ORIENTACIONES ACERCA DE LOS NIÑOS/AS Y LA TELEVISIÓN
Enviado por era84 • 15 de Mayo de 2013 • 4.804 Palabras (20 Páginas) • 414 Visitas
Características de la cultura y de la educación entre los mexicas.
Los mexicas fueron el pueblo de mayor desarrollo político, económico y militar del México prehispánico; asimilaron la cultura de sus antecesores fundamentalmente de los toltecas.
Las principales características de la cultura azteca son: espíritu místico-guerrero, cobro de tributos, urbanismo, escultura religiosa y suntuaria, orfebrería, plumería, lapidaria, observación de los astros, cuenta del tiempo, elaborada filosofía y literatura bella y profusa.
Las clases sociales estaban divididas en primera instancia por nobles y sacerdotes, siguiéndoles los mercaderes y guerreros, en la base se encuentran los labradores y finalmente los esclavos. Su agricultura en la mayoría era maíz, fruta, tabaco y chiles.
En el Valle de México, a partir del predominio mexica, los gobernantes dispusieron que cada calpulli o grupo de parentesco, tuviera templos-escuelas, la educación era obligatoria, aunque con diferencias según el sexo. Los jóvenes trabajaban en el servicio eclesiástico para el dios tutelar, participaban en trabajos colectivos y, como cada calpulli tenía alguna especialidad profesional, posiblemente aprendían oficios. Según su desempeño, los jóvenes podían ascender en la jerarquía social del estrato al que pertenecieran, nobles o plebeyos. Los nobles que permanecían indefinidamente en ellos adoptaban funciones sacerdotales.
La educación de los aztecas tenía como propósito fundamental, formar la personalidad del individuo. En toda actividad se les inculcaba un gran sentido de la familia y del grupo humano. Su educación era tradicionalista y estaba basada en un origen bélico, por esa razón es considerada una cultura guerrera. La educación de los aztecas al principio se dio en un medio hostil, por lo cual su educación tenía un carácter marcadamente religioso y acentuado con una preparación militar, estas circunstancias determinaron la finalidad de su educación con dos objetivos esenciales: el religioso y el bélico, este último subordinado al religioso.
La educación de los aztecas presenta un marcado carácter tradicionalista; es decir el ideal educativo es mantener, usos y costumbres, religión y gobierno, inalterables. El tradicionalismo pedagógico de los aztecas persistió hasta la llegada de los españoles.
El códice mendocino, nos ofrece por medio de jeroglíficos el proceso educativo por el que pasaba el niño azteca desde el momento de su nacimiento hasta llegar a convertirlo en un ser responsable para subvenir sus necesidades. Entre las características más importantes de la educación azteca están que era elitista, tradicionalista, era imitativa, se regía por la religión, era disciplinada y tenía carácter militar.
La instrucción se inculcaba a los niños y jóvenes mediante el huehuehtloatolli (discursos de los ancianos). Los hijos pequeños de los nobles eran cuidados y vigilados en su conducta por servidores, mientras que los niños del pueblo aprendían y heredaban el oficio de sus padres y les ayudaban en las actividades cotidianas.
La educación de los niños entre la gente del pueblo, estuvo siempre a cargo de los propios padres, por lo que los hijos heredaban el oficio de los padres asumiendo un doble papel de sumisión, obediencia y control: como hijo y como aprendiz, por lo tanto también recibía, por parte del padre-maestro-patrón, castigos, reprimendas y fuertes escarmientos, hasta desarrollar la conducta esperada y controlada, aún mejor: auto-controlada. Las niñas aprendían igualmente el oficio de la madre: molían maíz, hacían tortillas, hilaban y tejían, etc. para lograr pleno sometimiento y conformidad total e interior hacia su natural destino: ser amas de casa (con excepción de las dedicadas a servir en los templos o al comercio).
El niño aprendía a llevar agua y leña, acompañaba a su padre al mercado y recogía los granos de maíz que hubieran caído al suelo. Por su parte, la niña observaba cómo su madre hilaba y cuando tenía seis años era enseñada a manejar el huso. A partir de los siete años y hasta cumplir los catorce, los varones aprendían a pescar y a conducir la canoa, mientras las niñas hilaban el algodón, barrían la casa, molían el maíz con el metate y trabajaban en el telar.
El carácter ceremonioso de los aztecas, se expresaba en los acontecimientos más importantes de la vida familiar y así cuando nacía un niño la tecitl o comadrona, pronunciaba un bello discurso lleno de palabras corteses y expresivas que señalaban inexorablemente la función social del hombre y la mujer.
A los cuatro días de nacido, el niño era bautizado, por medio de una ceremonia domestico- religiosa; la casa se adornaba según el sexo del bautizado y la comadrona volvía a pronunciar el discurso recalcando el destino del recién nacido. Cada acto encaminaba al nuevo ser a realizar el ideal bélico – religioso de la educación; y cuando el niño aún era de cuna, los padres lo consagraban mediante otra ceremonia especial, con la presencia del director del plantel educativo, a su futura escuela donde debía concurrir más tarde. En educación doméstica, incumbía al padre la formación del niño y a la madre la de la niña y era dura y austera; principiaba en el tercer año de vida y en esta etapa los niños recibían consejos para corregir su comportamiento. A los cuatro años los reprendían a golpes. A los ocho se les amenazaba con pincharles con púas de maguey. A los nueve se les hacía efectiva la amenaza anterior. A los diez los niños eran castigados a palos, a las niñas se les ataban las manos y se les amenazaba de darles golpes. A los once años se les obligaba a aspirar humazos de chile, a los niños que hacían algo indebido; a las niñas sólo se les amenazaba. A los doce años los castigos consistían para los niños en acostarlos en tierra mojada. Las niñas eran obligadas a barrer las calles por la noche.
Desde los cuatro años la madre enseñaba a su hija las primeras tareas fáciles y a los cinco aprendía a deshuesar e hilar el algodón, que perfeccionaban en los años siguientes, aprendían a tejer, moler el chile, el tomate y el maíz, barrer la casa, lavar y en general a practicar todas las labores domésticas.
También el niño desde los cuatro años ejecutaba en el hogar trabajos fáciles y a los seis años los niños iban con sus padres a la chinampa, al mercado donde aprendían a vender, acarreaban leña y se les enseñaba a componer y tejer la red. Ya a los catorce años el muchacho aprendía el oficio del padre y sabía pescar con habilidad.
La educación era dura y austera. La sobriedad en la alimentación, el endurecimiento físico, para soportar las inclemencias del clima, así como la fatiga y el dolor, lo cual se lograba con una disciplina rígida. Se les inculcaba
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