Orientacion Educativa
Enviado por VIPH • 29 de Junio de 2015 • 394 Palabras (2 Páginas) • 153 Visitas
Cuando se habla de educación moral o educación en valores, generalmente se piensa en el ámbito de la familia, dado que los padres son los primeros con los cuales el niño se encuentra cuando viene al mundo y por lo tanto, serán sus primeros educadores.
Educar al niño entonces implica, además de cuidar su integridad física, transmitirle los valores morales necesarios para la convivencia, el respeto, la responsabilidad y la solidaridad. Por consiguiente, en el seno de la familia el niño va aprendiendo a incorporar límites y valores que van desarrollando su moralidad. Planteamientos tales como “¿Por qué no le pides perdón y le devuelves lo que le quitaste a tu hermano?”, “comparte tus muñequitos y jueguen un rato cada uno “, son ejemplos de una educación que busca estimular determinadas conductas pro sociales en los niños, que con el tiempo harán de él un ser que encarne ciertos valores morales.
Ahora bien, no se debe perder de vista otro escenario igualmente importante para la vida del niño: la escuela; y esto, no solo porque pasan cada vez más tiempo en ella, a edades cada vez más tempranas, sino porque como segundo ámbito de socialización del niño todo lo que ocurra allí será también fundamental para el desarrollo. Con referencia al anterior señalamiento, cada vez que un docente promulga una norma de convivencia o establece una consecuencia de un hecho, está transmitiendo un valor. Así, cuando una institución escolar es consciente de este rol de orientación, entonces la educación moral se instaura en la educación y formación integral del niño.
Visto de esta manera el docente se transforma en orientador, en educador y mentor moral. Así la disciplina como forma de convivencia se transformará en disciplina moral, al tener detrás ciertos valores morales que la sostienen. Por tal razón, el objetivo ya no será por ejemplo lograr un clima de silencio en el aula, sino uno de respeto hacia el docente y entre los mismos compañeros. Podría entonces reconocerse que, un docente cumplidor de su rol de orientador, se sabe mentor moral y en consecuencia no le escapa a los conflictos morales, sino los aborda para intentar que los alumnos se hagan responsables de sus hechos y reparen el daño ocasionado.
De acuerdo con las ideas formuladas, la escuela debe saberse protagonista de la educación moral de sus alumnos, para comprometerse con esa noble tarea lo mejor posible.
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