Poder Comunal

intelectuales y morales. Antonio Gramsci ha señalado la importancia de construir la

hegemonía de las fuerzas revolucionarias en el proceso mismo de construcción de su poder.

Sino se construye esta hegemonía se repetirán las prácticas anteriores porque no se ha

entendido a la revolución como un proceso profundamente cultural, tan cultural que ejercer

el poder en forma horizontal, cogestionaria y autogestionaria sólo es posible si este nuevo

poder se asume como cultura, es decir, como sentido de vida que se construye entre iguales.

La hegemonía como consenso democrático no puede ser construida desde arriba, porque

ello implica subordinación. Quien detente el poder y lo ejerza como dominación nunca

alcanzará la hegemonía en el sentido de consenso democrático. Ésta sólo se logra desde el

seno de las comunidades organizadas como una construcción que se realiza entre sujetos

que se reconocen mutuamente como iguales.

El poder comunal se concibe como la facultad que tienen los sectores

históricamente subordinados para darse su propio camino, para rescatar su cultura, sus

tradiciones, para cambiar el rumbo de la economía, de la política y la sociedad. El poder

comunal es el ejercicio de la autoridad y el dominio de las clases explotadas y subordinadas

bajo la dirección política e histórica de los trabajadores. La base del poder comunal es la

más amplia y detallada autogestión y cogestión popular del proceso de producción,

distribución, circulación y consumo, es decir, se sustenta en la organización del pueblo para

crear una basta red de relaciones económicas, políticas, sociales, ideológicas, militares y

culturales contrapuestas al orden capitalista. Sin la participación popular en la toma de

decisiones, en la planificación, organización y gestión de los diversos espacios

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