Psicoanalisis
Enviado por christinarubia • 26 de Junio de 2013 • 1.342 Palabras (6 Páginas) • 223 Visitas
EL término narcisismo procede de la descripción clínica, y fue elegido en 1899 por Paul Näcke para
designar aquellos casos en los que individuo toma como objeto sexual su propio cuerpo y lo contempla con
agrado, lo acaricia y lo besa, hasta llegar a una completa satisfacción. Llevado a este punto, el narcisismo
constituye una perversión que ha acaparado toda la vida sexual del sujeto, cumpliéndose en ella todas las
condiciones que nos ha revelado el estudio general de las perversiones.
La investigación psicoanalítica nos ha descubierto luego rasgos de esta conducta narcisista en
personas aquejadas de otras perturbaciones; por ejemplo según Sadger, en los homosexuales, haciéndonos,
por tanto, sospechar que también en la evolución sexual regular individuo se dan ciertas localizaciones
narcisistas de la libido. Determinadas dificultades del análisis de sujeto neuróticos nos habían impuesto ya
esta sospecha, pues una de las condicione que parecían limitar eventualmente la acción psicoanalítica era
precisamente tal conducta narcisista del enfermo. En este sentido, el narcisismo no sería ya una perversión
sino el complemento libidinoso del egoísmo del instinto de conservación; egoísmo que atribuimos
justificadamente, en cierta medida a todo ser vivo.
La idea de un narcisismo primario normal acabó de imponérsenos en la tentativa de aplicar las
hipótesis de la teoría de la libido a la explicación de los demencia precoz (Kraepelin) o esquizofrenia
(Bleuler). Estos enfermos, a los que yo he propuesto calificar de parafrénicos, muestran dos característica
principales: el delirio de grandeza y la falta de todo interés por el mundo exterior (personas y cosas). Esta
última circunstancia los sustrae totalmente a influjo del psicoanálisis, que nada puede hacer así en su auxilio.
Pero el apartamiento del parafrénico ante el mundo exterior presenta caracteres peculiarísimos que será
necesario determinar. También el histérico o el neurótico obsesivo pierden su relación con la realidad, y, sin
embargo, el análisis nos demuestra que no han roto su relación erótica con las personas y las cosas. La
conservan en su fantasía; esto es, han sustituido los objetos reales por otros imaginarios, o los han mezclado
con ellos, y, por otro lado, han renunciado a realizar los actos motores necesarios para la consecución de sus
fines en tales objetos. Sólo a este estado podemos denominar con propiedad 'introversión' de la libido,
concepto usado indiscriminadament por Jung. El parafrénico se conduce muy diferentemente. Parece haber
retirado realmente su libido de las personas y las cosas del mundo exterior, sin haberlas sustituido por otras en
su fantasía. Cuando en algún caso hallamos tal sustitución, es siempre de carácter secundario y corresponde a
una tentativa de curación, que quiere volver a llevar la libido al objeto.
Surge aquí la interrogación siguiente: ¿Cuál es en la esquizofrenia el destino de la libido retraída de
los objetos? La megalomanía, característica de estos estados, nos indica la respuesta, pues se ha constituido
seguramente a costa de la libido objetal. La libido sustraída al mundo exterior ha sido aportada al yo,
surgiendo así un estado al que podemos dar el nombre de narcisismo. Pero la misma megalomanía no es algo
nuevo, sino como ya sabemos, es la intensificación y concreción de un estado que ya venía existiendo,
circunstancia que nos lleva a considerar el narcisismo engendrado por el arrastrar a sí catexis objetales, como
un narcisismo secundario, superimpuestas a un narcisismo primario encubierto por diversas influencias.
Librodot Introducción al narcisismo Sigmund Freud
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Hago constar de nuevo que no pretendo dar aquí una explicación del problema de la esquizofrenia, ni
siquiera profundizar en él, limitándome a reproducir lo ya expuesto en otros lugares, para justificar una
introducción del narcisismo.
Nuestras observaciones y nuestras teorías sobre la vida anímica de los niños y de los pueblos
primitivos nos han suministrado también una importante aportación a este nuevo desarrollo de la teoría de la
libido. La vida anímica infantil y primitiva muestra, en efecto, ciertos rasgos que si se presentaran aislados
habrían de ser atribuidos a la megalomanía: una hiperestimación del poder de sus deseos y sus actos mentales
la «omnipotencia de las ideas» una fe en la fuerza mágica de las palabras y una técnica contra el mundo
exterior: la «magia», que se nos muestra como una aplicación consecuente
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