionar la realidad social y determina una precisa
división de roles “masculinos” y “femeninos”.
Este enfoque facilita la comprensión de la violencia en la pareja no como
un fenómeno natural derivado de la naturaleza sexual de las relaciones
entre macho y hembra, sino como un proceso histórico, producido y
reproducido por las estructuras sociales de dominación alimentadas por
la ideología patriarcal. Este sistema, que constituye el caldo cultural de
cultivo del recurso estratégico a la violencia social en general y
particularmente del maltrato de la mujer en las relaciones de pareja, se
rige por un código que determina las reglas del juego de la violencia
concebible, permisible y exigible, que se refieren a los tres aspectos
principales: las formas y los grados socialmente tolerados y legitimados,
el sujeto con el derecho y el deber de ejercerla y el objeto que merece
recibirla.
Ante este panorama, el feminismo aporta la mirada de género sobre la
violencia en la pareja, la ciencia convencional la asume, la refuerza y la
legitima, en tanto que los medios de comunicación de masas contribuyen
a visibilizar su aspecto más espectacular (el de mujeres asesinadas por
hombres con los que han sostenido una relación de pareja) y a consagrar
los dos personajes fundamentales del drama: agresor masculino y la
víctima femenina.
La “mirada de género”, impulsada por el feminismo, ha desenmascarado,
criticado, atacado y, en parte, desarticulado, una compleja trama de
mitos, prejuicios y estereotipos sobre el tema, que funcionan como
obstáculos epistemológicos, ideológicos, políticos y morales para un
conocimiento teórico de la problemática y para un afrontamiento práctico
de la misma. El resultado de esta “lucha” histórica es un avanzado
proceso de “desnaturalización”, “desindividualización”, “desprivatización”
y “desnormalización” de la violencia en la pareja y, en contrapartida, de
politización y judicalización de la misma.
C asi nadie discute el rol histórico de la perspectiva de género a la hora
de plantear el tema como un problema social urgente que debe ser
hablado y discutido públicamente, comprendido teóricamente y prevenido
prácticamente. Ni tampoco su aportación al señalamiento y deconstrucción
de mitos sociales que funcionan como obstáculos
epistemológicos, ideológicos, políticos y morales para un conocimiento
teórico de la problemática y para un afrontamiento práctico de la misma.
Sin embargo, aparecen motivos para afirmar que este enfoque no sólo
ha proyectado mucha luz, sino también algunas sombras sobre el campo
de la violencia en la pareja: por un lado, aporta criterios para una lectura
teórica de aspectos centrales de la violencia heterosexual en la dirección
hombre?mujer en las relaciones de pareja; pero, por otro, desatiende,
ignora y oscurece el campo de la violencia en sentido inverso (mujer?
hombre) así como el de la que se da en parejas homosexuales de tipo
gay o lésbico (hombre? hombre, mujer ? mujer).
El enfoque género tiene el indiscutible mérito de describir y hacer
comprensible el proceso de las víctimas que permanecen atrapadas en
una espiral de violencia, pero no facilita la comprensión del de quienes
luchan por escapar de la misma y acaban lográndolo. En efecto, induce a
visualizar el “proceso real” de la violencia en la pareja de acuerdo con un
modelo descriptivo que suscita un notable consenso: el del ciclo de la
violencia, que caracteriza la secuencia a lo largo de la cual la víctima de
maltrato por su pareja permanece “atrapada”, pasiva e “indefensa” en
una espiral infernal de maltrato, dominio (estereotipo masculino del
hombre maltratador activo) y sumisión (estereotipo femenino de la mujer
maltratada pasiva).
Desde un punto de vista teórico, este modelo induce a pensar la víctima
de la violencia en la pareja en tanto que persona indefensa, dominada
por una situación inevitable e inescapable. C aben enfoques alternativos,
de signo comunitarista, que permiten representar tal víctima como
agente relativamente capaz (en determinadas condiciones personales y
sociales) de romper el círculo vicioso que la aprisiona.
La segunda parte de la tesis plantea -cuestiones en busca de paradigma,
señalando algunos de los principales desafíos que encierra la “agenda
oculta” de la investigación e intervención en el campo de la violencia en
la pareja y aporta argumentos para un enfoque que alcance más allá del
género.
El apartado empírico (centrado básicamente en un estudio de encuesta a
gente de la calle y de entrevista a personas víctimas de maltrato en la
pareja) descubre dos vertientes de una misma
...