Psicoanalisis
Enviado por jeenlanto • 1 de Noviembre de 2012 • 639 Palabras (3 Páginas) • 249 Visitas
D) Paulatina involución de estos estados y fenómenos hasta junio de
1882, fecha de la terminación definitiva de la enfermedad.
En julio de 1880, el padre de la paciente, a quien ella amaba con
pasión, contrajo un absceso de peripleuritis que no sanó y a consecuencia
del cual murió en abril de 1881. Durante los primeros meses de esa
enfermedad, Anna se consagró al cuidado del enfermo con toda energía, y a
nadie sorprendió que se debilitara mucho. Pero poco a poco empeoró tanto
su estado de debilidad, anemia, asco ante los alimentos, que para su
máximo dolor la alejaron del cuidado del enfermo. La ocasión par ello fue
una tos intensísima, a raíz de la cual la examinó Breuer por primera vez:
Era una típica tussis nervosa. Pronto acusó una llamativa necesidad de conciencia de su mejoría, se burla del tratamiento prescrito por mi antecesor. Hacia ya
tiempo que tenía intención de sustraerse a él, pero no encontraba una fórmula cortés para
llevarlo a cabo, hasta que una observación del doctor Breuer, al que consultó una vez, le
proporcionó una salida. Viendo que parezco extrañar su relato, se asusta y me reprocha
vivamente haber cometido una indiscreción, pero se deja luego tranquilizar,
aparentemente, por mí. No ha tenido dolores de estómago, a pesar de haberlos esperado.
En la hipnosis le digo que me comunique otros sucesos más que la hayan atemorizado
duraderamente, y con igual prontitud que la vez primera me relata otra serie de ellos,
procedentes de años posteriores, afirmando de nuevo que ve con frecuencia ante sí dichas
escenas, con todos sus detalles. Teniendo quince años vio cómo se llevaban al manicomio a
una prima suya; quiso pedir auxilio, pero no pudo, y perdió la voz hasta la noche de aquel
día. Como durante el estado de vigilia suele hablarme muchas veces de manicomios y
sanatorios para enfermos mentales, la interrumpo y la invito a comunicarme otras
ocasiones de su vida en las que se haya tratado de locos. Me cuenta entonces que su madre
estuvo también algún tiempo en un manicomio. Además, tuvieron una criada que había
servido a una señora, internada después en uno de tales establecimientos, y que solía
referirle historias terroríficas a ellos referentes, tales como la de que los enfermos eran
atados a la silla y cruelmente golpeados, etc. Durante este relato, la enferma crispa sus
manos, dando muestras de espanto y denotando que ve plásticamente todo aquello de que
habla. Por mi parte, me esfuerzo en rectificar su idea de los manicomios, y le aseguro que
en adelante podrá oír hablar de estos establecimientos sin que ello suponga relación
alguna con su propia persona. Estas
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