Orintación, Adquisición Del Conocimiento.
Enviado por wendolyn.mtz • 20 de Marzo de 2014 • 403 Palabras (2 Páginas) • 194 Visitas
La conquista de una función satisfactoria dentro de un grupo de compañeros es una de las tareas a realizar por el niño en el período de desarrollo de la infancia a la adolescencia. Un fracaso en este sentido provoca un problema de gravedad para el adolescente. Los trabajos de investigación que no es menester mencionar han puesto de manifiesto ciertos hechos relacionados con los contactos del niño y de sus compañeros:
Todo niño ansia su aceptación por parte de sus amigos.
La importancia de esta aceptación va en aumento a lo largo de toda la adolescencia.
Los pre adolescentes y los adolescentes tienden a imitar a sus compañeros u a otros ligeramente mayores que ellos en algunos casos.
Los inicios de la adolescencia se caracterizan por la formación de grupos de compinches o pares, los cuales desempeñan un importante papel en la satisfacción de ciertas exigencias de los adolescentes.
Los problemas de la aceptación social, de la conquista de amigos y de su simpatía. Son una realidad auténtica que preocupa a todos los adolescentes. Al ver que sus padres no llegan a comprenderlos o no los aprecian haciéndolos objetos de sus censuras en todas sus actividades, y al no sentirse protegidos y seguros de que sus profesores habrán de prestarles la ayuda necesaria en un momento de apuro, se dirigen hacia sus compañeros en busca de ayuda y simpatía.
La madurez de los impulsos sexuales durante ese tiempo se ven seguidas por un cambio de idea entre los miembros del sexo opuesto.
De ahora en adelante, el muchacho ya no mirará a la chica como algo que le es indiferente, sino como una persona cuya simpatía hay que interesarle como sea. Este cambio de actitud es natural debido a la maduración de los impulsos y deseos sexuales.
Uno de los problemas más importantes del desarrollo adolescente es su total identificación con la función masculina o femenina.
Quienes se hallan en contacto con el mundo de los adolescentes no han de juzgarlos por su voz, su presencia o sus extravagancias, sino hay que tratar ante todo de orientarlos o corregirlos hacia la conquista de su función sexual.
Se le debe impulsar en ellos el deseo de presentarse llenos de atractivo ante los ojos de los demás del sexo contrario, de participar en actividades heterosexuales y convencerles de que toda desviación de los intereses heterosexuales merece por parte de la sociedad el calificativo de anormal.
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