Prefacio. La primera entrevista con el psicoanalista. Especificidad del Psicoanálisis.
Enviado por Trini Swinnen • 5 de Mayo de 2018 • Resumen • 1.202 Palabras (5 Páginas) • 463 Visitas
Prefacio. La primera entrevista con el psicoanalista
Doltó
- Especificidad del Psicoanálisis.
El psicoanalista permite encontrar salida a las fuerzas emocionales veladas que están en conflicto, pero el que las debe dirigir es el paciente mismo.
El psicoanálisis es un método de busca de la verdad individual más allá de los acontecimientos.
- Especificidad del Psicoanalista.
Lo que constituye su especificidad es su receptividad, su escucha. No da la razón, tampoco niega. Sin juzgar, tan sólo escucha.
Los psicoanalistas responden a nivel del fenómeno manifestado, del síntoma, mediante la utilización de dispositivos de ayuda específicos.
Para ellos, lo que importa no son los síntomas aparentemente positivos o negativos en sí mismos, no es la angustia de los padres, sino lo que un síntoma significa para el que, con tal o cual conducta, actualiza el sentido fundamental de su dinámica.
El psicoanalista intenta oír, detrás del sujeto que habla, a aquel que está presente en un deseo que la angustia autentifica y oculta a la vez. Permite que las angustias y los pedidos de ayuda de los padres o de los jóvenes sean reemplazados por el problema personal y específico del deseo más profundo del sujeto que habla.
- Las relaciones dinámicas inconscientes padres - hijos. Su valor estructurante sano o patógeno.
Donde el lenguaje se detiene, lo que sigue hablando es la conducta. Cuando se trata de niños perturbados, es el niño quien mediante sus síntomas encarna y hace presentes las consecuencias de un conflicto viviente, familiar o conyugal, camuflado y aceptado por sus padres.
El niño soporta inconscientemente el peso de las tensiones e interferencias de la dinámica emocional sexual icc de sus padres, cuyo efecto de contaminación es tanto más intenso cuanto mayor es el silencio y el secreto que se guardan sobre ellas. El niño se convierte en portavoz de los padres. Los síntomas de impotencia que el niño manifiesta constituyen un reflejo de sus propias angustias y procesos de reacción frente a las angustias de sus padres.
Esta impotencia - que es copia de la impotencia de los padres - es desplazada del nivel en que se manifiesta en el adulto al nivel de la organización libidinal precoz de la personalidad del niño, o también al nivel de la organización edípica presente en ese momento.
En la primera infancia casi siempre los trastornos son de reacción frente a dificultades de los padres, y también ante trastornos de los hermanos o del clima interrelacional del ambiente. Cuando se trata de trastornos de la segunda infancia, o de la adolescencia, y en la primera infancia no se hayan presentado perturbaciones, los trastornos pueden originarse en los conflictos dinámicos intrínsecos del niño frente a las exigencias del medio social y a las dificultades del Complejo de Edipo normal. Sin embargo, suele suceder que sus consecuencias den lugar a una reacción de angustia de los padres, impotentes o avergonzados. Entonces el niño o el joven no encuentra más seguridad en su medio social y tampoco en sus padres, y ante la incomprensión del medio surgen reacciones en cadena de decepciones mutuas, entremezcladas con angustias recíprocas y procesos defensivos.
Orígenes para las perturbaciones:
- Falta de una presencia sensata a una edad temprana
- Ausencia de una situación triangular socialmente sana
- Falta de aclaraciones verbales a preguntas implícitas o explícitas del niño: encuentra tardíamente la respuesta en un hecho traumático, que no comprende y que lo trastorna completa o parcialmente porque, al no habérselo explicado a tiempo, se siente abrumado por él.
¿Cuáles son las condiciones necesarias y suficientes que deben estar presentes en el medio de un niño para que los conflictos inherentes al desarrollo de todo ser humano puedan resolverse en forma sana? Que el niño no haya sido tomado por uno de sus padres como sustituto de una significación aberrante, incompatible con la dignidad humana.
Para que esta condición interrelacional del niño sea posible, estos adultos deben haber asumido su opción sexual genital en el sentido amplio del término - emocional, afectivo, y cultural - independientemente del destino de este niño. El medio parental sano de un niño se basa en que nunca haya una dependencia preponderante del adulto respecto del niño, y que dicha dependencia no tenga una mayor importancia emocional que la que este adulto otorga a la afectividad y a la presencia de otro adulto.
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